Administraciones fallidas
El tejido asociativo local de Badalona ha evitado que tres familias, con ocho hijos menores de 12 a?os, se quedaran sin vivienda y con sus enseres en la calle
Un total de 2.410 familias han sido desahuciadas de sus hogares en Catalu?a en el primer trimestre de este a?o, seg¨²n datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Catalu?a tiene nuevamente el dudoso honor de seguir liderado el ranking de toda Espa?a. En este contexto, administraciones como la Generalitat surfean con escasa convicci¨®n pol¨ªtica sobre el problema. Tampoco ayuda la catastr¨®fica gesti¨®n del banco malo o Sareb a la hora de administrar su parque de viviendas, que ya ha costado al contribuyente un incremento de la deuda en 35.000 millones de euros y ha aumentado en 14.000 millones el d¨¦ficit p¨²blico.
El caso es que recae sobre los ayuntamientos la responsabilidad inmediata de hallar soluciones. Algunos gobiernos municipales, como el de Barcelona, ensayan pol¨ªticas en este sentido. Otras ciudades catalanas, en cambio, se revelan en su quehacer diario como administraciones fallidas. Badalona, la cuarta poblaci¨®n de Catalu?a, es un ejemplo de ello. Gobierne la derecha montaraz de Xavier Garc¨ªa Albiol ¨Cque es sorda a estos problemas¨C o la m¨¢s receptiva coalici¨®n actual, que agrupa desde los socialistas a Junts per Catalunya pasando por ERC y los comunes, la acci¨®n municipal es v¨ªctima de la rigidez burocr¨¢tica.
Esta semana han sido nuevamente organizaciones del tejido asociativo local las que, anticipando de su propio bolsillo el pago de albergues, han evitado que tres familias con ocho hijos menores de 12 a?os se quedaran sin vivienda y con sus enseres en la calle. El caso m¨¢s lacerante de todos los vividos en los ¨²ltimos d¨ªas es el de F., una mujer marroqu¨ª de 40 a?os, v¨ªctima de violencia machista, que viv¨ªa hasta el pasado lunes en el barrio de Llefi¨¤. Tiene tres hijos: la mayor de 13 a?os, la menor de dos. Malos tratos, agresiones y abusos sexuales eran una moneda tan com¨²n en la vida de esta mujer, que, a pesar de no hablar apenas castellano, present¨® una denuncia contra su pareja. Luego, asustada, quiso retirarla. Pero la gravedad de los hechos y las evidencias eran tales que fiscal¨ªa mantuvo la acusaci¨®n contra el marido.
El pasado lunes, F. fue desahuciada de su piso. Se trataba de un contrato de alquiler con un particular ¨Cno un gran tenedor¨C y hab¨ªa poco que objetar al procedimiento. La burocracia del Ayuntamiento de Badalona no hab¨ªa previsto nada, a pesar de los informes de los servicios sociales al respecto. Las plataformas solidarias se pusieron en marcha en cuanto tuvieron conocimiento de la situaci¨®n a trav¨¦s del colegio de los hijos. El Ayuntamiento en un primer momento le propuso a F. que fuera a vivir con su hermano, lo que supon¨ªa m¨¢s un peligro que una oportunidad, habida cuenta del habitual papel coercitivo de la familia de una mujer musulmana que ha osado denunciar a su marido. El caso es que Badalona Acull ¨Cque agrupa desde C¨¢ritas hasta organizaciones como la plataforma Sant Roc Som Badalona¨C hizo la tarea de suplencia. El Ayuntamiento no respir¨® ni movi¨® ficha hasta pasados tres d¨ªas, cuando ante la presi¨®n social, anunci¨® la b¨²squeda de soluci¨®n.
Badalona ha tenido gobiernos de todos los colores, pero la mara?a burocr¨¢tica hace tan dif¨ªcil a veces distinguirlos como hacerlo en plena oscuridad entre un hilo blanco y uno negro, seg¨²n los c¨¢nones cor¨¢nicos.
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