Hay di¨¢logo, pero ?hay negociaci¨®n?
Los meses de silencio que han seguido a la reuni¨®n de la mesa de di¨¢logo empiezan a sembrar inquietud entre los defensores de un acuerdo para superar la crisis catalana
A la reuni¨®n de setiembre de 2021 de la mesa de di¨¢logo entre los gobiernos de Pedro S¨¢nchez y Pere Aragon¨¨s le ha seguido un silencio de dif¨ªcil interpretaci¨®n pol¨ªtica. Este silencio puede ser resultado de una discreci¨®n indispensable si, lejos de los focos medi¨¢ticos, alguien est¨¢ negociando algo. Pero puede ser tambi¨¦n sin¨®nimo de estancamiento si resultara que no hay negociaci¨®n alguna sobre las cuestiones susceptibles de desbloquear el conflicto.
Los indicios existentes no son alentadores. Uno de ellos lo proporcion¨® el propio gobierno de S¨¢nchez cuando pospuso para un inconcreto m¨¢s adelante la reforma del tipo penal de los delitos de rebeli¨®n y sedici¨®n. Eso significa desatender la f¨®rmula preconizada por una de las cuatro fuerzas implicadas en la negociaci¨®n, Podemos-Comunes, y entorpece la desjudicializaci¨®n del conflicto. Recordemos: hay cuatro fuerzas negociando porque se trata de dos gobiernos de coalici¨®n, de dos partidos cada uno.
Fracasos como el del proyecto de ampliaci¨®n del aeropuerto de El Prat han dejado a otra de estas fuerzas, los socialistas, sin una de sus bazas principales para crear confianza en los interlocutores durante este proceso: una reducci¨®n significativa del d¨¦ficit inversor del Estado en Catalu?a no resolver¨ªa el conflicto, pero permitir¨ªa relativizarlo un poco.
Para los independentistas resultan indicios particularmente negativos cada una de las persistentes dificultades que se alzan para el desarrollo normal del idioma catal¨¢n. A veces surgen en asuntos que dependen directamente del Gobierno de S¨¢nchez, y entonces pueden salvarse gracias a la posici¨®n de bisagra que ERC tiene en el Congreso de los Diputados, como ha sucedido en la Ley del Audiovisual. Pero otras veces estas dificultades vienen de decisiones judiciales, como est¨¢ sucediendo con la imposici¨®n de cuotas idiom¨¢ticas en la ense?anza p¨²blica en contra de lo preconizado por la legislaci¨®n catalana.
Tras la descompresi¨®n producida por los indultos de junio, los ¨²ltimos meses ofrecen un balance ambiguo en la creaci¨®n de confianza entre las partes, un elemento imprescindible para el avance en toda negociaci¨®n. Esta ambig¨¹edad se convierte en una baza para el cuarto protagonista, el socio menor de gobierno catal¨¢n, Junts, que desde el primer momento ha profetizado el fracaso de la mesa de di¨¢logo. Una baza que adquiere m¨¢s relevancia cuanto m¨¢s crece el clima preelectoral impulsado por el PP.
En el entorno de Esquerra ha trascendido, pese al cerrojazo informativo, que se ha instalado un cierto des¨¢nimo en el n¨²cleo central de los dirigentes del partido acerca del di¨¢logo en marcha. Nadie dijo nunca que la negociaci¨®n iba a ser r¨¢pida y f¨¢cil. Al rev¨¦s, el propio Aragon¨¨s lo advirti¨® tras la reuni¨®n de setiembre. Pero los republicanos confiaban en que su condici¨®n de miembros de la mayor¨ªa parlamentaria de gobierno en Espa?a les permitir¨ªa acompa?ar la negociaci¨®n de avances en las muy diversas materias que los gobiernos se traen entre manos. Esto deb¨ªa aportar credibilidad a los defensores del di¨¢logo y al di¨¢logo en s¨ª mismo. Pero, ahora mismo, esta esperanza amenaza con derivar en frustraci¨®n.
Mientras los meses transcurren sin avances a la vista, lo que si se insin¨²a es que durante el a?o en curso puedan producirse acontecimientos perturbadores de dif¨ªcil manejo. Por ejemplo: una cosa ser¨ªa si los exiliados, es decir, el expresidente Carles Puigdemont y sus acompa?antes, son conducidos a Madrid esposados y otra ser¨ªa si aterrizan en El Prat como fruto de una decisi¨®n judicial europea a su favor. Pero tambi¨¦n ser¨ªa distinto y muy positivo para la negociaci¨®n que pudieran regresar a Barcelona como resultado de un acuerdo pol¨ªtico y un cambio legislativo. El tiempo escasea, el ritmo lento es un riesgo. Y esto causa m¨¢s inquietud.
Otro elemento desalentador para los republicanos es la ausencia de propuestas para afrontar el conflicto de fondo. Algunos de ellos piensan que, as¨ª como en octubre de 2012 el jurista Francisco Rubio Llorente expuso una f¨®rmula a su juicio perfectamente constitucional para celebrar un refer¨¦ndum en Catalu?a, ahora se echa en falta propuestas que permitan abrir horizontes a los independentistas.
Asumido que con Catalu?a dividida en dos mitades nada van a avanzar a corto plazo, la cuesti¨®n ser¨ªa para ellos consensuar en la mesa de di¨¢logo un marco pol¨ªtico al estilo, por ejemplo, del definido por la ley de claridad canadiense. Dicho de otro modo: condiciones, calendarios, procedimientos, propuestas de reformas. No ya para la independencia, ni para un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, sino para sustituir por otra m¨¢s flexible la imperante interpretaci¨®n constitucional que cierra todo horizonte al soberanismo. Aire para moverse con una m¨ªnima comodidad en un marco plurinacional. Algo as¨ª no debiera ser muy dif¨ªcil
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