Mientras tanto, puro inmovilismo
No puede decirse que el catalanismo en su conjunto haya hecho un buen negocio. Quiz¨¢s haya hecho el peor de los negocios desde la guerra civil
El reto era gobernar el mientras tanto. Mantener incandescente la independencia y atender a la vez a las necesidades de la ciudadan¨ªa. Desde Waterloo, la rama m¨¢s radicalizada pretendi¨® situar las instituciones de autogobierno a las ¨®rdenes del presidente autoexilado, con la misi¨®n hist¨®rica de mantener el denominado legado del 1 de octubre y esperar la llega del momento feliz para hacer efectiva una independencia que incluso se daba por declarada. Ya hemos visto que su camino judicial europeo est¨¢ agotado y no hay ahora quien reavive el fuego cada vez m¨¢s p¨¢lido de sus pretensiones. Solo el Partido Popular da credibilidad a las bravatas y revelaciones de Puigdemont, porque pretende seguir explotando esta veta infame de cara a las pr¨®ximas elecciones como ha hecho con Bildu en las anteriores.
Solo han pasado cinco a?os, pero la acci¨®n devastadora del tiempo, junto a los efectos de la v¨ªa judicial y los indultos, la escasa y decreciente atenci¨®n internacional y la dimensi¨®n real del litigio pol¨ªtico, han dibujado el tama?o exacto de Catalu?a en el nuevo mapa. Los independentistas que se consideraban m¨¢s responsables quer¨ªan emprender dos tareas incompatibles. Si gobernaban la autonom¨ªa, reforzaban la Constituci¨®n. Si solo se dedicaban a Waterloo desatend¨ªan a los ciudadanos e incluso a sus votantes. No han hecho ni una cosa ni la otra. Y todo lo han intentado resolver con la verborrea que todo lo aguanta y con unos gestos que de nada sirven.
Su in¨²til fraseolog¨ªa, despojada de toda credibilidad y vac¨ªa de contenido, acude todav¨ªa en auxilio de los desorientados gobernantes. A cada nuevo rev¨¦s cambian de estrategia, pero mantienen la formalidad de su rebeld¨ªa en la descortes¨ªa institucional en la que est¨¢n instalados, indiferentes a la escasa y decreciente atenci¨®n que suscitan sus infantiles y habituales desplantes. Si no gobiernan es porque no saben, ni tienen arrestos para arriesgarse en tomar decisiones, que es lo que significa gobernar. V¨¦ase el caso flagrante y econ¨®micamente desgraciado de la paralizada ampliaci¨®n del aeropuerto de Barcelona.
Su mientras tanto ni siquiera les sirve para el famoso ensanchamiento de la base que se propon¨ªan. Sucede lo contrario. Su voto se encoge y sube el de signo contrario. Han sido el despertador del nacionalismo espa?olista, especialmente en nuestro vecindario inmediato, donde a la lengua catalana al servicio de la independencia se opone ahora la lengua espa?ola al servicio de la unidad de Espa?a. No puede decirse que el catalanismo en su conjunto haya hecho un buen negocio. Quiz¨¢s haya hecho el peor de los negocios desde la guerra civil.
Si la cabalgada independentista ha significado un retroceso para Catalu?a, su lengua y sus instituciones, el mientras tanto de Aragon¨¨s y de su gobierno es un caso de pasmoso de inmovilismo y de inexplicable par¨¢lisis. El pa¨ªs necesita con urgencia que se gobierne. Todo lo dem¨¢s son cuentos.
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