La pandemia y la presi¨®n policial dejan bajo m¨ªnimos el ¡®top manta¡¯ en Barcelona
En 2019 hab¨ªa m¨¢s de 700 vendedores ambulantes en la capital catalana, de los que apenas quedan 30 seg¨²n la Guardia Urbana
Como el d¨ªa y la noche en apenas unos meses. La pandemia y la acci¨®n policial han hecho descender el n¨²mero de manteros en Barcelona, hasta el punto de que im¨¢genes como la de la explanada del paseo Joan de Borb¨® o la entrada de la estaci¨®n de plaza Catalu?a convertidos en zocos ya est¨¢n pr¨¢cticamente olvidadas. Cuando Ada Colau lleg¨® a la alcald¨ªa de Barcelona en 2015, la venta ilegal se convirti¨® en la tormenta perfecta contra los Comunes. El fen¨®meno sirvi¨® como excusa para cuestionar las pol¨ªticas de seguridad del nuevo consistorio. Por un lado, los comerciantes y vecinos protestaban por la inacci¨®n de los agentes. Por otro, los propios polic¨ªas de la Guardia Urbana recelaban de sus nuevos jefes pol¨ªticos. Los agentes no acababan de fiarse del partido de la alcaldesa, que criticaba a la polic¨ªa local, les acusaba de torturas, ped¨ªa a los abogados de la Guardia Urbana que no pidieran el ingreso en prisi¨®n de los manteros que hab¨ªan herido a agentes e, incluso, hab¨ªan anunciado en el programa electoral que suprimir¨ªa la unidad antidisturbios de la polic¨ªa local. El top manta se convirti¨® en un problema de convivencia y en una ocupaci¨®n del espacio p¨²blico por parte de un colectivo que superaba los 700 manteros. Cualquier movimiento policial o de los servicios sociales del Consistorio era fuente de cr¨ªticas tanto de rivales como de los propios votantes de Colau.
Para solucionar el problema hubo varios estadios policiales. Hubo momentos de inacci¨®n de los agentes, otros en que se regaban con agua los espacios para evitar que se colocaran los manteros. Tambi¨¦n hubo acuerdos entre el Ayuntamiento y los Mossos d¡¯Esquadra para que la polic¨ªa auton¨®mica colocara los dispositivos antiterroristas, precisamente, en los lugares donde estaban los manteros, sobre todo en el paseo Joan de Borb¨®. Los agentes, armados hasta los dientes, consegu¨ªan que los manteros vendieran en otros lugares. El Consistorio cre¨® una cooperativa de manteros para intentar ofrecerles una salida laboral. Algunos se formaron como pescaderos, otros dise?aron ropas o ejercieron como controladores de accesos para eventos. En otras ¨¦pocas no hubo una total descoordinaci¨®n policial y en otras ocasiones la Guardia Urbana se esmer¨®, a base de dispositivos costantes, en perseguir a los 700 manteros que recorr¨ªan la ciudad huyendo de los agentes o enfrent¨¢ndose a ellos. Hoy poco queda de las decenas de vendedores ilegales. De hecho, fuentes de la Guardia Urbana aseguran que no hay m¨¢s de 30 manteros en activo.
¡°Las im¨¢genes que podemos extraer de las diferentes c¨¢maras del metro nos dicen que hay entre 20 y 30 manteros. No hay m¨¢s y siempre son los mismos. Eso lo hemos conseguido gracias a la continua presi¨®n policial¡±, explican fuentes de la polic¨ªa local barcelonesa.
Las multas a los manteros y lateros por vender en la v¨ªa p¨²blica se desplomaron durante la pandemia. En 2020 la Guardia Urbana impuso 16.761 multas, un 68,3% menos que en 2019 (52.880). Todav¨ªa no se ha hecho el balance de las multas de este a?o, pero todo apunta a que las cifras de 2019 tardar¨¢n en alcanzarse.
Antes de la pandemia era tal la presi¨®n de los vendedores ambulantes que varias entidades de vecinos y comerciantes se constituyeron en la Plataforma de Afectados por el Top Manta. Una de las asociaciones que formaron parte era Amics de la Rambla. Ferm¨ª Villar es el presidente de esta entidad que aglutina comercios y vecinos del paseo m¨¢s ic¨®nico de Barcelona. Villar asegura que el fen¨®meno de top manta ha quedado reducid¨ªsimo. ¡°El Ayuntamiento al final se lo ha tomado en serio. Ahora a veces hay conatos de mercadillos ilegales en algunas partes de la Rambla pero r¨¢pidamente se dispersan. Curiosamente en otros municipios costeros s¨ª que hay manteros pero en Barcelona el top manta de camisetas y otras imitaciones no hay. S¨ª que hay un exceso de pareos, mojitos, imanes y suvenires de un euro en la playa o en algunos puntos tur¨ªsticos¡±.
Lamine Saar es mantero y portavoz del autodenominado Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona. Reconoce que se ha reducido mucho el n¨²mero de vendedores ambulantes. ¡°Los manteros somos n¨®madas y normalmente la venta no era nuestra primera actividad. Con la pandemia dej¨® de tener sentido vender porque no hab¨ªa turistas. Muchos nos fuimos a recoger chatarra, otros a las temporadas agr¨ªcolas¡±, reconoce. Saar mantiene que a la venta ambulante ha quedado herida debido a tres factores: ¡°la pandemia, la represi¨®n policial y la falta de turistas¡±. A¨²n as¨ª, no coincide con la Guardia Urbana en que la reducci¨®n de manteros venga provocada exclusivamente por la actividad policial: ¡°La represi¨®n no tiene que ver con la subida o bajada de vendedores. De hecho, en la ¨¦poca con m¨¢s presi¨®n policial no dej¨® de subir el n¨²mero de manteros¡±.
La jefatura de la Guardia Urbana actual no niega que en alg¨²n momento hubiera confusiones en cuanto a la manera de actuar contra la venta ambulante pero advierten que la ¨²nica manera de erradicar el fen¨®meno ha sido mediante ¡°la presi¨®n continua¡±. La polic¨ªa local sabe que no tiene que bajar la guardia ya que el fen¨®meno puede dispararse con la esperada llegada de turistas este verano.
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