¡®Las amistades peligrosas¡¯ de las L¨®pez convencen pese a la pol¨¦mica por el biling¨¹ismo del espect¨¢culo
La funci¨®n del Teatre Lliure, con una marquesa de Merteuil descomunal, pasa muy bien y ofrece una lectura muy exacta de la obra de Choderlos de Laclos
Ya s¨®lo por el explosivo final de Les amistats perilloses, con una M¨®nica L¨®pez descomunal en el papel de la marquesa de Merteuil sali¨¦ndose literalmente del teatro por la entrada de carga del escenario que da a la calle al ritmo de I wannabe your dog de The Stooges, vale la pena acudir al Teatre de Lliure de Montju?c. Pocas veces se ha visto a una actriz protagonizar una salida como esa, digna de una gran estrella de Hollywood, y tambi¨¦n pocas se ha visto a una int¨¦rprete dominar la escena durante toda la representaci¨®n con tanta autoridad y convencimiento. Y en un papel para el que la mayor¨ªa tenemos en la retina a actrices tan grandes como Mercedes Sampietro (en la adaptaci¨®n teatral de la obra de Pierre Choderlos de Laclos que dirigi¨® Pilar Mir¨®, estrenada precisamente en Barcelona en 1993, con Juanjo Puigcorb¨¦ en el papel de Valmont), y Glenn Close (en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Stephen Frears con John Malkovich haciendo de Valmont y Michelle Pfeiffer de madame de Tourvel). La funci¨®n, que es especialmente de las L¨®pez, M¨®nica, la actriz, que se la come, y Carol, la directora (sin parentesco entre ellas), responsable tambi¨¦n de la adaptaci¨®n, es muy ¨¢gil, pasa muy bien y ofrece una lectura muy exacta de la obra. No hay pelucas, aunque s¨ª cors¨¦s (tambi¨¦n para ellos).
Anoche, en el estreno oficial, fue muy aplaudida, pese a la pol¨¦mica que se ha montado por el biling¨¹ismo: la representaci¨®n es en catal¨¢n, pero los dos protagonistas, Merteuil y Valmont (el actor argentino Gonzalo Cunill) hablan entre ellos en castellano, en la intimidad como si dij¨¦ramos, lo que algunos han considerado que va en desdoro del catal¨¢n. El director del Lliure, Juan Carlos Martel, comentaba anoche que por encima de todo hay que respetar la opci¨®n art¨ªstica de la directora. Esta considera que compartir idioma acent¨²a la relaci¨®n entre los dos personajes.
Much¨ªsimas cosas buenas en estas Les amistats perilloses, entre ellas la homogeneidad de la compa?¨ªa (es lo que tiene ir a comer y beber juntos) que repercute en que la historia se siga perfectamente, pese a sus cruces de relaciones y los juegos de dobleces de los protagonistas. Todos est¨¢n muy correctos, pero hay que destacar adem¨¢s de a M¨®nica L¨®pez, como queda dicho, a Mima Riera, que da una Madame de Tourvel conmovedora cuando cae seducida por Valmont, y que protagoniza medio desvestida una bell¨ªsima danza doliente, preciosa. Elena Tarrats, nuestra querida Ofelia, da una C¨¦cile que viaja muy bien (y r¨¢pido) de la inocencia tontorrona inicial a la lujuria en brazos de Valmont y que ofrece un efectivo contrapunto, incluso de talla, a Merteuil: es f¨¢cil imaginarla convertida en el futuro en una mujer desalmada y libertina como la marquesa, a la que Carol L¨®pez considera un punto psic¨®pata en su esfuerzo por no tener sentimientos, para lo que se ejercita lav¨¢ndose un tenedor por debajo de la mesa mientras sonr¨ªe. La directora se?al¨® al presentar su espect¨¢culo el otro d¨ªa que el autor no fue para nada moralista y s¨ª bastante feminista en su forma de presentar a las mujeres. Ella ha optado, dijo, por despojar la historia de ret¨®rica y sintetizar mucho.
Cunill tiene que aguantar (adem¨¢s de una camisa transparente) el chaparr¨®n de darle la r¨¦plica a una M¨®nica L¨®pez en estado de gracia, y lo hace mostrando bien los inesperados matices y transiciones de Valmont, que no es nada f¨¢cil. Vaya pareja de perversos caprichosos y ociosos ¨¦l y Merteuil. Marta P¨¦rez est¨¢ muy divertida como Volanges, la madre de C¨¦cile (¡°give me the letters!¡±) y Eli Iranzo (Rosemonde) y el brit¨¢nico Tom Sturgess (Danceny), cumplen. Quiz¨¢ es m¨¢s dif¨ªcil de entender que Danceny tenga acento ingl¨¦s (aunque se trata de justificar haci¨¦ndolo profesor no de arpa sino de idiomas) que el que Valmont hable a ratos en castellano.
Entre las escenas que quedan en la retina, aparte de la de Tourvel desmontada, y la salida de Merteuil, la de los dos libertinos practicando a la vez sexo oral a sus respectivos j¨®venes amantes: una espl¨¦ndida imagen que sintetiza el esp¨ªritu de la ¨¦poca y nos remite a la reci¨¦n inaugurada exposici¨®n del CCCB sobre la actualidad de Sade; hay que recordar que durante un tiempo se consider¨® a Choderlos de Laclos tan escandaloso como el divino marqu¨¦s. Por cierto, tambi¨¦n aqu¨ª, como en la expo, se ha cre¨ªdo necesario contentar a la correcci¨®n pol¨ªtica con un pr¨®logo en el que se avisa que ya no somos as¨ª a Dios gracias. Es verdad que la seducci¨®n de la jovencita (15 a?os) y virginal C¨¦cile por Valmont dif¨ªcilmente pasar¨ªa hoy la criba del ¡°No es no¡±.
La escenograf¨ªa es muy funcional, con un aire dieciochesco, chaise longe incluida, y algunas sorpresas como las bolas de discoteca. La extravagante idea de que las actrices lleven miri?aque por fuera funciona y en el caso de M¨®nica L¨®pez funciona requetebi¨¦n: pero es que a ella aqu¨ª le funciona todo. Flojita la escena de la muerte de Valmont: ?ay, la esgrima!; ya ni la intentan. Les amistats perilloses es la ¨²ltima producci¨®n de la temporada en el Lliure de Montju?c y se puede ver hasta el 18 de junio.
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