ERC frente al 3% en Barcelona
Uno de los principales ejes vertebradores de su ascenso electoral de la ¨²ltima d¨¦cada ha sido la lucha implacable contra la corrupci¨®n, y m¨¢s en concreto contra la de Converg¨¨ncia
Esquerra Republicana ha vuelto al centro del tablero de juego en Barcelona pero no por los motivos que habr¨ªan querido sus dirigentes. El batacazo que se peg¨® Ernest Maragall el pasado domingo, al pasar de primera a cuarta fuerza y con la p¨¦rdida de la mitad de los diez concejales logrados en 2019, no le permite plantearse negociar la alcald¨ªa. Pero, cosas de la aritm¨¦tica parlamentaria, el resultado deja a ERC con el papel de ¨¢rbitro sobre si el ganador de las elecciones, Xavier Trias, debe tener v¨ªa libre para gobernar o si es posible armar una coalici¨®n de izquierdas con socialistas, comunes y republicanos. Sobre un total de 41 concejales, la opci¨®n Trias (Junts) suma 11 concejales y la de la coalici¨®n progresista, 24.
Son muchas las presiones que est¨¢ recibiendo ERC para que exhiba su reivindicada condici¨®n de partido de izquierdas y se sume a un frente progresista. Pero el alma independentista de la formaci¨®n, y sobre todo la incapacidad de hacer una valoraci¨®n reposada de los malos resultados del domingo la empujan a dejar gobernar a Trias. Ciertamente, ERC hace tiempo que no centra su discurso en su condici¨®n de partido de izquierdas, algo que qued¨® patente con su rechazo a la reforma laboral. Y tampoco parece que sus votantes la hayan castigado por ello. Sin embargo, si permite que Trias sea alcalde sin m¨¢s, mucha gente podr¨¢ reprochar a los republicanos que hayan traicionado uno de los principales ejes vertebradores de su ascenso electoral de la ¨²ltima d¨¦cada: la lucha implacable contra la corrupci¨®n, y m¨¢s concretamente contra la corrupci¨®n de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica, hoy h¨¢bilmente transmutada en Junts per Catalunya.
Cuando a Converg¨¨ncia le estall¨® el caso del 3%, el del saqueo del Palau de la M¨²sica y todas las operaciones de financiaci¨®n irregular, ERC abander¨® con ¨¦xito el discurso de la pol¨ªtica de ¡°manos limpias¡±. Pero menos de una d¨¦cada despu¨¦s, los republicanos se disponen a dar barra libre a Trias, el mismo que siendo ya alcalde de Barcelona entre 2011 y 2015, tuvo como mano derecha y como concejal de Urbanismo a Antoni Vives, a quien la Fiscal¨ªa le pide seis a?os de prisi¨®n por los presuntos delitos de organizaci¨®n criminal, fraude a la administraci¨®n p¨²blica y tr¨¢fico de influencias, adem¨¢s de inhabilitaci¨®n por prevaricaci¨®n vinculados a la supuesta financiaci¨®n ilegal de Converg¨¨ncia. No es una mera acusaci¨®n de la fiscal¨ªa de un juicio que todav¨ªa est¨¢ pendiente. El hombre de confianza de Trias, a quien el candidato a alcalde sigue defendiendo sin tapujos, ya tiene en su haber una condena de dos a?os de c¨¢rcel e inhabilitaci¨®n por la contrataci¨®n irregular de un exalcalde de Uni¨® en la agencia p¨²blica Barcelona Regional.
Esquerra tiene hechos para juzgar la situaci¨®n y se juega mucho en la decisi¨®n que parece ya haber tomado. Y no tanto sobre si debe o no hacer alcalde a un Jaume Collboni (PSC) que ha hecho una campa?a muy alejada de los mensajes m¨¢s izquierdistas de su partido. Lo que se juega realmente ERC es si deja de ser el muro contra la corrupci¨®n en Catalu?a.
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