El grito de libertad de David Lang atron¨® en el Grec de Montju?c
Ovaci¨®n de gala en el anfiteatro para el compositor, que present¨® su recreaci¨®n del ¡®Fidelio¡¯ de Beethoven
Entre los m¨²ltiples fastos que en 2020 se prepararon para celebrar el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven se encontraba la recreaci¨®n de su Fidelio en manos del compositor angelino David Lang. La nueva ¨®pera titulada Prisoner of the State se hab¨ªa estrenado en 2019 en el Lincoln Center neoyorquino y ten¨ªa que circular despu¨¦s por diversos escenarios europeos que hab¨ªan colaborado en su producci¨®n, entre ellos L¡¯Auditori barcelon¨¦s. La pandemia frustr¨® esa gira que ahora, tres a?os despu¨¦s, ha concluido con su estreno en el festival Grec. Y el resultado no pudo ser mejor: casi diez minutos de aplausos y v¨ªtores con todo el anfiteatro, pr¨¢cticamente lleno, puesto en pie.
Ovaci¨®n de gala, tanto para el autor, que exultaba felicidad, como para todos los int¨¦rpretes. Merecida, ya que el canto de libertad de Lang mantuvo en tensi¨®n a todo el auditorio durante casi una hora y cuarto. La explosi¨®n final era la ¨²nica conclusi¨®n posible. La monta?a de Montju?c tembl¨® como si de un el terremoto se tratara.
Lang ha tomado de Beethoven el esqueleto argumental de su Fidelio (basado en una obra de Jean-Nicolas Bouilly que ya hab¨ªa sido convertida en ¨®pera con anterioridad), lo ha trasladado de Sevilla a un incierto presente que f¨¢cilmente podr¨ªa ser cualquier lugar y lo ha despojado de cualquier elemento que pudiera desviar la atenci¨®n del oyente sobre su idea de defensa de la libertad individual y la lucha contra la injusticia. De alguna manera la exhortaci¨®n al amor conyugal del Fidelio original se convierte aqu¨ª en la dura lucha contra la injusticia.
Musicalmente Beethoven est¨¢ totalmente ausente de la partitura de Lang que, acerc¨¢ndose por momentos m¨¢s al musical ¨¦pico que a la ¨®pera, crea una atm¨®sfera opresiva y desasosegante que culmina con un tutti exaltado en el que tanto los cuatro solistas como el coro y la orquesta transmiten un mensaje inapelable: nacemos libres pero vivimos encadenados, la diferencia entre la c¨¢rcel y el mundo exterior es que en la c¨¢rcel se ven las cadenas.
Un mensaje acongojante que no impidi¨® el estallido euf¨®rico del p¨²blico. La Orquesta Sinf¨®nica de Barcelona, bajo la batuta de su titular Ludovic Morlot, defendi¨® la partitura con fuerza, brillaron maderas y metales sobre una percusi¨®n por momentos asfixiante. En la parcela vocal destac¨® el bajo bar¨ªtono Dav¨®ne Tines en el papel de carcelero mientras que el tenor Alan Oke supo transmitir, m¨¢s con su presencia que con su voz, la perversidad del gobernador don Pizarro (apabullante su ¡°es mejor ser temido que amado¡±). El coro tras las rejas carcelarias, Orfe¨® Catal¨¤ y Cor de Cambra del Palau, brill¨® tambi¨¦n a gran altura transmitiendo la fatalidad de su destino.
Una puesta en escena sobria, en la que la orquesta parec¨ªa estar incrustada en el mismo patio carcelario y la roca natural del escenario magnificaba la sensaci¨®n de zozobra, contribuy¨® a qu¨¦ nada pudiera desviar la atenci¨®n del inequ¨ªvoco mensaje de David Lang.
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