Memoria, concordia y amnesia
Pasados 40 a?os de la dictadura, ya es hora de articular ¨Ccomo sugiere Vinyes¨C un espacio ¨¦tico que restaure de forma p¨²blica el patrimonio democr¨¢tico
El pr¨®ximo 5 de mayo se cumplir¨¢n 79 a?os de la liberaci¨®n por las tropas estadounidenses de Mauthausen. Banderas republicanas espa?olas y una pancarta escrita en castellano les daban la bienvenida: ¡°Los espa?oles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras¡±. Un total de 5.166 espa?oles ¨Cde los 9.161 deportados¨C murieron en los campos nazis, entre ellos cerca de 2.000 catalanes, valencianos y baleares. No est¨¢ de m¨¢s poner esos datos sobre la mesa cuando en Arag¨®n, Comunidad Valenciana o Castilla y Le¨®n, PP y Vox han decidido reescribir la historia seg¨²n su peculiar idea de concordia.
La propuesta de la ultraderecha y la derecha es la reacci¨®n ante las leyes de los gobiernos de Zapatero y a la movilizaci¨®n social en pro de la memoria antifascista. Desde hace 15 a?os, el PP considera roto el mainstream ideol¨®gico de la transici¨®n, que igualaba a los contendientes, daba por muerta y enterrada la tradici¨®n democr¨¢tica republicana, propugnaba no reabrir heridas y recluir la memoria en el ¨¢mbito de lo privado, como si de una creencia religiosa se tratara. El historiador y experto en proyectos de memoria Ricard Vinyes hace un recorrido por esas bases te¨®ricas y pr¨¢cticas en su ensayo hist¨®rico Cr¨ªtica de la raz¨®n compasiva. Reconstrucci¨®n, transmisi¨®n y poder en la memoria del pasado (Icaria editorial, Vilassar de Mar, 2023).
De hecho, el PP nunca ha condenado de forma solemne e institucional a la dictadura franquista, que en su fervor liberticida ofreci¨® no solo a los suyos sino a precedentes lejanos ¨Clos contendientes de las guerras carlistas¨C pensiones extraordinarias y el grado de teniente del ej¨¦rcito por ser ¡°defensores de las tradiciones patrias y precursores del Movimiento Nacional¡±, seg¨²n ley de 14 de marzo de 1942.
Durante los primeros a?os de la transici¨®n, sin embargo, no solo la derecha sino tambi¨¦n la gran mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas quisieron identificar deliberadamente memoria con amnesia para conjurar el retorno de fantasmas del pasado. Y eso alcanz¨® a Catalu?a, contrariamente a lo que sostiene cierto independentismo, que trata de presentar un manto diferencial sin m¨¢cula. El diputado Josep Benet, independiente y cabeza de lista del PSUC, pregunt¨® en enero de 1981 por qu¨¦ raz¨®n nadie del Govern hab¨ªa participado en un acto de las entidades memoriales ante el monumento a los voluntarios catalanes en la Primera Guerra Mundial en el Parc de la Ciutadella, una tradici¨®n iniciada por la Generalitat republicana. Las entidades hab¨ªan resignificado el monumento como referente de la lucha por la democracia y contra el fascismo. La respuesta del consejero adjunto a la Presidencia, Miquel Coll Alentorn, fue muy contundente: la ausencia se debi¨® a la ¡°imposibilidad de obligar a nuestras autoridades a perder una parte importante de su tiempo (¡ )¡± [para asistir] ¡°a solemnidades de este tipo, que en un pueblo tan pleno de recuerdos hist¨®ricos surgir¨ªan a cada paso¡±. El l¨ªder democristiano se preguntaba si no deb¨ªa celebrarse tambi¨¦n ¡°la salida de Jaume I de Salou para la empresa de Mallorca, la jornada de Coll de Panissars de 1285 o la batalla de Montjuic de 1641¡å y a?ad¨ªa ¡°consideramos que el 11 de Setembre simboliza y re¨²ne todas nuestras efem¨¦rides de signo patri¨®tico o c¨ªvico y al lado de los h¨¦roes de 1714 recordamos a todos los catalanes que se han ofrecido en sacrificio en pro de una noble causa¡±. El Govern tambi¨¦n rehuy¨® unos d¨ªas m¨¢s tarde adherirse a la celebraci¨®n del 5 de mayo ¨Ccomo ya hac¨ªan otros pa¨ªses europeos ¨Cy honrar as¨ª la memoria de los catalanes muertos en los campos nazis.
En los primeros a?os de la transici¨®n, la consecuencia del miedo inducido fue la privatizaci¨®n de la memoria. Pasados 40 a?os de la dictadura y otros 40 de libertades, ya es hora de articular ¨Ccomo sugiere Vinyes¨C un espacio ¨¦tico que restaure de forma p¨²blica el patrimonio democr¨¢tico.
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