La bailarina Natalia Osipova deslumbra por su virtuosismo y madurez interpretativa en el Coliseum de Barcelona
El espect¨¢culo ¡®Force of nature¡¯, con piezas que abarcan desde la danza cl¨¢sica a la contempor¨¢nea, es una experiencia inolvidable para los amantes del g¨¦nero
El Teatro Coliseum de Barcelona se visti¨® anoche de gala para recibir a una de las mejores bailarinas cl¨¢sicas de los ¨²ltimos tiempos: la rusa Natalia Osipova. A los 37 a?os, en el umbral de su madurez art¨ªstica, Osipova ha decidido crear, junto a su marido el bailar¨ªn y core¨®grafo de origen neoyorkino Jason Kittelberger, un grupo de danza al que han bautizado con el nombre de Bloom Dance Project, formado por excelentes int¨¦rpretes procedentes de las principales compa?¨ªas internacionales. Una iniciativa que en su momento realizaron otros compa?eros de profesi¨®n como Rudolf Nureyev, que a su grupo lo bautiz¨® con su nombre y a?adi¨® & Friends o Julio Bocca con sus famosas galas de estrellas. Lo importante es rentabilizar los talentos cuando se alcanza la madurez.
La compa?¨ªa de Osipova ha estrenado en el Coliseum de Barcelona su espect¨¢culo Force of Nature, montaje que se podr¨¢ ver hasta ma?ana viernes. No se lo pierdan, es una experiencia inolvidable para los amantes de la danza. El espect¨¢culo est¨¢ formado por diversas piezas que abarca desde la danza cl¨¢sica a la danza contempor¨¢nea, belleza gestual, riqueza coreogr¨¢fica e impecable ejecuci¨®n son las cualidades de este montaje. La escenograf¨ªa es inexistente lo que facilita las giras y rentabilidad del grupo.
Natalia Osipova no es la t¨ªpica bailarina cl¨¢sica, estamos ante un animal esc¨¦nico con su ¨²nica presencia llena el escenario. Su mirada es audaz, su evoluciones tienen una fuerza inaudita, sus puntas son feroces y sus brazos poseen la fuerza de las aspas de un molino en constante movimiento, especialmente cuando baila contempor¨¢neo. La souplesse de otras bailarinas cl¨¢sica es en ella fuerza y desaf¨ªo, cualidades, que hicieron de su Giselle para el Royal Ballet una hero¨ªna irrepetible (en el primer acto era una campesina valiente y apasionada y en el segundo una willi intr¨¦pida).
Force of Nature comenz¨® con el magn¨ªfico y virtuoso paso a dos de El Corsario con coreograf¨ªa de Marius Petipa y m¨²sica de Riccardo Drigo. Osipova exhibi¨® todas sus dotes de gran bailarina, fue un raudal de energ¨ªa, sus piruetas dobles al igual que sus fouett¨¦s hipnotizaron al espectador. Si bien quien recibi¨® m¨¢s aplausos en esta coreograf¨ªa fue su compa?ero, Giorgi Potskhishvili, bailar¨ªn principal del Dutch National Ballet, quien dej¨® al p¨²blico sin respiraci¨®n por la elevaci¨®n de sus grandes saltos, que se suspend¨ªan en el espacio como un endiablado vuelo y sus huracanados giros. Fue una l¨¢stima que fuera su ¨²nica intervenci¨®n.
A continuaci¨®n la bailarina Daria Pavlenko del Mariinsky Theater y artista invitada a la compa?¨ªa de Pina Bausch interpret¨® un intenso solo titulado La Petite Mort con m¨²sica del Canon de Pachelbel y coreograf¨ªa de Pawel Glukhov. Esta int¨¦rprete, con una fuerte personalidad esc¨¦nica y de complexi¨®n fuerte, volvi¨® a brillar luego como una s¨®lida Juana de Arco, espada incluida, en la segunda parte del programa, en una pieza tambi¨¦n de Gluknov con m¨²sica de Konstantin Chityakov.
El resto del programa estaba integrado por piezas de corte contempor¨¢neo en las que Osipova brill¨® con la misma intensidad que cuando baila papeles cl¨¢sicos. Su lenguaje en estas ocasiones se amolda a las exigencias de otra disciplina danc¨ªstica con la misma fuerza. Maravillosa y pasional estuvo en el paso a dos Bach to Bach del creador israel¨ª Shahar Binyamini, que bail¨® junto al bailar¨ªn Joseph Kudra, del London Based Freelancer. Y cautivadora y sensual result¨® en Ashes junto a su marido Jason Kittelberger, autor tambi¨¦n de la pieza. A pesar de proceder de diferentes estilos se acoplaron y se enamoraron en un movimiento constante. La m¨²sica polaca de Nigel Kennedy y The Kroke Band enfatiza la pasi¨®n y sensualidad que emana de este paso a dos.
La segunda parte del programa continuaron los pasos a dos de corte contempor¨¢neo. Hay que destacar el que ofrecieron Joseph Kudra junto a Emma Farnell-Watson titulado Verletzte Haut, con coreograf¨ªa de Jason Kitterlberger y m¨²sica de Rachmaninov: bailaron compenetrados y con gran sentimiento. El programa finaliz¨® con Valse Triste, con m¨²sica de Sibelius y coreograf¨ªa de Alexey Ratmansky, el afamado core¨®grafo ruso afincado en Nueva York. Se trata de una pieza de corte neocl¨¢sico en la que Osipova volvi¨® a brillar. Su hermoso movimiento de brazos, sus evoluciones ejecutadas con precisi¨®n y con cierto lirismo impregnaron a la pieza de una gran belleza. Su pareja Reece Clarke, del Royal Ballet de Londres, fue su magn¨ªfico c¨®mplice en esta primorosa pieza. El p¨²blico ech¨® de menos en esta segunda parte un paso a dos del repertorio cl¨¢sico que hubiera redondeado la funci¨®n y nos hubiera catapultado definitivamente a las estrellas.
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