La vida seg¨²n la Dharma
El popular grupo de Sants mont¨® una fiesta en la que el Sant Jordi fue la plaza del pueblo
De igual manera que muchas personas no se han hecho de un equipo de f¨²tbol, sino que ha sido el contexto familiar quien las ha llevado a ser de uno u otro, sin ir m¨¢s lejos ese abuelo que te llevaba al campo de peque?o, de la Dharma no se hace casi nadie, es la calle la que te hace de la Dharma. Uno de los nombres m¨¢s inequ¨ªvocos de la cultura catalana entra en las casas por medio de las fiestas populares, de las celebraciones a calz¨®n quitado, de los correcalles, de los c¨¢nticos en las gradas deportivas, de las sobremesas beodas tras una cal?otada y, en suma, de una tradici¨®n de la que en cierto modo los hermanos Fortuny son conservadores. Y fue la calle, o una parte de ella, la que rein¨® en el Sant Jordi en la celebraci¨®n de los 50 a?os del grupo, efem¨¦ride que visti¨® el recinto con los aires de una plaza de pueblo a mayor gloria de la m¨²sica popular, esa que uno no escoge sino que envuelve a las personas como el caldo impregna los fideos. La Dharma ha entrado en la vida de muchas personas por simple capilaridad, porque tenemos orejas.
Por eso en la fiesta hubo mucha gente en un escenario con algo de rambla de paseo vespertino y de patio de colegio, como dec¨ªa Josep. Los usos de los Fortuny implican relaciones, afectos, amistades y apoyos, muy en la l¨ªnea del humanismo emp¨¢tico de estos hippies que a la guisa de Pau Riba jam¨¢s han renegado de unas ideas que fueron las responsables de que tantos artistas pasasen por el escenario. Y con ganas, sin cara de compromiso. Lista interminable: la Bonet, Quimi Portet, Gemma Humet, The Tyets, Santa Salut, Joan Reig y Bernat S¨¢nchez, Magal¨ª Sare, Jawad Amazingh y Yohanna, Gerard Quintana y Josep Thi¨®, Balkan Paradise Orchestra, Xavier T¨¤sies, unos Gossos que estando temporalmente hibernados se reunieron para cantar con la Dharma, unos Celtas Cortos que por el grupo de Sants cantaron en catal¨¢n por vez primera y un Jordi Cuixart, autor del texto de Resistir ¨¦s v¨¨ncer que marc¨® el momento m¨¢s marcadamente pol¨ªtico de una velada que habida cuenta del car¨¢cter reivindicativo de la Dharma ya tuvo contenido social de por s¨ª. M¨¢s una cobla, bastoners, castellers, grallers y timbalers. S¨®lo faltaron una t¨®mbola y algod¨®n de az¨²car.
Y pese al gent¨ªo la noche result¨® fluida y¨¦ndose entre tanta m¨²sica y el ir y venir de convidados, besos y despedidas. Y por arte de birlibirloque emergi¨® en la pista un 3 de 7 la mar de pintiparado en el que la pi?a, una vez descargada con ¨¦xito la construcci¨®n, apoy¨® con el vaiv¨¦n de sus brazos a la Dharma, entonces interpretando Algemes¨ª. L¨¢stima que la asistencia, 10.000 personas que hicieron muy grande el Sant Jordi, no pudiese explayarse como piden las plazas mayores, ya que entre edad y sillas el baile se hace una odisea, llevada a buen puerto en la parte final, cuando Inana o La Pres¨® del Rei de Fran?a lo pusieron todo patas arriba. En el escenario, contentos como criaturas jugando con barro, el grupo model¨® una noche para el recuerdo, reparti¨¦ndose las tareas de conducci¨®n del espect¨¢culo y recordando las ausencias que como dijeron son las que hacen que la Dharma no pueda dejar de existir como mayor homenaje a quienes se fueron.
Si ech¨¢ndole poes¨ªa dicen que el f¨²tbol es un estado de ¨¢nimo, la Dharma es una forma de entender la m¨²sica y de vivirla, una forma amable de pasar por una vida que no es justa y, a pesar de todo, encararla sin avinagrarse. Durante algunas generaciones, el nombre de estos hermanos de Sants, tan de barrio como la Feliu, la del pescado y el borracho, ser¨¢ un referente, una marca como se dice ahora, n¨ªtida. Han estado arriba y abajo, a veces ni han estado, han triunfado y se la han pegado, son tan amados y respetados como parodiados, su sonido exaspera a sus detractores y precisamente por todo ello todo el mundo sabe qu¨¦ significa decir Dharma, no otra cosa que un compromiso con la m¨²sica popular y la fiesta tradicional. Con pelos largos y bonhom¨ªa.
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