ERC presiona a Junts y al PSOE al anunciar que consultar¨¢ a su militancia sobre la decisi¨®n final de la investidura
Los republicanos buscan mostrarse exigentes ante los socialistas y hurgar en las diferencias de los exsocios de Govern
Esquerra Republicana y Junts per Catalunya escenificaron el pasado mi¨¦rcoles su apuesta por intentar pactar conjuntamente las condiciones que permitir¨ªan la investidura de Pedro S¨¢nchez como presidente del Gobierno y evitar as¨ª una incierta repetici¨®n electoral. El buen puerto de ese acuerdo, que pivota para los independentistas en la amnist¨ªa y la autodeterminaci¨®n, depende de una confianza a¨²n en construcci¨®n entre ambas formaciones y cuyas dudas se ven reflejadas en decisiones como la tomada este viernes por el Consell Nacional de los republicanos: la elecci¨®n final sobre la investidura la tendr¨¢ la militancia, v¨ªa consulta interna, sin especificar si ERC hurga as¨ª en las diferentes sensibilidades en el seno de sus exsocios, pero tambi¨¦n busca contrarrestar la idea de que su voto favorable se d¨¦ por descontado, bajando as¨ª su nivel de exigencia.
La decisi¨®n del alto ¨®rgano del partido, sin embargo, es bastante vaporosa y queda abierta ante las vicisitudes que tenga la negociaci¨®n tanto con los exsocios como con el PSOE. Los republicanos hablan de ¡°posici¨®n final sobre una eventual investidura¡± sin especificar a¨²n si ser¨¢ en t¨¦rminos de sentido de voto. En una nota de prensa, el partido da a entender que la votaci¨®n se har¨¢ cerca del momento de votaci¨®n y fuentes de la formaci¨®n explican que su realizaci¨®n ser¨¢ independiente a un planteamiento conjunto o no con Junts.
Es normal que este tipo de acuerdos, negociados directamente desde la c¨²pula de los partidos, sean refrendados de alguna manera por la militancia. El matiz est¨¢ en lo que se lleva a votaci¨®n. Esta vez, el m¨¢ximo ¨®rgano de los republicanos entre congresos ha optado por que las bases se pronuncien sobre el sentido del voto en la investidura de S¨¢nchez, independientemente o no de que haya un acuerdo previo con Junts. En noviembre de 2019, cuando ni siquiera se hab¨ªa comenzado a negociar con el PSOE, la direcci¨®n que pilotan Oriol Junqueras y Marta Rovira opt¨® por usar la votaci¨®n para cerrar filas de manera preventiva al preguntar si hab¨ªa que vincular el apoyo a la mesa de di¨¢logo. Entonces, el s¨ª obtuvo el apoyo del 94,6% de los votantes ante el 5,3% cosechado por el no.
Junts tambi¨¦n ha hecho m¨²ltiples ejercicios de democracia interna. En mayo de 2021, por ejemplo, someti¨® a votaci¨®n de sus bases las condiciones para pactar con ERC el Ejecutivo de la Generalitat tras una ag¨®nica negociaci¨®n. El apoyo a la coalici¨®n fue del 83%. En otras ocasiones, a diferencia de la aparente cohesi¨®n que busca exhibir ERC, los de Puigdemont han visto como esos procesos se convierten tambi¨¦n en vitrina del pulso que viven las almas posibilistas y frentistas que conviven en el seno del partido. En octubre del a?o pasado, el 55% de los militantes vot¨® a favor de salir de ese mismo Govern, frente al 42% que prefer¨ªa mantenerse en el poder.
Algunas voces de Junts se han ido posicionando sobre si se tiene que dialogar o no sobre la investidura de S¨¢nchez. Tras una campa?a donde claramente se descartaba d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n cualquier pacto con un PSOE que ven id¨¦ntico que el PP, el mensaje ahora es que hay que explorar una ¡°oportunidad de oro¡±. Se puede intentar forzar la soluci¨®n pol¨ªtica del conflicto entre Gobiernos, pero el partido fundado por el expresident ve otras potencialidades como reivindicar la figura de Puigdemont y se lanza a exprimir lo que pueda lograr con los siete esca?os conseguidos el 23-J.
La votaci¨®n aprobada por ERC, que no tiene fecha de celebraci¨®n y evita as¨ª autoimponerse un ultim¨¢tum, busca blindar dos frentes. Por un lado, contrarrestar el discurso que da por descontado sus votos favorables a la investidura, que hace tanto el PSOE como Junts, y que entienden que les hace perder margen de maniobra o rebaja el peso de sus exigencias. Los republicanos fueron indispensables en la pasada investidura, en la cual lograron arrancar como contraprestaci¨®n a los socialistas la mesa de di¨¢logo, pilar fundamental de su estrategia. Su planteamiento sobre la autodeterminaci¨®n es m¨¢s vaporoso que el de Junts para dar m¨¢s margen de maniobra pero, su lista de exigencias ahora tambi¨¦n incluye la amnist¨ªa, acabar con el llamado d¨¦ficit fiscal y el traspaso de Rodalies, la red de corta distancia de Renfe en Catalu?a.
Sellar su posici¨®n negociadora no es suficiente y ah¨ª es donde los republicanos buscan maneras de intentar que en Junts no gane n¨²meros la v¨ªa de forzar una repetici¨®n electoral. El pasado lunes, el portavoz de Junts, Josep Rius, no aclar¨® si habr¨ªa una votaci¨®n entre la militancia sobre el eventual acuerdo, en qu¨¦ momento se realizar¨ªa o si, por el contrario, se dejaba todo en manos de la c¨²pula. ERC, al adelantarse, marca territorio ante la imprevisibilidad de su exsocio y deja entrever que ¨¦ste se enredar¨¢ con las diferentes sensibilidades internas.
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