Una ley para las personas sin hogar
El sinhogarismo es una opci¨®n pol¨ªtica cuando no invertimos en pol¨ªticas p¨²blicas destinadas a las personas sin techo. Catalu?a debe seguir el camino de Finlandia para erradicarlo
Casi todos hemos experimentado alguna vez un accidente en la calle, al tropezar, caernos de una moto o una bicicleta. La reacci¨®n de los dem¨¢s siempre es ofrecernos ayuda, preguntar si necesitamos una ambulancia. No sucede as¨ª con las personas sin techo. A pesar de su extrema vulnerabilidad, raramente alguien se acerca a auxiliarles o considera que es necesario pedir ayuda. Su desamparo es invisible.
Combatir esta invisibilidad es uno de los objetivos de la Proposici¨®n de ley de medidas transitorias y urgentes para hacer frente y erradicar el sinhogarismo que ha comenzado a tramitar el Parlament. Un texto que aspira a acabar con un problema que empieza con la falta de vivienda pero sigue con la vulneraci¨®n de otros derechos fundamentales como son el acceso a la salud, el empleo, a la integridad f¨ªsica, a vivir en sociedad, pero tambi¨¦n el derecho a la vida porque vivir en la calle resta 20 a?os a una persona.
El texto es fruto del impulso de las entidades que las atienden y est¨¢ focalizado en las formas m¨¢s graves de sinhogarismo, el de las personas que no tienen un techo, que se ha visto agravado con la pandemia y la crisis econ¨®mica. Propone crear viviendas de inserci¨®n pero tambi¨¦n un recurso nuevo, el espacio residencial digno que acabe con la din¨¢mica de los albergues nocturnos que les expulsan cada ma?ana y les impiden tener intimidad.
La ley busca garantizar tambi¨¦n otros derechos como el empadronamiento, indispensable para acceder a prestaciones, pero tambi¨¦n el que tienen estas personas para utilizar el espacio p¨²blico, disponer de una ducha y de ayudas con perspectiva de g¨¦nero, porque las mujeres y los hombres acaban en la calle por razones distintas. Establece adem¨¢s la obligatoriedad de hacer recuentos para saber el n¨²mero y tipolog¨ªa de personas afectadas y poder as¨ª desplegar pol¨ªticas efectivas.
Hace unos meses, el activista brit¨¢nico Emmanuel Onapa nos recordaba desde las p¨¢ginas de Tribune que el sinhogarismo no es un hecho inexorable. Es una opci¨®n pol¨ªtica que adoptamos cuando decidimos no invertir en pol¨ªticas p¨²blicas para combatirlo. Finlandia ha demostrado que es posible erradicarlo apostando por el Housing First. Entrega a cada persona un peque?o piso y acompa?amiento sin ponerle condiciones y cuatro de cada cinco recuperan un modo de vida estable. Ha costado una d¨¦cada pero el milagro se ha hecho realidad.
En Catalu?a, el sinhogarismo sigue siendo invisible en los presupuestos y en las pol¨ªticas p¨²blicas de la Generalitat que, a pesar de tener las competencias de vivienda, salud, trabajo y derechos sociales, ha delegado toda su responsabilidad en los ayuntamientos, especialmente en el de Barcelona.
Es hora que dejemos de ignorar esta forma de exclusi¨®n social, la m¨¢s extrema que existe en nuestra sociedad, y comencemos a medirnos por la atenci¨®n que damos a las personas m¨¢s fr¨¢giles. Es hora de hacer posible una ley que combata tambi¨¦n la indiferencia y los discursos que estigmatizan a un colectivo que es v¨ªctima de procesos estructurales de los que somos responsables como sociedad.
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