Barcelona: los n¨®madas digitales como s¨ªntoma
Se ha neofeudalizado la ciudad, llenando el centro de ¨¦lites globales y expulsando las clases medias locales a la periferia

Conoc¨ª a M. el a?o pasado en una partida de p¨¢del organizada a trav¨¦s de una aplicaci¨®n, an¨¦cdota sintom¨¢ticamente desarraigada. Hab¨ªa o¨ªdo hablar de n¨®madas digitales, pero ella era la primera con la que pude hablar en la inevitable cerveza pospartido. M. tiene 42 a?os, naci¨® en Brasilia, ofrece servicios de coaching para empresas, vive sola en un piso alquilado en Villa Ol¨ªmpica, no quiere tener hijos, y cada semana juega mejor porque no escatima gastos en clases particulares. A veces se nos a?ade R., un chico de 37 a?os que vive y trabaja en M¨²nich, pero que con la pandemia consigui¨® una semana de teletrabajo al mes y desde entonces alquila un piso-estudio en Poblenou. Cuando viene no para de salir de fiesta, ir a restaurantes y practicar deporte, cosas que, igual que su segunda residencia, puede permitirse porque ni tiene hijos ni los quiere.
Incido en el tema de los hijos porque mis amigos nacionales que s¨ª quieren tenerlos est¨¢n abandonando en masa la Barcelona donde nos conocimos para hipotecarse en ciudades del ¨¢rea metropolitana. Est¨¢ claro que han tenido que explicarse a s¨ª mismos un relato m¨ªnimamente ilusionante donde aparecen muchas zonas verdes, el aire m¨¢s puro que jam¨¢s hay¨¢is o¨ªdo describir, y todos sus lugares preferidos se encuentran tan m¨¢gicamente a veinticinco minutos que cualquiera dir¨ªa que el Maresme y el Vall¨¨s son calles del Eixample. La realidad es que, sin la competencia con cada vez m¨¢s Ms y Rs que ha llevado el precio de los alquileres a m¨¢ximos hist¨®ricos, nunca habr¨ªan abandonado la capital.
El auge del nomadismo digital y el teletrabajo a?ade una siniestra derivada al viejo problema de la gentrificaci¨®n. Sabemos que la carrera de los planificadores urbanos de todo el mundo para atraer a las famosa clases creativas que teoriz¨® Richard Florida tuvo un resultado ambivalente: se resucitaron barrios en decadencia mejorando servicios e infraestructuras, y en algunos casos se acert¨® en promover industrias de valor a?adido, pero tambi¨¦n se han destruido comunidades, creado desiertos urbanos sin carisma ni beneficio, y se ha neofeudalizado la ciudad en general, llenando el centro de ¨¦lites globales y expulsando las clases medias locales a la periferia.
Pero el nomadismo digital es que ni siquiera participa en la revalorizaci¨®n que imaginamos cuando pensamos en un estudio de dise?adores del 22@. Ramon Gras, investigador en innovaci¨®n urbana que desde Harvard ha estudiado los distritos urbanos m¨¢s exitosos del mundo, ha demostrado que, lejos de haberse convertido en algo del pasado, la proximidad f¨ªsica es un factor absolutamente clave para la econom¨ªa del conocimiento moderna, porque ¡°genera competencia sana, conocimiento del estado del arte que te evita cometer errores porque aprendes de los dem¨¢s, permite circulaci¨®n del talento y se tiende a valorar m¨¢s el m¨¦rito que en sistemas m¨¢s atomizados en los que cuentan m¨¢s las oligarqu¨ªas¡±.
Los sistemas pol¨ªticos no solo dependen de ideas: tambi¨¦n de quien se establece en la realidad f¨ªsica y vela por ella. La democracia es la conquista de clases medias numerosas y poderosas, que solo cuando se sienten due?as del lugar donde viven pueden crear contrapesos sociales que detengan las tendencias autoritarias tanto de la burocracia como del mercado. El crecimiento de los n¨®madas digitales no es el s¨ªntoma de la buena salud de una ciudad, sino de decadencia y falta de rumbo.
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