La Caja 26 del archivo hist¨®rico de Barcelona: el refugio de lectura para los ni?os durante la Guerra Civil
Una bibliotecaria ha encontrado las ilustraciones que hicieron los 500 menores usuarios de la Casa de l¡¯Ardiaca: de Popeye a los milicianos, pasando por la CNT, la FAI y bombardeos
El Archivo Hist¨®rico de la Ciudad de Barcelona, en la Casa de l¡¯Ardiaca, junto a la Catedral, acaba de abrir una exposici¨®n que es una maravilla: muestra dibujos in¨¦ditos que hicieron los ni?os que durante los primeros seis meses de la Guerra Civil en un espacio que el entonces director del archivo, Agust¨ª Duran i Sanpere, abri¨® para no pasaran las tardes en la calle jugando a hacer la guerra. Lo llam¨® Sala de Lectura para ni?os y por ¨¦l pasaron 500 ni?os de los barrios de Ciutat Vella, hasta que hubo que cerrarla cuando comenzaron los bombardeos en febrero de 1937. Los ni?os leyeron y escucharon historias y tambi¨¦n dibujaron escenas cotidianas, personajes de las revistas infantiles de la ¨¦poca, animales que copiaban... y lo m¨¢s valioso: la guerra tal y como la viv¨ªan entonces. Milicianos, soldados, voluntarios, hospitales, llamados como ¡°Las milicias os necesitan¡±... y tambi¨¦n bombardeos y escenas de batalla. Unas situaciones, los bombardeos, que los ni?os todav¨ªa no hab¨ªan vivido, pero que s¨ª aparec¨ªan en revistas de la ¨¦poca que daban cuenta de la Primera Guerra Mundial o de la invasi¨®n italiana de Etiop¨ªa.
La exposici¨®n ha sido posible por el tes¨®n de una de las actuales bibliotecarias del archivo, Maria Messeguer, comisaria de la muestra junto al historiador Daniel Venteo. Messeguer, que en una anterior etapa hab¨ªa trabajado en una biblioteca especializada en publicaciones infantiles y juveniles, pregunt¨® un d¨ªa por una foto de la Sala de Lectura de la guerra que hab¨ªa colgada justo al entrar en la Casa de l¡¯Ardiaca. Su jefa le sugiri¨® que mirara en ¡°el archivo del archivo¡±, relata, donde se guardan los papeles de la gesti¨®n del equipamiento. Y ah¨ª dio con la Caja 26: ¡°Sala de lectura infantil¡±, explica Messeguer. Ah¨ª estaban m¨¢s de mil dibujos en libretas improvisadas con papeles y grapas; las colecciones que la biblioteca hab¨ªa separado para la sala de lectura, con cl¨¢sicos y revistas como TBO, Pocholo, Rataplan, Bimbo, Charlot, El Patufet o Pirul¨ª.; y los listados de asistentes cada ma?ana y cada tarde entre septiembre de 1936 y febrero de 1937. E incluso las autorizaciones que ped¨ªan los maestros de las escuelas del barrio para que sus alumnos acudieran al espacio, que era gratuito y abierto a todo el mundo.
¡°La exposici¨®n es un homenaje a todos los ni?os que han vivido o viven guerras¡±, se?ala Venteo que celebra la relevancia de la caja 26. Gracias a las cartas de las escuelas, donde se anotaban las direcciones de los alumnos, y los listados de asistentes, los dos comisarios cierran la exposici¨®n con un listado de los nombres de los 500 ni?os y ni?as que pasaron por all¨ª. Varios son grupos de dos y tres hermanos. E incluso han podido documentar que uno de ellos falleci¨® durante un bombardeo.
Entre las fotos resulta llamativa la presencia de la CNT o la FAI, organizaciones que hac¨ªan mucha propaganda, detalla Venteo. Y hay una ilustraci¨®n que parece premonitoria: aparece un miliciano pisando el fascismo, rodeado de las siglas de organizaciones de la ¨¦poca: CNT, FAI UGT, AIT, POUM. El comisario se?ala que el dibujo es anterior al famoso del cartel ¡°Aixafeu el feixisme¡± [Aplastemos el fascismo], con la imagen de un pie calzado con espardenya pisando una esv¨¢stica.
La Sala de Lectura que abri¨® el archivo hist¨®rico de Barcelona ¡°fue una iniciativa singular y pionera para paliar los efectos de la guerra sobre los ni?os¡±, aplaude la bibliotecaria Maria Messeguer, que recuerda que muchas escuelas cerraron. ¡°Combati¨® la guerra desde la cultura¡±, se emociona. En la exposici¨®n se contextualiza la importancia del Archivo de la ciudad, la figura de su director Agust¨ª Duran i Sanpere --¡±un humanista que apostaba por llenar de sentido las instituciones¡±, dice Messeguer--, se exhiben m¨¢s de 60 ilustraciones, y se muestran los libros y revistas que leyeron y copiaron sus peque?os usuarios. Y la preside la ¨²nica fotograf¨ªa que se conserva del espacio en funcionamiento, la que despert¨® la curiosidad de Messeguer. La firma Carlos P¨¦rez de Rozas y se public¨® en El d¨ªa gr¨¢fico acompa?ando una cr¨®nica sobre el espacio.
La exposici¨®n incluye referencias a otros dos episodios de la ¨¦poca. Uno, la contribuci¨®n de Duran i Sanpere a poner a salvo patrimonio documental catal¨¢n durante la Guerra Civil. Y otro, un episodio desconocido tambi¨¦n vinculado a la infancia y el archivo, como fue la celebraci¨®n durante la Guerra de La semana de la Infancia, coincidiendo con las fechas en las que antes y ahora los Reyes Magos traen regalos despu¨¦s de Navidad. Daniel Venteo y Maria Messeguer cruzan los dedos por si alguien que visita la exposici¨®n y repasa la lista de los 500 usuarios de la Sala de Lectura reconoce alg¨²n nombre (est¨¦ vivo o muerto) y pueda aportar recuerdos sobre su paso por all¨ª.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.