Un fanzine para n¨¢ufragos
Ceferino Gal¨¢n lleva m¨¢s de treinta a?os editando una miniatura para supervivientes
¡°Tenemos un futuro, pero no un futuro prometedor. O sea, nada digno de so?ar¡±. ?sta es una de las miles de oraciones (laicas) que pueden leerse en El Naufraguito, un fanzine del que se han publicado 135 n¨²meros y ha cumplido, tach¨ªn-tach¨¢n, 34 a?os. Es un librito de 16 p¨¢ginas, una obra artesana que siempre lleva una, digamos, manualidad, como una tarjeta para pedir perd¨®n, un coraz¨®n de cart¨®n intacto para el caso de que te hubieran roto el otro o una entrada para ser espectador preferente de tu propio combate. Eso ¨²ltimo, en el n¨²mero 76, dedicado al boxeo, donde se explica que ¡°la vida es boxear y boxear desgasta¡±. Para colmo de males: ¡°En el boxeo no se puede citar a Novalis¡±. Una alhaja editorial que ha sido premiada dos veces en el Sal¨® del C¨°mic de Barcelona y que participa con todo merecimiento en el Arts Libris de Barcelona. En cada ejemplar hay una ¡°bolsa marsupial¡± donde se cobija un mininaufraguito. Y tanto portento por 3,50 euros. Al margen de todo eso, ahora ha sacado tres cajetillas min¨²sculas con tres micronaufraguitos en cada una de ellas sobre el querer, los celos, el enga?o¡
Su editor vive en Barcelona y se llama Ceferino Gal¨¢n. En Internet no hay biograf¨ªas detalladas. Con paciencia llegas a saber que naci¨® en Badajoz en 1950, que ha publicado libros de artista, que ha sido poeta y pintor, que en verano practica la escultura, que no expone, que estudi¨® en la Massana y en la Escuela de Artes Aplicadas, donde aprendi¨® las destrezas para editar un libro. Cuando nos vimos para esta cr¨®nica a?adi¨® que hab¨ªa sido empleado de banca. ¡°Entonces era una profesi¨®n maravillosa porque a las tres de la tarde todos est¨¢bamos en la calle con la mente limpia, sin arrastrar problemas profesionales. Eso, y una prejubilaci¨®n a los 51 a?os, me permiti¨® tener mi tiempo¡±.
Y practica el juego de la ocultaci¨®n a la hora de explicar qui¨¦n escribe y fabrica El Naufraguito. En entrevistas ha asegurado que una redacci¨®n recibe los textos de n¨¢ufragos de mil procedencias. Pero en esas mismas entrevistas da alguna pista para desmontar su embuste. Por ejemplo, que ha recibido originales de Ronald Reagan. Adem¨¢s, alg¨²n amigo suyo ha explicado que Gal¨¢n trabaja solo y lo hace todo: corta el papel, compagina, escribe, encuaderna, grapa y distribuye.
Las firmas apenas se repiten y van desde la de un soci¨®logo jubilado a un fil¨®sofo c¨¢ustico, etc. Gal¨¢n debe ser el escritor con m¨¢s heter¨®nimos. ¡°Pretendo que se vea El Naufraguito como un mundo y no se est¨¦ pendiente de qui¨¦n ha escrito esto o aquello. Tengo dos fuentes: testimonios de gente y lo que la sociedad te va dando, lo que encuentras. Soy un hombre gris, pero si voy por la calle y descubro, por ejemplo, un peque?o detalle singular en un edificio, y no estoy hablando de monumentos, me considero descendiente de la persona, tambi¨¦n gris, que lo puso. Por eso digo que El Naufraguito no es algo ¨²nicamente m¨ªo. La vida son los est¨ªmulos que te vienen y, tambi¨¦n, los que lanzamos¡±.
El Naufraguito, escribe, es el bolet¨ªn de la Isla Naufragio ¡°y los n¨¢ufragos han sobrevivido a una rutina devastadora y ahora les queda el cansancio, el hartazgo de ver que no hay arreglo posible¡±. En El Naufraguito hay amargura, pero tambi¨¦n humor. Es un exorcismo seglar contra la pesadumbre sin proponer ninguna esperanza. Gal¨¢n predica la pachorra. ¡°En la vida puedes meterte en un berenjenal y has de hacer lo posible para no complicarla. Los n¨¢ufragos no han sabido gestionar su propia vida. Recomiendo la pachorra, la indiferencia a los incentivos que la sociedad (los pol¨ªticos, las religiones¡) te propone. No debes responder a sus propuestas. La soluci¨®n es la indiferencia, que no me incluyan en sus desvar¨ªos.¡±
El Naufraguito naci¨® como anexo de El N¨¤ufrag que editaba un amigo. Pero en 1991, aquella publicaci¨®n termin¨® y Gal¨¢n persisti¨®. Un episodio fundacional de lo que ahora es este fanzine se da con el hallazgo de un manuscrito, ¡°lleno de faltas de ortograf¨ªa¡±, donde una persona contaba su biograf¨ªa. ¡°Hab¨ªa tenido una vida muy desgraciada, pero el texto empezaba diciendo ¡®yo soy quien soy y no me cambio por nadie¡¯. Publicamos un par de p¨¢ginas en el n¨²mero cinco. La chuler¨ªa de este primer n¨¢ufrago nos dio la pauta. Empezamos a cambiar, a tener iron¨ªa, sarcasmo¡Algo consustancial con lo que han vivido los n¨¢ufragos. Sobre la esperanza te dir¨¦ que puedes alcanzarla si te quedas en tus l¨ªmites. No hay esperanza para el mundo. La hay para determinadas personas¡±.
En el n¨²mero 100, el fanzine se hizo el harakiri, pero no era ning¨²n anuncio de abandono. En el 101 subi¨® al cielo y en el 102 vio que en el cielo no hab¨ªa para¨ªso. ¡°Simplemente quisimos ir al cielo. Si en un fanzine no puedes hacer lo que te d¨¦ la gana est¨¢s arreglado. No tienes que dar explicaciones a nadie. La primera edici¨®n tiene una tirada de unos 150-200 ejemplares. Y cuando se acaban podemos ir haciendo nuevas tiradas m¨¢s peque?as. La gente no es consciente del arma tan maravillosa que son un ordenador y una impresora. Cuando estudi¨¦ tipograf¨ªa ten¨ªas que colocar las letras en la minerva. Se descolocaban y no dispon¨ªas de todos los tipos. Ahora los tienes todos. Era algo impensable¡±.
La calidad, mucha, de la escritura de El Naufraguito la sostiene aplicando el sentido com¨²n. ¡°Tengo que entender como lector lo que escribo. Y el relato ha de entretener, ense?ar, decir cosas que no sab¨ªas, sorprender, hacer pensar, acompa?ar¡¡±. Gal¨¢n admite que la voz es masculina, ¡°pero un 60% de los lectores son mujeres¡±. ¡°La mujer est¨¢ m¨¢s interesada en la cultura y en el fanzine hay la idea de que los hombres somos m¨¢s imperfectos¡±.
Y Gal¨¢n termina con un anuncio. Antes de Sant Jordi saldr¨¢ una antolog¨ªa de textos del fanzine. El libro se titular¨¢ La revoluci¨®n solo te tiene a ti. Lo edita la valenciana Ladr¨®n de calcetines con ilustraciones de Nacho Casanova y pr¨®logo de Isabel Coixet. Para pensar, para disfrutar.
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