Guardianes de las abejas en pie de guerra a las puertas de Barcelona
Apicultores hacen guardias frente a sus colmenas para protegerlas de la avispa asi¨¢tica, que ya se dirige sin control hacia Tarragona
El apicultor Samuel Ramal lleva d¨ªas con dolor de brazo. Tiene el llamado codo de tenista. A este productor de 47 a?os del municipio barcelon¨¦s de Poliny¨¤ la tendinitis no le ha salido por practicar el deporte de raqueta. La culpa es de un insecto: la velutina, la avispa asi¨¢tica, especie invasora que amenaza al sector debido a su voracidad can¨ªbal. ¡°Ya no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s hacer¡±, dice Ramal mientras suelta un rev¨¦s a una mano con un cazamariposas casero para matar un ejemplar. Es el arma que ha fabricado en un intento desesperado por salvar a sus 50 colmenas.
En febrero de 2018, este diario entrevist¨® a Ramal en la peque?a producci¨®n que hace una d¨¦cada levant¨® a las afuera del municipio barcelon¨¦s. ¡°Empiezo a detectar a la avispa asi¨¢tica. El otro d¨ªa detect¨¦ una decena que merodeaban cerca de mis colmenas. Espero que no vayan a m¨¢s¡±, dijo entonces Ramal. Sus peores presagios se han cumplido cuatro a?os despu¨¦s. Su peque?a producci¨®n, en la que proporciona servicios terap¨¦uticos con lo que producen las abejas, ya es un avispero. Miles de avispas asi¨¢ticas, que se alimentan de las abejas de miel, rodean sus cajas de colmenas esperando que las abejas salgan a polinizar para com¨¦rselas. La historia de Ramal durante estos cuatro a?os ejemplifica la imparable expansi¨®n del insecto por toda la Pen¨ªnsula.
El apicultor ha fabricado trampas caseras con botellas de pl¨¢stico con agua y miel para atraer al insecto y atraparlo. Las coloca frente a cada colmena y en cuesti¨®n de horas las trampas se llenan con centenares de avispas. Sirven para frenar la hemorragia, pero no suturan la herida: los zumbidos de las avispas no cesan. Tambi¨¦n las mata una a una. Pero en cuanto una cae, en cuesti¨®n de segundos llega otra para cubrir su hueco. En cada nido de avispa asi¨¢tica puede haber m¨¢s de 2.000 ejemplares. Y Ramal cree que en el bosque que rodea su parcela puede haber varios.
La misma situaci¨®n la viven desde hace a?os los apicultores de Girona despu¨¦s de que la velutina lograra cruzar en 2010 los Pirineos tras su llegada a Francia, se cree, a trav¨¦s de un carguero proveniente de China. La especie se extendi¨® con rapidez, tambi¨¦n en el Pa¨ªs Vasco, Navarra y Galicia. Y empez¨® a bajar, como los temidos caminantes blancos de la exitosa serie Juego de Tronos, hacia el sur, impulsada por los cambios de temperaturas que trae el cambio clim¨¢tico. Franc L¨®pez, presidente de la Asociaci¨®n de Apicultores de Barcelona, que re¨²ne a 130 socios, la mayor¨ªa no profesionales, define la situaci¨®n como ¡°muy dif¨ªcil¡±. La velutina se ha asentado con fuerza en la provincia barcelonesa y ya se dirige al delta del Ebro (Tarragona), donde se concentran algunas de las producciones m¨¢s importantes de Espa?a, como Mel Muria, en El Perell¨®, conocido como el ¡°pueblo de la miel¡±. Tarragona es la provincia con mayor producci¨®n: concentra el 40% de colmenas de Catalu?a, seg¨²n datos de la Generalitat.
Las abejas, que escuchan los zumbidos de la especie invasora cerca, deciden no salir al exterior. Dejan de polinizar y acaban por morir de inanici¨®n. ¡°En condiciones normales, en esta ¨¦poca del a?o aqu¨ª ya no podr¨ªamos situarnos sin traje protector¡±, dice Ramal. Las abejas que deciden salir lo hacen con cuentagotas y corren el riesgo de ser capturadas por la avispa, que mide unos tres cent¨ªmetros y se eleva en el aire como un diminuto dron. Con su vuelo est¨¢tico, se mantiene firme frente a las colmenas. Las mira fijamente a la espera de que alguna abeja salga. A veces, aprovecha la debilidad de la colmena para tratar de meterse dentro y capturarlas directamente. Para evitarlo, las abejas se acumulan en la entrada para taponarla formando un muro con sus cuerpos para impedir su paso, la misma t¨¦cnica que utilizan los manifestantes cuando tratan de ralentizar un desalojo policial.
¡°Estoy todo el d¨ªa haciendo guardia. Me paso el d¨ªa entero delante de las cajas matando todas las que puedo. Esto es la guerra¡±, dice Ramal. En poco m¨¢s de 30 minutos consigue matar a una veintena con su cazamariposas casero. Los momentos en los que consigue despejar los alrededores de alguna colmena, las abejas aprovechan para salir en tromba hacia los campos.
En esta ¨¦poca del a?o, las abejas encuentran las condiciones id¨®neas para alimentarse y guardar fuerzas de cara al invierno, cuando las bajas temperaturas las obligan a refugiarse. ¡°Es como si el invierno se hubiera adelantado y todav¨ªa tuvieran que pasar otro. Cuando llegue el verdadero, ya no tendr¨¢n fuerza para combatirlo. Ll¨¢mame en unos meses y te dir¨¦ cu¨¢ntas hemos perdido¡±, dice. Por el momento, ha invertido ya 1.000 euros para hacer frente a la embestida con material para implantar sistemas de prevenci¨®n. Los apicultores de la zona han formado un grupo de WhatsApp para compartir t¨¦cnicas de combate contra la invasora. Tambi¨¦n reciben consejos de los apicultores de Girona, ya experimentados en esta guerra.
A Ramal, m¨¢s all¨¢ de una reducci¨®n de la producci¨®n de miel, le preocupa la situaci¨®n de los apicultores no profesionales, claves para mantener la polinizaci¨®n de determinadas zonas. ¡°No es solo el negocio, vamos a perder biodiversidad¡±, dice. Los apicultores recreativos son los que peligran m¨¢s porque no tienen ni tiempo ni medios para combatir la expansi¨®n. ¡°Ver¨¦ si aguanto este a?o. Lo que no puedo hacer es perder dinero con esto¡±, dice Jaume Guillamet, con 15 cajas en Castellet (Barcelona), donde reside. Guillamet es funcionario y hace 11 a?os empez¨® con las abejas como un hobby. ¡°A diferencia de otras producciones, las abejas son muy independientes. Normalmente era suficiente con ir los s¨¢bados, cuando libraba, a visitarlas. Ahora, con la invasora asi¨¢tica, es imposible. Necesitan que vaya a diario. ¡°Y no tengo tiempo¡±, dice Guillamet, que comparte conocimientos con Ramal para salvar su producci¨®n. ¡°Nos ayudamos¡ compartimos ideas. Nos concierne a todos¡±, sentencia.
Las abejas suben al Pirineo
La invasi¨®n asi¨¢tica se a?ade a la tormenta perfecta que, desde hace a?os, pone en peligro el sector por culpa del cambio clim¨¢tico. La desertificaci¨®n asciende por el sur y la avispa asi¨¢tica baja del norte. El aumento de temperaturas obliga a los grandes productores a tener que practicar la trashumancia: trasladar colmenas a los Pirineos en altura, para que puedan polinizar y fabricar la miel. En 20 a?os, esta pr¨¢ctica se ha doblado en Catalu?a. El n¨²mero de colmenas ha pasado de 72.000 en 2002 a 118.000 en 2021, un 60% m¨¢s, seg¨²n datos del Departamento de Agricultura de la Generalitat. El aumento de producci¨®n de miel, sin embargo, solo ha aumentado un 9,2%. Esto es as¨ª porque la abeja, cada vez m¨¢s debilitada, no es capaz de producir como antes. ¡°100 abejas hacen lo que antes hac¨ªan 50¡±, sentencia Ramal, mientras vac¨ªa una trampa repleta de avispas. ¡°Es el marcapasos del ecosistema. Cuando ellas fallan, todos vamos detr¨¢s¡±, a?ade sobre las abejas.
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