?Reducir el n¨²mero de cruceros en Barcelona? En Florida lo ven marciano
Cruceristas de visita en la capital catalana se posicionan a favor y en contra de la propuesta de Colau de regular el turismo mar¨ªtimo
Los toboganes de la piscina del Norwegian Epic sobresalen a 65 metros de altura, bajo las chimeneas humeantes. Este crucero de bandera noruega, con capacidad para 4.100 pasajeros y con rutas por el Mediterr¨¢neo a partir de 700 euros, es uno de los tres gigantes del turismo mar¨ªtimo que estaban amarrados el domingo en el Puerto de Barcelona. Taxis y furgonetas negras trasladaban sin cesar a las tripulaciones listas para la pr¨®xima salida de otro marat¨®n de puertos mediterr¨¢neos. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quiere poner coto a estas visitas.
La familia Leland se tomaba con calma su ¨²ltimo d¨ªa en Barcelona. Sentados en un banco frente a la Pedrera, estos visitantes de Florida (Estados Unidos), partieron de Barcelona hac¨ªa nueve d¨ªas. Regresaron el viernes y pasaban el fin de semana en la ciudad entre asistentes al Primavera Sound con cara de resaca y peruanos venidos de toda Espa?a para ver jugar a su selecci¨®n, que disputaba un amistoso en el estadio del Espanyol. Era el segundo crucero de los Leland zarpando desde Barcelona, el anterior fue hace doce a?os. El padre, preguntado por las pegas que ponen sectores concienciados con el impacto medioambiental de este turismo, respond¨ªa sorprendido: ¡°En Florida estas cuestiones ni se plantean. Yo de ustedes no pondr¨ªa l¨ªmites a los cruceros, ustedes viven bien, y es gracias al dinero del turismo¡±.
Colau envi¨® una carta el pasado mayo al presidente de la Generalitat, a la ministra de Transportes y al presidente del Puerto de Barcelona inst¨¢ndoles a regular un sector que en la capital catalana es, en su opini¨®n, ¡°totalmente insostenible¡±. Steve Alley, de Colorado (Estados Unidos), reci¨¦n retornado con su familia de un crucero, quitaba hierro al asunto de la contaminaci¨®n: ¡°En el barco no se tira nada por la borda, y los desechos los guardan en el barco. ?De qu¨¦ contaminaci¨®n hablan?¡±. ¡°Adem¨¢s¡±, apuntaba Alley, ¡°esta ciudad depende del turismo, si lo hacen, muchas empresas cerrar¨¢n¡±.
El escritor David Foster Wallace, en uno de sus reportajes m¨¢s c¨¦lebres, Algo supuestamente divertido que nunca volver¨¦ a hacer, lo interpret¨® de esta manera: ¡°No es fortuito que estos barcos sean todos tan blancos y est¨¦n tan limpios, est¨¢n hechos para representar el triunfo calvinista del capitalismo y la industria sobre la fuerza primaria y decadente del mar¡±.
Para Alley, la contaminaci¨®n ser¨ªa igual si hubieran viajado en coche o en avi¨®n ¡ªpara desplazarse a Barcelona tambi¨¦n cogieron un avi¨®n. Un estudio publicado en 2021 por la revista Marine Pollution bulletin conclu¨ªa que la energ¨ªa que requiere pasar una noche en un crucero es 12 veces superior a la necesaria para dormir en un hotel y que, en un d¨ªa, un crucero emite tanto di¨®xido de carbono como 12.000 coches. Otro estudio de aquel a?o, de la Universitat Rovira i Virgili, establec¨ªa en solo el 3% la contaminaci¨®n que sufre Barcelona vinculada a estas embarcaciones.
Los Alley contemplaban maravillados la Casa Batll¨® del Paseo de Gracia en su ¨²ltima jornada en Barcelona. Tambi¨¦n hab¨ªa quien se mostraba cr¨ªtico con el turismo mar¨ªtimo. Era el caso de las belgas Luisa y Ade, amigas y jubiladas de ruta por Espa?a. Dec¨ªan estar ¡°totalmente en contra de los cruceros¡± porque su ciudad, Amberes, est¨¢ saturada de grandes barcos que llegan hasta el centro urbano, seg¨²n su testimonio.
¡°?Aunque Ade es culpable!¡±, espet¨® Luisa a su amiga: ¡°Ella estuvo en Barcelona una vez con un crucero, ?adm¨ªtelo!¡±. Ade reconoci¨® que no solo lo hab¨ªa hecho una vez, sino dos. ¡°Lo mejor es poder visitar tantos lugares, desde Estambul a Roma¡±. ?Y lo peor? Ade no recordaba nada negativo de la experiencia.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.