Laura Vilagr¨¤, la nueva vicepresidenta catalana que sali¨® de la cantera de ERC
El nombramiento de la titular de Presidencia busca reforzar el ¨²ltimo a?o de mandato de Aragon¨¨s y su di¨¢logo con el Gobierno
Varias narices se arrugaron en octubre de 2022, cuando Pere Aragon¨¨s opt¨® por no tener una vicepresidencia en el Govern monocolor que dise?¨® tras la salida de Junts. No fueron pocos quienes dentro de Esquerra y en el Parlament daban por sentado que la titular de la cartera de Presidencia, Laura Vilagr¨¤ (Santpedor, Barcelona, 47 a?os), ocupar¨ªa el sitio. El premio para la que hasta ahora ha sido la navaja suiza del Ejecutivo catal¨¢n ha tenido que esperar 15 meses y desde ahora la polit¨®loga y m¨¢ster en Direcci¨®n P¨²blica es la n¨²mero dos oficial del Govern. Se trata de un movimiento que no se ha de leer en clave sucesoria y que intenta vender solidez para afrontar el ¨²ltimo a?o de la legislatura y un gui?o a la v¨ªa del di¨¢logo con el Gobierno.
Incluso desde que ERC y Junts pactaron el reparto inicial de las carteras, en 2021, sorprendi¨® el volumen de competencias que pend¨ªan de la usualmente poco grata carpeta de la Presidencia. Algo que aument¨® considerablemente con la necesidad de ajustarse a la realidad de un Gobierno en solitario al a?o siguiente. Adem¨¢s de las relaciones institucionales, el Gabinete Jur¨ªdico, la Secretar¨ªa de Medios y el deporte, Vilagr¨¤ tuvo que asumir las competencias de funci¨®n p¨²blica, transformaci¨®n digital y asuntos religiosos tras la salida de Junts. De ah¨ª la sorpresa porque aceptar un departamento de magnitudes ya paquid¨¦rmicas no le abriera las puertas a ser la tercera mujer en ser vicepresidenta de la Generalitat.
En octubre de 2022, en una conversaci¨®n informal con periodistas, Vilagr¨¤ quit¨® hierro a ese incremento a la carga de trabajo. Confes¨® que su afici¨®n a la nataci¨®n ¡ªla practica cada d¨ªa¡ª le da las herramientas y la endorfina necesaria para cumplir con con lo que se le encomienda y compatibilizarlo con ser madre de dos ni?as. Dentro del partido es casi un¨¢nime el reconocimiento a su trayectoria, que coinciden comenz¨® ¡°desde la cantera¡± republicana y cimentada en la pol¨ªtica local y la gesti¨®n. Tras estudiar Ciencias Pol¨ªtica en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, comenz¨® a militar en ERC a los 22 a?os pese a venir de un hogar tradicionalmente convergente.
Estuvo en la oposici¨®n en el Ayuntamiento de Santpedor de 1999 a 2003 y, de ah¨ª a 2015, fue su alcaldesa, una posici¨®n que compatibiliz¨® con ser diputada en el Parlament. Gerenci¨® el Consejo Comarcal del Bages, tras finalizar su m¨¢ster en Esade. Fue el propio Oriol Junqueras, el presidente del partido, quien le inform¨® que ir¨ªa en las posiciones de salida de las listas de las elecciones, su perfil t¨¦cnico y experiencia resultaba ¨²til en un partido que se hab¨ªa puesto como meta mostrarse como un gestor cre¨ªble. Ser la cara oficial de las relaciones con el Gobierno central -entre sus funciones est¨¢ liderar la representaci¨®n de la Comisi¨®n Bilateral- le ha llevado a estar en el centro de la legislatura y fue ganando peso pol¨ªtico hasta finalmente llegar a la vicepresidencia.
Vilagr¨¤ ha tenido que lidiar con algunas de las carpetas m¨¢s espinosas de la legislatura. Por ejemplo, capitanear con su contraparte del Gobierno central, F¨¦lix Bola?os, en momentos graves como la confirmaci¨®n de que Aragon¨¨s hab¨ªa sido uno de los espiados mediante el software Pegasus, gracias a una orden judicial. O criticar el acuerdo con Junts para la delegaci¨®n de las competencias en inmigraci¨®n. En la lista est¨¢ tambi¨¦n la gesti¨®n de la frustrada candidatura para los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno (cay¨® por la falta de acuerdo con el Gobierno de Arag¨®n), el fiasco por el caos en las oposiciones de mayo del a?o pasado (13.500 personas tuvieron que repetir el examen) y las negociaciones presupuestarias en el Parlament.
El movimiento, explican fuentes del partido, no tiene ning¨²n componente en clave sucesoria y aceptan que llega ¡°tarde¡±. Tras la salida de Junts, explican, la estrategia iba por poner todos los focos en un Aragon¨¨s que ser¨ªa criticado por la extrema minor¨ªa en la que se encuentra. El cambio que origin¨® movimientos en Educaci¨®n y Acci¨®n Clim¨¢tica, en junio pasado, se quiso limitar al m¨¢ximo. El momento es otro y, ahora s¨ª, entronar a Vilagr¨¤ encaja en la idea de transmitir una fuerza que la oposici¨®n sigue poniendo en duda. Tambi¨¦n es un gesto hacia La Moncloa, que ve c¨®mo su interlocutora oficial ¡ªel detalle se lo reparten otros cuadros de ERC¡ª es finalmente reconocida.
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