La temporada de verano en la costa fuerza el realojo de refugiados ucranios
Entidades de acogida en el Mediterr¨¢neo espa?ol advierten de que miles de desplazados por la guerra en Ucrania deber¨¢n encontrar un nuevo alojamiento en junio
La incertidumbre y la angustia son el pan de cada d¨ªa para los refugiados de una guerra, tambi¨¦n para los que esperan retornar a su pa¨ªs contemplando cada ma?ana el Mar Mediterr¨¢neo desde el balc¨®n de un hotel. Miles de familias ucranias amparadas por el sistema de acogida espa?ol en la costa mediterr¨¢nea esperan con incertidumbre otro posible cambio de domicilio: la temporada tur¨ªstica de verano les obliga a volver a la carretera. La Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR) y organizaciones de ucranianos en la costa catalana, valenciana y andaluza confirman que algunos realojamientos ya han empezado porque en junio empieza la temporada alta vacacional.
El Ministerio del Interior ha concedido 110.033 resoluciones de protecci¨®n temporal a personas ucranias desplazadas por la guerra. De estas, unas 24.000 residen en plazas temporales del programa de acogida. El Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones no especifica datos de ning¨²n tipo a EL PA?S, pero varias fuentes de entidades de atenci¨®n a refugiados indican que las habitaciones tur¨ªsticas podr¨ªan ser la mitad del total. La mayor¨ªa se concentran en las provincias de la costa mediterr¨¢nea de Catalu?a, Comunidad Valenciana y Andaluc¨ªa porque es donde m¨¢s plazas hoteleras disponibles hab¨ªa cuando estall¨® la guerra.
El principal problema es que estas habitaciones y apartamentos tur¨ªsticos, que estaban disponibles en los meses de invierno y primavera, ya contaban con reservas de verano previas a la invasi¨®n rusa, al pasado 24 de febrero, seg¨²n explica ?liva D¨ªez, coordinadora estatal de acogida de la CEAR. D¨ªez y varias fuentes del sector hotelero en Catalu?a consultadas para este art¨ªculo aseguran que el precio que se paga por habitaci¨®n es lo suficientemente elevado como para mantener durante el verano a las familias ucranias, pero que hay compromisos previos a la guerra. ¡°La llegada de familias ucranias fue inesperada, no est¨¢bamos preparados, y de la noche a la ma?ana se tuvieron que encontrar alternativas¡±, resume D¨ªez.
En la recepci¨®n del hotel Esplai de Calella (Barcelona) se improvis¨® el pasado lunes un encuentro entre diez madres de familia para decidir qu¨¦ hacer si la Cruz Roja las trasladaba a otras regiones. Seg¨²n las mujeres, en el Esplai hay 70 ucranianos residiendo, pocos en comparaci¨®n con el medio millar que hab¨ªa a principios de abril. La direcci¨®n del hotel no quiso explicar los motivos de un posible traslado de estas personas alegando que la Cruz Roja, su cliente, no les autoriza a ello. El director del hotel advirti¨® a las mujeres de que sin el permiso de la Cruz Roja no pod¨ªan hablar ni permitir ser fotografiadas por los periodistas, pese a haber dado su consentimiento. Estas mujeres pidieron al periodista, tras la advertencia, que no fueran mencionados sus apellidos. ¡°Tenemos miedo a que la Cruz Roja nos saque de aqu¨ª por lo que podamos decir¡±, afirm¨® Natalia, madre de dos ni?os y originaria de Zaporiyia, provincia ucrania en el frente oriental del conflicto. Cruz Roja es la principal entidad responsable de la gesti¨®n del programa p¨²blico de acogida para los huidos de la guerra.
La mayor¨ªa de los desplazados ucranios con opciones de ser realojados no quiere cambiar de localizaci¨®n porque tanto las madres como sus hijos ya hab¨ªan empezado a establecerse en el lugar, seg¨²n confirman la decena de personas consultadas en las provincias de Barcelona, Tarragona, M¨¢laga y Alicante. Olesia, del grupo de madres del hotel Esplai, mostraba un v¨ªdeo de un albergue en Galicia enviado por una compa?era suya del hotel que hab¨ªa sido reubicada all¨ª por Cruz Roja. En el v¨ªdeo aparec¨ªan dos familias compartiendo unas literas. ¡°No pedimos vivir en un hotel de tres estrellas como el Esplai y en el que nos tratan tan bien, s¨ª pedimos un espacio privado, estabilidad, aprender espa?ol y una vida independiente¡±, dice Olesia.
Falta de informaci¨®n
La visita de los periodistas de EL PA?S en el hotel Esplai fue tensa. El director del Bon Rep¨®s, otro hotel vecino de Calella que acoge a desplazados ucranios, se person¨® para insistir en que, sin la autorizaci¨®n de la Cruz Roja, ni los refugiados ni los hoteleros pod¨ªan hablar con medios de comunicaci¨®n. Para demostrarlo, llamaron a una supuesta representante de Cruz Roja que a trav¨¦s del tel¨¦fono aseguraba que no pod¨ªan hacer declaraciones a periodistas. El departamento de comunicaci¨®n de Cruz Roja afirma que los ucranianos tienen plena libertad para hablar con quien consideren oportuno. Sobre las fotograf¨ªas consentidas dentro de los hoteles, el equipo de prensa de la Cruz Roja indica que la prioridad es no permitirlas, aunque la decisi¨®n final es de los hoteleros. Los hoteleros replican que la decisi¨®n es de Cruz Roja.
Cruz Roja no quiere hacer valoraciones sobre el realojamiento de refugiados e insta a los periodistas a dirigirse al Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones. El Ministerio del que es titular Jos¨¦ Luis Escriv¨¢ dice no tener cifras sobre refugiados ucranios en plazas tur¨ªsticas, tampoco comenta los posibles cambios de ubicaci¨®n. Olga Kovlakova, propietaria de una empresa de eventos en Kiev, residente en el hotel Mont-Palau de Pineda de Mar (Barcelona), lamenta que las decenas de familias ucranias que viven all¨ª ¡°se preguntan cada d¨ªa si ma?ana las enviar¨¢n a otro lado¡±. ¡°Cruz Roja no da informaci¨®n¡±, a?ade Kovlakova. Unas 200 personas, seg¨²n la hu¨¦sped Tatiana Stubchevska, viven en el Mont-Palau.
Unos veinte miembros de la comunidad del Mont-Palau ensayan cada tarde en un colegio para actuar en un concierto de coral que dar¨¢n el pr¨®ximo fin de semana. De todos los miembros de la coral, ninguno quiere irse lejos de Barcelona. La mayor¨ªa alegan que en la capital catalana es m¨¢s f¨¢cil encontrar empleo, o que tienen cerca a conocidos y allegados. ¡°Todos quieren vivir cerca del mar, o de Barcelona y Madrid, pero deben entender que est¨¢n bajo protecci¨®n de la Cruz Roja, y que en la fase cero de acogida, tienes que ir a donde te indiquen¡±, explica Anastasia Chornohuz, representante de la Asociaci¨®n de Ucranios de Salou (Tarragona).
Chornohuz confirma que ya hay compatriotas que han sido trasladados de Salou a Madrid, Valencia y Oviedo, y concede que el aumento del precio de las habitaciones en verano es un problema porque Cruz Roja no puede asumir, por ejemplo, pernoctaciones de hotel a 100 euros. Anna Shkalenko, presidenta de la Asociaci¨®n de Amigos de Ucrania en Alicante, apunta que, de las 500 personas que ha atendido su entidad en esta provincia, un grupo de 100 que fueron instaladas en un albergue, tienen que dejar el lugar a finales de junio. Adem¨¢s, medio centenar de familias alojadas en apartamentos tur¨ªsticos tienen que abandonarlos en el pr¨®ximo mes porque sus propietarios necesitan los ingresos de la temporada alta. ¡°Mucha gente tendr¨¢ que encontrar una vivienda en breve. Nosotros aconsejamos que busquen en municipios lejos de la costa¡±. Desde la Asociaci¨®n Mayd¨¢n M¨¢laga calculan que la mayor¨ªa de los que est¨¢n en instalaciones hoteleras deber¨¢n cambiar de residencia en junio pese a que algunas mujeres ya hab¨ªan encontrado trabajo en la provincia.
D¨ªez subraya que el sistema de acogida est¨¢ centralizado por el Gobierno y esto supone que en la primera fase de acogida, los refugiados que aceptan entrar en el programa de protecci¨®n temporal deben ir a donde se les indique. La representante de la CEAR subraya que los refugiados ucranianos, a diferencia de otros colectivos desplazados, tienen un estatus de protecci¨®n que les permite desplazarse libremente por la Uni¨®n Europea. Es por eso, indica Chornohuz, que en la provincia de Tarragona est¨¢n detectando personas que salen del programa de acogida para irse a Alemania, Noruega o a Irlanda, pa¨ªses donde pueden aplicar para m¨¢s ayudas.
Schkalenko estima que han vuelto a Ucrania un 20% de los desplazados que hab¨ªan llegado a Alicante. D¨ªez apunta que la mayor¨ªa de los que se han ido de Espa?a se han trasladado a Polonia, cerca de su pa¨ªs, a la espera del desenlace de la guerra. Svitlana Slinko y su prima Yulia residen con sus hijos en el hotel Bon Rep¨°s de Calella. El lunes volv¨ªan con una receta del m¨¦dico para uno de sus hijos, una prescripci¨®n que el personal de Cruz Roja en Bon Rep¨°s validar¨ªa para recoger el medicamento en la farmacia. Las dos madres quieren volver a Ucrania, pero no creen que sea pronto: son de Saltivka, uno de los barrios de J¨¢rkov m¨¢s castigados por las bombas rusas. Su voluntad es quedarse en Calella porque es donde sus hijos han empezado a hacer amigos y a estudiar.
Lo que no quieren Svitlana y Yulia es seguir los pasos de otros que han sido realojados: afirman que del Bon Rep¨°s, 15 familias de su hotel han sido trasladadas a Malgrat de Mar, cinco a Galicia y 15 a Granada. Algunos se han ido a Alemania e incluso los hay que han salido del programa de acogida. El director del Bon Rep¨°s no especifica las razones de la salida de estas familias de su hotel porque Cruz Roja no lo permite.
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