Hartos de vivir en Barcelona que se marchan de la ciudad: ¡°Ha dejado de ser amable¡±
Un hilo de Twitter concentra a desertores por el precio de la vivienda, la agresividad del mercado laboral, la masificaci¨®n o cambios de chip con la pandemia
¡°Pues ya est¨¢. Me voy de BCN. 24 a?os aqu¨ª han sido suficientes. Me voy como tant¨ªsima gente y seguramente por los mismos motivos. Marcharse es tendencia¡±. Una tarde cualquiera, las redes sociales se convierten en term¨®metros de cosas que pasan. Ocurri¨® con el tuit que acompa?a este texto. De Agn¨¨s Font, que trabaja de jefa de prensa de la editorial Capitan Swing en la ciudad. En pocos minutos se form¨® un hilo con respuestas de amigos y conocidos. Lo lamentaban, aseguraban que hab¨ªan hecho lo mismo, o que se dispon¨ªan a hacerlo. Abandonar la ciudad. A la invitaci¨®n de un colega a volver, Font respond¨ªa con el motivo que encabeza la lista de argumentos para irse: ¡°Si se pueden pagar los pisos a un precio decente, no descarto volver en un futuro¡±.
Pues ya est¨¢. Me voy de Bcn. 24 a?os aqu¨ª han sido suficientes. Me voy como tant¨ªsima gente y seguramente por los mismos motivos. Marcharse es lo tendencia.
— Agn¨¨s Font ?? (@AgnesFnt) November 23, 2022
La lectura del padr¨®n municipal a 1 de enero de este a?o indicaba que la ciudad perdi¨® poblaci¨®n en 2021 por segundo a?o, en parte debido a la sobremortalidad de la pandemia, pero tambi¨¦n por un saldo migratorio negativo de 16.000 personas entre quienes llegaron (117.300 altas en el padr¨®n) y quienes se marcharon (133.327 bajas). Se trata de la emigraci¨®n m¨¢s alta registrada en medio siglo, se?al¨® la Oficina Municipal de datos del Ayuntamiento cuando present¨® los datos.
Ponerse en contacto con los que respondieron a Font permite ampliar la lista de argumentos de quienes han desertado de la condici¨®n de barcelon¨¦s, hayan nacido en la ciudad o lleven d¨¦cadas viviendo en ella. A saber: la agresividad del mercado laboral, los precios, el empeoramiento del espacio p¨²blico, la falta de verde, la masificaci¨®n, las dudas sobre criar hijos aqu¨ª, un cambio de chip con la pandemia y el teletrabajo¡ ¡°De fondo hay gente que quiere un modo de vida sostenible y saludable, trabajar y tener tiempo libre. En Barcelona compites porque tus condiciones de vida est¨¢n en juego¡±, dice uno de los entrevistados, que ha estrenado vida en Valencia. Todos est¨¢n en la d¨¦cada de los 40 y comparten el privilegio de poder teletrabajar o de ser empleados p¨²blicos.
Yo llevo un a?o viviendo en otra ciudad y la vida es ahora m¨¢s calmada, sin tanto estr¨¦s y exigencias econ¨®micas.
— Javier L¨®pez ?? (@LopezMenacho) November 24, 2022
Mucho ¨¢nimo, seguro que te ir¨¢ genial.
As¨ª me sent¨ª yo: https://t.co/MKzEeyBtWc
¡°La ciudad ha dejado de ser agradable, se ha vuelto hostil¡±
Font vive rodeada de cajas en el piso que deja para marcharse a Canet de Mar. Reconoce que ¡°una hora de tren no era la idea¡±, con su pareja quer¨ªan quedarse m¨¢s cerca, aunque el piso de 90 metros con techos altos por 850 euros que alquilar¨¢n en Canet no existe en Barcelona. Font lleg¨® a Barcelona hace 24 a?os, con 18, procedente de Castellter?ol (Moian¨¨s, Barcelona). M¨¢s all¨¢ del precio de los pisos ¡ª¡±deber¨ªa haber una regulaci¨®n de los precios¡±, considera¨D, tiene la sensaci¨®n de que ¡°despu¨¦s de la pandemia, puede ser doctrina del shock, pero parece que todo el mundo va a sacar el m¨¢ximo beneficio¡±. Se refiere a los precios de cuestiones cotidianas como tomar algo o comer de men¨². ¡°La ciudad se ha vuelto hostil, ha dejado de ser amable: no poder tomar una ca?a si no comes; almorzar en una hora¡ quiero ser prudente y no acusar, porque en algunos casos habr¨¢ razones, pero me pregunto ad¨®nde pueden ir las abuelas a tomarse un caf¨¦¡±.
Yo llevo un a?o viviendo en otra ciudad y la vida es ahora m¨¢s calmada, sin tanto estr¨¦s y exigencias econ¨®micas.
— Javier L¨®pez ?? (@LopezMenacho) November 24, 2022
Mucho ¨¢nimo, seguro que te ir¨¢ genial.
As¨ª me sent¨ª yo: https://t.co/MKzEeyBtWc
¡°La agresividad y la hipercompetencia laboral son ley de vida¡±
La primera respuesta al tuit de Font, 11 minutos despu¨¦s, fue Javier L¨®pez Menacho (40 a?os): ¡°Yo llevo un a?o viviendo en otra ciudad y la vida es ahora m¨¢s calmada, sin tanto estr¨¦s y exigencias econ¨®micas¡±. Nacido en Jerez de la Frontera, lleg¨® a Barcelona en 2009 y lleva un a?o en Valencia, adonde se ha trasladado con su pareja por una raz¨®n de peso: est¨¢n en un piso propiedad de la familia de ella que los libra de pagar vivienda. ¡°Est¨¢bamos cerca de 1.000 euros, el porcentaje de ingresos que se lleva el alquiler nos hizo replantear la vida para que fuera m¨¢s sostenible, para no temblar el d¨ªa que se te estropea el calentador y ese mes tengas dentista¡±. En un texto de despedida publicado en su blog, L¨®pez Menacho lamentaba que de 12 personas con las que comparti¨® piso en Barcelona, no queda ninguna en la ciudad. ¡°La primera raz¨®n fue la vivienda, pero el fen¨®meno es transversal: la sostenibilidad, la gentrificaci¨®n y el lenguaje neoliberal este de ¡®nos adaptamos a las circunstancias del mercado¡¯ cuando te suben el alquiler, la falta de espacios verdes¡¡±. Y destaca ¡°la agresividad laboral, la hipercompetencia entre el talento que confluye en un mismo espacio y, como las empresas saben que se puede reemplazar, pueden explotar. La competitividad es ley de vida¡±. A?ade: ¡°Aqu¨ª el ritmo y el clima de trabajo es m¨¢s pl¨¢cido y conciliable; en Barcelona la gente curra 10 horas que el fin de semana dejan un despojo que solo quiere ir al sof¨¢ a ver Netflix¡±. Tanto ¨¦l como su mujer, ambos empleados en tecnol¨®gicas, pueden trabajar desde casa. ¡°Tengo una calidad de vida que antes ni so?aba¡±, concluye.
Jo ho vaig fer al juliol despr¨¦s de 22 anys a Barcelona.
— Cesc Cornet (@SocEnCesc) November 24, 2022
¡°Cuando ten¨ªa 20 a?os, aprovechaba lo que me ofrec¨ªa Barcelona. Ahora ya no¡±
Cesc Cornet (43 a?os) y su marido son profesores. Los dos de fuera de Barcelona (La Cellera de Ter, Girona; e Igualada, Barcelona) y han vivido m¨¢s de dos d¨¦cadas en la ciudad. Pero la llegada de un ni?o de adopci¨®n nacional marc¨® un antes y un despu¨¦s. ¡°Antes, la ciudad era otra, ha cambiado y tampoco la aprovechas igual, pero hab¨ªa muchos factores que me echaban atr¨¢s: educar un hijo cerca de la familia, tener un trabajo que podemos hacer en Girona, los precios de la vivienda [han vendido el piso de la ciudad y han comprado en el pueblo], que tienes la sensaci¨®n de que todo el rato pagas m¨¢s de lo que toca, las colas para todo [m¨¦dico, parque¡], la presi¨®n tur¨ªstica, la contaminaci¨®n, los malos olores, el zumbido del tr¨¢fico constante¡¡±, explica. En La Cellera, con el mismo sueldo han ganado poder adquisitivo, pagan ¡°menos que en Barcelona con plaza de parking y vistas a la monta?a y el r¨ªo¡±. La pareja que les ha comprado el piso, en Sagrada Familia, ¡°no son de Barcelona¡±, cuenta. ¡°Y se imaginan su vida en la ciudad como yo la imagin¨¦. Es como una cadena¡±.
Yo me fui en enero despu¨¦s de uqe cerrase la Nissan , ahora estoy en Le¨®n y debo decir que estoy en la gloria .
— #MOU#electromariachigigol¨® (@MoureRoberto) November 24, 2022
¡°Barcelona, como Madrid, se ha vuelto hostil con todo aquel que no est¨¦ de paso¡±
En el hilo de Twitter, las razones para marcharse de Barcelona son muy variadas. Roberto Moure (47 a?os) respondi¨® as¨ª a Font: ¡°Yo me fui en enero despu¨¦s de que cerrase la Nissan, ahora estoy en Le¨®n y debo decir que estoy en la gloria¡±. Es una sensaci¨®n ¡°agridulce¡±, explica desde su ciudad natal: ¡°Es perder una parte de tu vida, de muchos a?os, 18, el entorno, la gente, las rutinas, pero tambi¨¦n de respirar porque el cierre de la f¨¢brica fue un proceso largo y doloroso¡±. Y a?ade: ¡°Me siento catal¨¢n desde el minuto uno. Me gusta el idioma, la gente, la tradici¨®n, pero ha habido un punto en que al igual que me ha pasado con Madrid las dos veces que he tenido que viajar en este a?o, me da la impresi¨®n de que Barcelona se ha vuelto hostil con todo aquel que no est¨¦ simplemente de paso¡±. Moure est¨¢ estudiando para sacarse oposiciones en la ciudad donde est¨¢n sus padres y explica que durante dos a?os podr¨¢ vivir del subsidio del paro. ¡°Sin tener que comerme la indemnizaci¨®n del despido¡±, aclara, ¡°cosa que en Barcelona con el coste de la vida hubiese sido imposible¡±.
¡°Era vor¨¢gine entre semana, querer salir el finde y no querer volver el domingo¡±
Este es el segundo curso en el pueblo para la familia de la arquitecta Eva Rus (49 a?os), nacida en Barcelona y que de ni?a vivi¨® entre la ciudad y el Vall¨¨s, y luego en el extranjero. En la gran ciudad ha vivido 24 a?os con su marido, alem¨¢n, siempre en el centro. ¡°Primero en el Raval, esperando que cambiara como otros barrios, luego en la Via Laietana, esperando la pacificaci¨®n, luego en la calle de Bruc y con un despacho tienda en Sant Antoni. Entre el atentado de la Rambla, el proc¨¦s y la pandemia, la vida en la ciudad y para el despacho cambi¨®. Cuando no era una cosa era la otra¡±, cuenta. Sumando alquileres de vivienda, oficina-tienda y coche, llegaron a pagar m¨¢s de 3.000 euros al mes. ¡°No nos compensaba lo que ofrece la ciudad y puedes hacer por lo que cuesta, parece que trabajes para los propietarios inmobiliarios. Era vor¨¢gine entre semana, querer salir el finde y no querer volver el domingo¡±, relata. Lo cerraron todo y se marcharon a Castellter?ol (2.600 habitantes), donde llevaban dos a?os veraneando. Teletrabajan y visitan clientes cerca o viajan en proyectos europeos. Tienen tres hijos. ¡°Vivir en Barcelona, por los gastos, te genera fragilidad; ahora estamos m¨¢s descansados, incluso tenemos m¨¢s potencia f¨ªsica, la calidad del aire no tiene color¡±, sintetiza. Lo ¨²nico que echa de menos es no tener que desplazarse si quiere variedad de alimentos, encontrarse con amigos en la calle y caprichos como hacerse la manicura sin pedir cita: ¡°Lo bueno es que Barcelona siempre est¨¢¡±.
¡°En cuanto uno de los dos tenga plaza, nos vamos, aunque el otro no tenga trabajo¡±
Eva Morros (35 a?os) y su marido V¨ªctor Guasch (44) son de Barcelona, los dos profesores, amigos de Cesc Cornet, y nunca les hab¨ªa pasado por la cabeza irse. Hasta la pandemia. Algunas vacaciones hab¨ªan alquilado un piso en la Cerdanya (Girona) y el verano de la pandemia, de 15 d¨ªas iniciales estiraron hasta dos meses¡ y luego todo el curso. Naci¨® su hijo peque?o y pasaron toda la baja all¨ª, casi un curso entero. ¡°Volver ha sido horrible, la idea es pedir plaza en una escuela p¨²blica all¨ª para V¨ªctor¡±. Eva dice que se va sin trabajo: ¡°Me da igual¡±, asegura. Y ya ha mirado escuelas. Compraron una planta baja en Puigcerd¨¤, ¡°una superoportunidad¡±, y pese a ser ¡°superurbanitas¡± creen que para los ni?os no hay comparaci¨®n. ¡°En Puigcerd¨¤ pueden ir solos, se tiran por el suelo, hacen vida de pueblo, juegan por todos lados. En Barcelona vas al parque y somos 300 y las cacas de los perros¡±.
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