Demagogia doctrinal
La derecha ¨Cen Barcelona, Madrid o Londres¨C acaba aplicando medidas medioambientales que criticaba cuando las tomaba la izquierda
Con las municipales a la vista, la carrera a satisfacer los instintos m¨¢s bajos del electorado llama a la puerta. El derecho a poder circular en tu propio veh¨ªculo por la ciudad convierte a ciertos pol¨ªticos en liberticidas, dispuestos a tragar ese CO2 que no est¨¢ demostrado que sea tan nocivo, seg¨²n an¨¢lisis de Juan Garc¨ªa-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y Le¨®n. La posici¨®n del dirigente de Vox es similar a la que mantiene la Asociaci¨®n Nacional del Rifle con respecto a los muertos anuales por armas de fuego y a la segunda enmienda de la Constituci¨®n de EE UU. La libertad individual, aun a costa de la salud o de hipotecar el presente y el futuro, parece que debe primar por encima de todo. Es parad¨®jico que un sector de la derecha ensalce como bandera de la libertad el uso del veh¨ªculo privado a pesar de que la Uni¨®n Europea ha dado un plazo de 12 a?os para poner fin a los coches y furgonetas de combusti¨®n.
La demagogia trata de arrinconar la condena del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea a Espa?a ¡ªen diciembre del a?o pasado¡ª por el incumplimiento sistem¨¢tico de la norma comunitaria de calidad del aire en Madrid y el ¨¢rea metropolitana de Barcelona En la capital catalana se calcula que m¨¢s de un millar de personas fallecen a causa de esa contaminaci¨®n.
Pero a pesar de todo, la derecha sigue coqueteando y pretendiendo anteponer ret¨®ricamente los derechos individuales a los colectivos. La sacralizaci¨®n del statu quo y del modelo productivo act¨²an como acicate realista para hacer un gui?o c¨®mplice no solo al lobby automovil¨ªstico sino tambi¨¦n a los propietarios de veh¨ªculos m¨¢s contaminantes, que suelen ser ¡ªen base a su menor poder adquisitivo¡ª potenciales votantes progresistas.
Una vez en el poder, la derecha aplica lo que la izquierda puso en pr¨¢ctica. Ah¨ª est¨¢ el Ayuntamiento del PP en Madrid haciendo desde enero pasado lo mismo que recurrieron ante los tribunales cuando la alcaldesa era Manuela Carmena: Madrid Central seguir¨¢ siendo Madrid Central. La vieja Converg¨¨ncia i Uni¨® restituy¨® en 2012, apenas un a?o despu¨¦s de haber llegado al poder y bajo el t¨ªtulo de ¡°velocidad variable¡±, la limitaci¨®n de 80 kil¨®metros hora en los accesos de Barcelona que tanto critic¨® cuando en 2007 la aprob¨® el Tripartito. En Londres, conservadores y comerciantes se manifestaron contra el peaje impuesto para acceder al centro de la ciudad en 2003, siendo alcalde el laborista Ken Livingston. En 2011, sin embargo, ni la comitiva de Barack Obama con ¡ªsu enorme Cadillac presidencial¡ª se libr¨® de pagar la tasa durante su visita a la capital brit¨¢nica, siendo alcalde el conservador Boris Johnson, quien se tom¨® el caso como una cruzada personal. Lo mismo acabar¨¢ sucediendo en Barcelona ¡ªcon las restricciones del tr¨¢fico o las supermanzanas¡ª si la derecha y sus aliados logran apear a Ada Colau de la Alcald¨ªa: aplicar¨¢n lo que tanto criticaban.
Cuando est¨¢ en la oposici¨®n, la derecha tiene la habilidad de presentarse ante el electorado como la defensora de la libertad y el progreso frente al que caracteriza como ludismo colectivista de la izquierda. Luego, cuando gobiernan, ning¨²n derecho corre peligro. Los exabruptos del dirigente de Vox Garc¨ªa-Gallardo sobre el CO2 son grotescas notas a pie de p¨¢gina para enriquecer ciertos discursos liberticidas. Son un digno corolario a la filosof¨ªa esbozada en 2007 por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, siendo presidente de honor del PP: ¡°D¨¦jame que beba tranquilamente; no pongo en riesgo a nadie ni hago da?o a los dem¨¢s¡±. Aquel a?o, seg¨²n datos de la UE, Espa?a encabez¨® el ranking de muertos en accidente por ingesta de alcohol ¡ªuno de cada tres¡ª. Las sanciones y los controles de alcoholemia continuaron durante los a?os de gobierno del Partido Popular.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.