El sofisma de Nu?ez Feij¨®o sobre la violencia machista
Precisamente porque tenemos ante los ojos diariamente la tragedia es por lo que requiere un tratamiento institucional y legislativo
Lo ha dicho Alberto N¨²?ez Feij¨®o: ¡°La violencia machista es una obviedad¡±. De tan sesuda reflexi¨®n pretende deducir que es innecesario que ¡°est¨¦ en los textos¡±. Sin duda el presidente del Partido Popular se refiere a los textos de las leyes en las que, seg¨²n ¨¦l, no hace falta que aparezca la violencia machista.
Seg¨²n la RAE, obviedad es la cualidad de lo que es muy claro, lo que est¨¢ delante de los ojos. La existencia de la violencia machista, ciertamente, es obvia, est¨¢ ante nuestros ojos. Es una realidad tr¨¢gica incuestionable. Por eso, es un incoherente dislate negacionista, un sofisma vergonzante, deducir de ello que no requiere ning¨²n tratamiento legislativo ni institucional, que hay que evitar su tratamiento normativo espec¨ªfico e integral. Precisamente porque tenemos ante los ojos diariamente la tragedia es por lo que requiere un tratamiento institucional y legislativo, como otras realidades tr¨¢gicas. Tambi¨¦n el terrorismo era una realidad tr¨¢gica que ten¨ªamos ante los ojos, lo que seg¨²n Feij¨®o ser¨ªa otra obviedad, y a nadie se le ocurri¨® deducir de ello que no requer¨ªa tratamiento institucional ni legislativo.
La violencia sobre la mujer, por ser mujer, es el ¨²ltimo escal¨®n de su desigualdad, realidad ancestral cuyo relato hist¨®rico ser¨ªa interminable. Conviene no olvidar que hasta 1972 la esposa careci¨® de autonom¨ªa para administrar sus propios bienes sin autorizaci¨®n del marido, que hasta 1978 la infidelidad de la esposa era delito de adulterio con pena de c¨¢rcel, o que hasta 1964 el marido asesino de su esposa sorprendida en adulterio ten¨ªa una pena simb¨®lica que ni siquiera era de prisi¨®n.
Y conviene no olvidar que hasta 1984 existi¨® un Patronato de Protecci¨®n a la Mujer en cuyos centros custodiados por monjas se internaba, sin garant¨ªas jur¨ªdicas, a mujeres j¨®venes, a iniciativa de autoridades civiles o religiosas, o de los padres, para redimirlas de la prostituci¨®n, embarazos de solteras, fugas de casa o inadaptaci¨®n familiar. Consuelo Garc¨ªa del Cid, el pasado 15 de mayo, denunci¨® ante el Parlament las injusticias y vejaciones sufridas por ella y por otras muchas j¨®venes en esos centros.
Los avances en la superaci¨®n de esa dram¨¢tica historia, hasta llegar a nuestra actual situaci¨®n social, pol¨ªtica y jur¨ªdica, no puede hacernos olvidar que todav¨ªa quedan espacios preocupantes de desigualdad, y que subsiste la violencia machista. La ley period¨ªsticamente llamada del ¡°s¨ª es s¨ª¡± se ha hecho famosa por su desafortunada reforma del C¨®digo Penal. Pero contiene m¨¢s de sesenta art¨ªculos que dise?an pautas de prevenci¨®n y detecci¨®n de la violencia machista, de asistencia integral, de nuevos derechos para las v¨ªctimas, de protecci¨®n, acompa?amiento y reparaci¨®n.
Se trata de un paquete de medidas cargado de posibilidades avanzadas, ilusionantes. Su implementaci¨®n est¨¢ transferida a las comunidades aut¨®nomas, que deber¨¢n redactar los textos necesarios para su desarrollo y concreci¨®n. Lamentablemente, all¨ª donde gobierne el PP esas pautas dif¨ªcilmente se concretar¨¢n e implementar¨¢n, si es que tan solo llegaran a ser redactadas. Esa ser¨¢, sin duda, la directriz derivada del sofisma negacionista de Feij¨®o, intencionadamente ambiguo, entre sus conveniencias y sus convicciones, pero con Santiago Abascal en la chepa.
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