La suspensi¨®n de Laura Borr¨¤s abre el debate sobre el futuro de Junts

El melodrama de la suspensi¨®n de Laura Borr¨¤s como diputada y, por tanto, como presidenta del Parlamento catal¨¢n fue la prueba del algod¨®n de la existencia del borrasismo. A nivel ideol¨®gico, sociol¨®gico y, tal vez el m¨¢s trascendente ahora, el pol¨ªtico. La nueva m¨¢rtir del independentismo m¨¢s ortodoxo ya no puede acceder a la tribuna que le daba su esca?o, pero sigue siendo la presidenta de Junts per Catalunya, la tercera fuerza pol¨ªtica en la C¨¢mara. El foco ahora se traslada a si la l¨ªder usar¨¢ la formaci¨®n para exhibir su resistencia y denuncia contra lo que considera una consecuencia m¨¢s de la ¡°represi¨®n¡± contra el independentismo o si se imponen quienes defienden pasar p¨¢gina y centrarse, por ejemplo, en remontar en las elecciones municipales del pr¨®ximo a?o.

Laura Borr¨¤s es a todos los efectos presidenta de Junts per Catalunya, una formaci¨®n con unos 6.000 afiliados; que ocupa la mitad de cargos de la primera l¨ªnea de la Generalitat y con m¨¢s alcaldes (especialmente en pueblos peque?os). Y hasta ahora, sus copartidarios no la han dejado sola en p¨²blico. No solo en las fotos, tampoco en el papel. Hace un par de semanas, el partido de Carles Puigdemont cambi¨® la ponencia pol¨ªtica para dejar claro que la expulsi¨®n de las filas de uno de sus miembros solo puede ocurrir si hay una sentencia firme por un caso relacionado por corrupci¨®n. Y ni eso: deja la puerta abierta, a la medida, para que una comisi¨®n de garant¨ªas investigue si el fallo puede enmarcarse dentro de un episodio de lawfare (persecuci¨®n judicial).

El debate sigue a nivel interno, pero de momento se ha decidido que no se har¨¢ ning¨²n movimiento en la composici¨®n de la Mesa del Parlament para que la vicepresidencia primera recaiga en Junts. Esa era la ¨²nica manera de recuperar el liderazgo interino de la segunda instituci¨®n de Catalu?a. ¡°Ellos lo guisaron, ellos se lo comen¡±, resum¨ªa un alto cargo del partido el pasado viernes. Sin embargo, la decisi¨®n tiene m¨¢s que ver con desgastar a ERC que con apoyar a Borr¨¤s. Todo, con la mirada puesta en las pr¨®ximas elecciones municipales, donde los pron¨®sticos no son muy buenos para Junts y donde los republicanos quieren poner toda la carne en el asador.

¡°?Qu¨¦ candidato querr¨¢ a Laura Borr¨¤s en uno de sus m¨ªtines? Dir¨ªa que pocos¡±, augura otro l¨ªder de Junts. La presidenta suspendida hab¨ªa sido un mal necesario como candidata y azote de los republicanos, pero ahora hay sectores que creen que solo le queda el camino de salida. Era verdad que podr¨ªa haber causado un cisma en la renovaci¨®n tras el paso al lado de Puigdemont y, por eso, el ala de Jordi Turull hizo muchas concesiones. Pero, en la pr¨¢ctica, en todas las votaciones clave ha sido el rodillo del turullismo el que se ha impuesto y le ha recordado que su papel tiene un punto decorativo.

¡°Estamos tranquilos porque sabemos que el Govern est¨¢ a salvo¡±, tercia un alto cargo del Ejecutivo aut¨®nomo, cuya prioridad ahora son los nuevos Presupuestos. Si Borr¨¤s propusiera un boicot, los resortes est¨¢n preparados para frenarlo. ¡°Se podr¨ªa entender una consulta interna para acabar con el Gobierno si el balance de aplicaci¨®n de medidas fuera muy malo, pero no para apoyarla [a Borr¨¤s]¡±, a?ade un alto cargo institucional de Junts. Los detractores de la presidenta suspendida creen que cuando se celebre el juicio, muchas cosas quedar¨¢n claras y se podr¨¢ pasar p¨¢gina con facilidad.

Sin el poder del partido, el borrasismo es muy d¨¦bil. Mientras avanzaba la causa en su contra por trocear contratos p¨²blicos para supuestamente favorecer a un amigo, la ya suspendida presidenta de la C¨¢mara catalana opt¨® por subir los decibelios a su argumento de que se trataba de un episodio m¨¢s de la ¡°represi¨®n¡±. Un discurso encendido, en el que todo el que lo cuestionara autom¨¢ticamente se convert¨ªa en el enemigo, y que en su entorno cre¨ªan que ayudaba a ganar adeptos.

En su equipo volvieron a meter la pata en la misma trampa sociol¨®gica en la que ya hab¨ªan ca¨ªdo en las pasadas elecciones: el apoyo no se puede medir solo a punta de tuits. Unas 300 personas, la medida del borrasismo sociol¨®gico, se concentraron el pasado viernes a las puertas del Parlament para mostrarle su apoyo. Hubo gritos xen¨®fobos contra una diputada de origen marroqu¨ª de ERC, se acus¨® a la prensa catalana de manipuladora y Borr¨¤s se fue en el ¨²ltimo viaje en coche oficial, sola, al grito de ¡°no est¨¢s sola¡±.

El ¨²ltimo discurso con el que recibi¨® la decisi¨®n de la Mesa de aplicarle el art¨ªculo 24.5 del reglamento es un resumen del borrasismo ideol¨®gico. El reglamento se modific¨® en 2017 y la CUP oblig¨® a Junts pel S¨ª (donde estaban ERC y la entonces Converg¨¨ncia) a aceptar que se suspendiera el esca?o a un diputado o diputada cuando se le abriera juicio oral por un delito relacionado con la corrupci¨®n. Consideraban que era una etapa procesal en la que ya era posible tener argumentos para dar ese paso, a?adiendo un plus de ejemplaridad y protegiendo a la instituci¨®n de tener condenados en sus esca?os. Los anticapitalistas aprovecharon una de las votaciones claves del proc¨¦s para hacer la modificaci¨®n.

Borr¨¤s hizo una intervenci¨®n con verdades a medias y alguna mentira y se?al¨® directamente al resto de miembros de la Mesa del Parlament como culpables. ¡°Esos cinco diputados, de Esquerra, la CUP y el PSC, tienen nombres y apellidos¡±, espet¨® el jueves. ¡°Hoy no han venido vestidos de diputados, han venido vestidos de jueces¡±, a?adi¨® para decirles ¡°hip¨®critas¡± en otro momento. Pas¨® de puntillas por el hecho de que fuera la misma C¨¢mara la que en su d¨ªa se autoimpusiera un baremo legal; neg¨® que la prevaricaci¨®n pueda ser entendida como un delito de corrupci¨®n y dijo que la contrarreforma que buscaba cambiarlo (y de la que nunca se desmarc¨®, por un evidente conflicto de intereses) no hab¨ªa sido promovida por ella.

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