Junts per Catalunya y los mariachis
Incapaces de leer que los tiempos han cambiado, y con ellos, las prioridades de los catalanes, Junts sigue pensando que puede volver a desestabilizar todas las instituciones sin que ello le penalice
Los directores de muchos institutos de secundaria catalanes han puesto el grito en el cielo porque se est¨¢n quedando sin presupuesto para pagar la luz. A muchos de ellos se les ha triplicado la factura este a?o y las previsiones de fondos, cerradas con meses de antelaci¨®n, no alcanzan para todo. El Departamento de Educaci¨®n de la Generalitat asegura que trabaja intensamente para buscar una salida. Pero la m¨²sica que emite desde hace muchos meses la primera instituci¨®n catalana y los dos partidos que en ella habitan no invita precisamente a pensar que la factura de la luz de sus institutos sea una gran prioridad.
Hace mucho que los catalanes esperan entre poco y nada de sus gobernantes. A lo sumo, aspiran a que no estorben. La mayor parte de los ciudadanos incluso tiene problemas para identificar exactamente a qui¨¦n exigir responsabilidades cuando las cosas se tuercen. Y es que, tras cinco elecciones auton¨®micas en apenas 11 a?os, solo uno de cada tres catalanes es capaz de acertar cuando se le pregunta por los partidos que forman parte del Gobierno catal¨¢n, seg¨²n la ¨²ltima encuesta oficial de la Generalitat.
No es extra?o, pues, que Esquerra Republicana y Junts per Catalunya puedan permitirse el lujo de mantener en la cuerda floja su Gobierno desde que el pasado verano Junts anunciara una consulta a su militancia sobre su permanencia en el Ejecutivo. El partido heredero de Converg¨¨ncia ¡ªque un d¨ªa represent¨® ley y orden y hoy ejemplifica el caos¡ª amenaza desde entonces, d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n, con todo tipo de maniobras desestabilizadoras si el Ejecutivo de Pere Aragon¨¨s no vuelve a poner la directa hacia una independencia expr¨¦s que hace ya cinco a?os se demostr¨® inviable.
De poco ha servido que Pere Aragon¨¨s y Esquerra Republicana hayan intentado que la trituradora del proc¨¦s no oculte en el debate de pol¨ªtica general de esta semana sus bienintencionadas medidas para ayudar con 100 euros a las familias en la vuelta al cole o a aumentar las ayudas al alquiler. El espect¨¢culo de la destituci¨®n de todo un vicepresidente de la Generalitat, puesto de patitas a la calle en plena noche y arropado solo por unos pocos dirigentes de su partido, denota que la normalidad dista mucho de instalarse en la pol¨ªtica catalana.
El colmo para los partidos independentistas es que el triste espect¨¢culo de los ¨²ltimos d¨ªas se superpone con los fastos de la conmemoraci¨®n de lo que sorpresivamente siguen reivindicando como un gran hito de la democracia, el fallido refer¨¦ndum del 1 de octubre de 2017. Incapaces de leer que los tiempos han cambiado, y con ellos, las prioridades de los catalanes, Junts sigue pensando que puede volver a desestabilizar todas las instituciones sin que ello le penalice y con ej¨¦rcitos de seguidores aplaudi¨¦ndoles en las calles. La diferencia es que ya muy pocos aguardan hasta altas horas de la noche para aplaudir sus haza?as. Apenas tres personas se acercaron el jueves hasta la sede del partido para interesarse por sus desdichas. Y eran un grupo de mariachis.
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