Renunciar a la pol¨ªtica
La t¨®nica de la batalla entre los partidos independentistas es que, pase lo que pase, la responsabilidad pueda atribuirse al otro
El ¨²ltimo set (hasta el momento) de esta inacabable partida de ping-pong que juegan Junts y ERC empez¨® la tarde de la ¨²ltima Diada, cuando los consejeros de Junts participaron en una manifestaci¨®n que acab¨® al grito de ¡°Govern, dimissi¨®¡±. Dejando de lado la flagrante contradicci¨®n en la que incurr¨ªan los miembros del mismo gobierno al que se le exig¨ªa la renuncia, el contenido y el destinatario del mensaje estaban claros: se trataba de retar al president Pere Aragon¨¨s a echar a Junts del Govern. El presidente guard¨® silencio, mientras el foco se concentraba en la contradicci¨®n de Junts por estar en el gobierno, reclamar su dimisi¨®n y mantenerse en ¨¦l como si nada.
Aragon¨¨s se tom¨® su tiempo para contestar y lo hizo de forma el¨ªptica en el debate de pol¨ªtica general. Su propuesta de soluci¨®n ¡°a la canadiense¡± enviaba de forma sutil al 1-O al museo de Historia, devolviendo el cron¨®metro al momento inicial del proc¨¦s (acuerdo con el Estado, refer¨¦ndum acordado). Era toda una invitaci¨®n a Junts para que abandonara el gobierno.
Junts devolvi¨® la pelota en su turno de respuesta al president: le propon¨ªa (le exig¨ªa, de hecho) que se sometiera a una cuesti¨®n de confianza si quer¨ªa continuar. ?Quer¨ªas que nos fu¨¦ramos? Pues no. ?chanos t¨² si te atreves.
Esta vez al president no le qued¨® m¨¢s opci¨®n que mover ficha. Si no hubiese hecho nada, habr¨ªa quedado totalmente desautorizado. El movimiento, sin embargo, vino con control de da?os. A la calle el vicepresidente, pero no Junts. La bola volv¨ªa al campo exconvergente. Venga, a ver si sois capaces de salir.
La respuesta de Junts se hizo esperar, pero sigui¨® el mismo patr¨®n: podr¨ªan haber optado por franquear la puerta que les abr¨ªa Aragon¨¨s, pero prefirieron devolverle otra vez la pelota. Que sea el president el que se moje, que haga una propuesta y entonces las bases de Junts decidir¨¢n. As¨ª, en ¨²ltima instancia, Junts abandonar¨ªa el Govern no por voluntad propia sino empujados por Aragon¨¨s. No marchar¨ªan, les habr¨ªan echado.
Esta parece ser la t¨®nica de la batalla entre los partidos independentistas: que, pase lo que pase, la responsabilidad pueda atribuirse al otro. Es una curiosa manera de comportarse en pol¨ªtica, donde tradicionalmente las decisiones no s¨®lo se toman, sino que se hace todo lo posible para que el electorado sepa que ha sido uno el que ha tomado la decisi¨®n. La pol¨ªtica se entiende como un espacio en el que triunfan los que deciden, incluso los que se imponen.
Pero no parece ser esta la manera de hacer pol¨ªtica entre las fuerzas herederas del proc¨¦s. La clave consistir¨ªa, parece ser, en hacer responsable al otro. En vez de echarlos, invitarlos a marchar. En vez de abandonar el gobierno, provocar que te echen de ¨¦l. En vez de dar t¨² las razones para tomar tal o cual decisi¨®n, que sea el otro el que tenga que explicar por que la ha tomado. Tanto da que tu autoridad se desvanezca, que aparezcas como un partido que se mueve en funci¨®n de lo que hacen los otros y no en funci¨®n de lo que quieres hacer t¨².
Los partidos independentistas han decidido renunciar a tomar decisiones, renunciar a hacerse responsables ante la ciudadan¨ªa. Han decidido, en definitiva, renunciar a hacer pol¨ªtica.
Oriol Bartomeus es investigador en el Insitututo de Ciencias Po¨ªticas y Sociales (UAB).
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