Una noche en la discoteca Waka: ¡°Lo que pasa aqu¨ª no pasa en otros lugares¡±
El centro de ocio de Sant Quirze (Barcelona) en el que se grab¨® una presunta agresi¨®n sexual hace una semana acumula 160 actuaciones policiales en un a?o
¡°Dani, a portarse bien y a no hacer el gilipollas ah¨ª dentro¡±. La autora de esta frase es Laura (no quiere identificar su apellido), una mujer de 46 a?os, madre de un joven de 18 que acaba de abrazarla y despedirse de ella en el descampado que sirve de aparcamiento de la controvertida discoteca Waka de Sant Quirze del Vall¨¨s (Barcelona). Faltan pocos minutos para la 1.00 de la madrugada y ocho j¨®venes (el m¨¢s peque?o tiene 16 y el mayor, 19) entran en el gigantesco recinto habilitado para el ocio en una nave industrial. En el descampado quedan ¡ªenfundadas en sus anoraks¡ª Laura y, otra madre, Elena. Las dos observan a los ¡°ni?os¡± (tambi¨¦n hay ni?as) entrar en la discoteca. Elena sujeta la botella de J?germeister con la que los j¨®venes acaban de entonarse en el botell¨®n previo a entrar en Waka. ¡°Nosotras tambi¨¦n lo hac¨ªamos y prefiero que lo haga delante de m¨ª que a escondidas¡±, concluye Laura. Ninguna de las dos est¨¢ preocupada por que los reci¨¦n adultos, y los que est¨¢n a punto de serlo, accedan a una de las discotecas que m¨¢s pol¨¦micas acumula.
Los ¡°ni?os¡± acceden a la pista donde el viernes de la semana pasada (el 23 de diciembre) alguien grab¨® con un m¨®vil a una menor practicando una felaci¨®n a un joven. La difusi¨®n de esas im¨¢genes ha sido denunciada por los padres de la chica por una presunta agresi¨®n sexual. La menor asegura no recordar nada y que su voluntad fue sometida a trav¨¦s de alg¨²n tipo de sustancia. Esta denuncia ha enfrentado de nuevo, a las administraciones con la discoteca, que, pese a las peticiones de este diario, no ha querido referirse al caso. El Ayuntamiento de Sant Quirze ya ha solicitado en repetidas ocasiones que se clausure el centro, donde en solo un a?o han sido necesarias hasta 160 actuaciones policiales y se han contabilizado 46 agresiones y 36 detenciones, tres de ellas por violaci¨®n.
Este viernes solo hab¨ªa pasado una semana desde la difusi¨®n del pol¨¦mico v¨ªdeo. Waka volvi¨® a abrir las puertas, el d¨ªa de antes de su gran fiesta de Nochevieja, con un evento bautizado como ¡°The last fucking night¡± (algo as¨ª como: la ¨²ltima maldita noche). Una cita destinada, tal y como remarca la publicidad de la propia empresa, a j¨®venes de entre 16 y 18 a?os. La entrada cuesta 10 euros e incluye una consumici¨®n y el ¨²nico requisito de acceso, seg¨²n el mismo reclamo publicitario, es una recomendaci¨®n para los clientes: ¡°Cuida tu look¡±.
Cuatro chicas de 16 a?os apuran unos cubatas a un lado del descampado de acceso a la discoteca. ¡°Nosotras venimos desde Vilafranca del Pened¨¨s (a m¨¢s de 50 kil¨®metros de distancia de Waka) porque hay muy pocas discotecas de mayores de 16 a?os y esta es una pasada¡±, se sincera una de ellas. Eva, una de las j¨®venes del grupo, apunta el motivo de que la pol¨¦mica siempre est¨¦ al acecho de este centro de ocio: ¡°Si eres marroqu¨ª (utiliz¨® otra expresi¨®n), negro o rumano, los seguratas no te dejan entrar. Eso s¨ª, si eres chica y vas pintada y ense?ando las tetas, aunque presentes un DNI de alguien que no se parece a ti, vas a entrar seguro¡±.
Este s¨¢bado hay centenares de personas a las puertas de la discoteca, pero estas habituales que recorren 100 kil¨®metros (entre la ida y la vuelta) para bailar aseguran que falta ambiente. La ausencia de personas tiene que ver con que la fiesta de Fin de A?o tiene m¨¢s reclamo y los j¨®venes se reservan. Seg¨²n ellas, la falta de clientes poco o nada tiene que ver con el v¨ªdeo de la felaci¨®n a pie de pista de hace solo una semana. ¡°A m¨ª tambi¨¦n me dar¨ªa verg¨¹enza decir a mis padres que aparezco en un v¨ªdeo de rodillas. Pero seguro que ella quer¨ªa hacerlo¡±, se?ala una de ellas.
¡°Nadie controla nada y es un desfase¡±
Carlos es de L¡¯Hospitalet de Llobregat (a 30 kil¨®metros de Waka) y viene cada viernes. ¡°Lo que pasa dentro de esta discoteca no pasa en otros lugares¡±, sentencia mientras apura un vaso al que le acaba de echar un generoso chorro de vodka. Est¨¢ de botell¨®n junto con cuatro amigos en el exterior de un BMW con el maletero abierto. Un coche patrulla de los Mossos se acerca y ni se inmutan en cerrar la puerta del maletero donde se concentran varias botellas de alcohol. Los agentes no le dicen absolutamente nada. Los j¨®venes mantienen que dentro de Waka las j¨®venes son ¡°m¨¢s receptivas¡± y eso hace que se haya convertido en su fiesta favorita. ¡°Si eres mayor de 18 te ponen un sello para que puedas beber alcohol. Yo con ese sello puedo comprar alcohol a una chica de 16 y d¨¢rselo. Nadie controla nada y es un desfase¡±, se sincera Carlos. El grupo de j¨®venes no cree a la menor del v¨ªdeo, pero tambi¨¦n critica a los vigilantes: ¡°Aqu¨ª hay peleas todos los fines de semana. Los seguratas dan mucho miedo, pero seguimos viniendo¡±, se r¨ªe.
De golpe, y de la nada, aparecen centenares de personas andando. ¡°Vienen de la estaci¨®n de Sabadell Sur. Hay 10 minutos andando. Luego vuelven a las seis y es cuando hay que tener mucho cuidado porque aparecen ladrones robando m¨®viles y lo que vean¡±, revela otro de los j¨®venes.
¡°Preg¨²ntale a la polic¨ªa por qu¨¦ no nos han clausurado con todas estas denuncias que nos hac¨¦is y que difund¨ªs¡±. As¨ª de contundente se manifest¨® ayer uno de los vigilantes de seguridad a preguntas de EL PA?S. No quieren hablar mucho con la prensa, pero lo que queda claro es que no dan ninguna credibilidad a la menor del v¨ªdeo. ¡°Nosotros qu¨¦ ¨ªbamos a hacer si eso fue en segundos y el que lo grab¨® seguro que es amigo suyo. ?D¨®nde estaban sus amigas?¡±, denuncia en voz alta otro de los corpulentos vigilantes de Waka. Aseguran que esta campa?a contra este centro de ocio est¨¢ poniendo en riesgo el trabajo de un centenar de personas que cada fin de semana se sacan un jornal en la discoteca.
En el descampado aparece una limusina, que tiene dibujadas las letras Terminator, de la que bajan 14 j¨®venes. ¡°Nos ha costado 300 euros la hora y venimos de Poliny¨¤ (a 10 kil¨®metros de Waka) para celebrar el 18 aniversario de nuestro amigo Ian¡±, anuncia una joven muy ilusionada de llegar a la discoteca. Ian y su grupillo tambi¨¦n acusan a los vigilantes de seguridad de extralimitarse, pero est¨¢n deseosos de entrar. Los mayores de 18 a?os consultados por EL PA?S piden no dar sus apellidos porque temen no poder volver a entrar en Waka si les identifican.
Son cerca de las 2.00 de la madrugada. Laura y Elena, las dos madres que esta noche han ejercido como taxistas y como dispensadoras de botell¨®n, siguen solas en el descampado. ¡°Ahora nos tomamos algo y luego volvemos a las cinco de la madrugada a recoger a los ni?os. Ma?ana tengo que trabajar, pero qu¨¦ no va a hacer una madre por sus hijos¡±, concluye Laura. Enfrente de la discoteca hay una pintada en color verde en la que se puede leer: ¡°Waka racistas y machistas¡±.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.