Querido Guerrero

El viento del Sur, tu Sur, llevaba d¨ªas rondando. Ese viento al que tantas veces te refer¨ªas cuando nos hablabas de tu Tarifa natal, cuando nos explicabas tantas historias de tu infancia, de una infancia dura llena de necesidades pero que t¨² revest¨ªas de tanta belleza y poes¨ªa.

Has llamado a uno de tus libros El viejo agradecido y as¨ª es como me siento yo, agradecido por haber tenido la oportunidad de aprender a tu lado a ser persona antes que fot¨®grafo, como te gustaba decir de manera incansable siempre que hablabas de nuestro oficio. Tambi¨¦n dec¨ªas que era el oficio m¨¢s bello de mundo cuando lo comparabas con el de alba?il, a quien nadie ven¨ªa a decirle qu¨¦ bien hab¨ªa cavado una zanja o levantado una pared. En cambio, a nosotros, nos elogian por nuestras fotos, nos las publican y hasta nos hacen exposiciones.

Coincidir contigo en una informaci¨®n te apa?aba el resto del d¨ªa, pues a parte de las lecciones de vida con las que siempre nos obsequiabas, nos contagiabas tu buen humor y nos hac¨ªas re¨ªr, como cuando a la pregunta de ¡°?D¨®nde van a salir estas fotos?¡± T¨² contestabas con toda naturalidad: ¡°En el Daily que daily¡±.

Pasaron los a?os, las fotos y, mientras yo intentaba sobrevivir como responsable de la secci¨®n de Fotograf¨ªa de EL PA?S en Barcelona, apareciste de nuevo para salvarnos tantas y tantas portadas del cuadernillo de Catalunya. Tu llamada preguntando: ¡°?Joan tienes foto de portada?¡± era un salvavidas en medio de la tempestad del cierre diario. En menos que canta un gallo aparec¨ªas por la redacci¨®n con esa cara de pillo y de felicidad y en tu mano un carrete que guardaba, latentes, im¨¢genes llenas de sensibilidad, de amor y de realidad. Entonces, revel¨¢bamos y de pronto dos excavadoras se besaban en medio de las obras del Bes¨°s al tiempo que sus sombras dibujaban un enorme coraz¨®n en el suelo.

Luego vino la p¨¦rdida de tu hijo Ernesto que superaste volvi¨¦ndote mejor persona como te propusiste el d¨ªa de su funeral. Toda una lecci¨®n.

Tras una pausa volviste y empezaron tus viajes a Per¨², Ecuador... Esperaba impaciente tu regreso para que siguieras salv¨¢ndonos portadas, pero sobre todo para escuchar tus historias, relatos cortos, siempre sobre gente sencilla y llenos de belleza. Recuerdo bien esos momentos, t¨² sentado en la esquina de una mesa y parte de la redacci¨®n formando un corro a tu alrededor. Escucharte era bals¨¢mico.

Tu compromiso innegociable con la solidaridad te llev¨® a fundar la asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro Catalunya Mirades Solid¨¤ries, una familia que hoy m¨¢s que nunca se une para celebrar lo compartido y agradecer lo aprendido.

Buen viaje, querido Guerrero.

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