Los cambios en el padr¨®n de Barcelona indignan a los colectivos vulnerables: ¡°Adem¨¢s de todos nuestros problemas, nos ponen trabas¡±
El Ayuntamiento busca centralizar el empadronamiento sin domicilio fijo y da de baja a las ONG como entidades que pueden llevar a cabo esta acci¨®n
Jenny es masajista y trabajadora sexual y vive en el barrio de Gr¨¤cia, en una habitaci¨®n que tambi¨¦n es su sitio habitual de trabajo. Originaria de Per¨², lleva mucho tiempo en Espa?a, y con seguridad y desparpajo cuenta todas las dificultades que ha tenido que vivir como mujer trans. Una de ellas es la que tiene que ver con la vivienda y los servicios b¨¢sicos. Actualmente, por la relaci¨®n que tiene con su casero, que no pone objeci¨®n a su oficio, ella podr¨ªa empadronarse en el piso de Gr¨¤cia, pero prefiere constar como empadronada en la ONG Stop Sida como persona sin domicilio fijo, porque ah¨ª acude a menudo, le respetan la intimidad y le gestionan los tr¨¢mites. El uso de esta f¨®rmula se ha disparado en los ¨²ltimos a?os en Barcelona ¡ªmientras otros municipios niegan esta opci¨®n¡ª y ha llevado a algunas entidades a tener decenas y centenares de personas empadronadas. En el caso de Stop Sida, son unas 900. Ahora, el Ayuntamiento de Barcelona quiere centralizar esta posibilidad de empadronamiento y ha decidido dar de baja a las entidades sociales como facilitadoras del padr¨®n. El Consistorio afirma que no ha cambiado el modelo, sino que lo mejora haciendo pasar a las personas por el circuito municipal. Las entidades y sus usuarios, indignados, lo reciben como una nueva barrera burocr¨¢tica: ¡°Adem¨¢s de todos nuestros problemas, nos ponen trabas¡±, dice Jenny.
El empadronamiento sin domicilio fijo, tambi¨¦n llamado ¡°en domicilio ficticio¡±, es una opci¨®n prevista por la ley que est¨¢ pensada para las personas de colectivos vulnerables, por ejemplo las personas sin hogar. El padr¨®n es necesario para acceder a servicios b¨¢sicos como tener una tarjeta sanitaria, y esta f¨®rmula permite entrar en el sistema a personas que no tienen hogar o que no lo tienen asegurado ¡ªya sea porque viven en una habitaci¨®n realquilada o porque su situaci¨®n les obliga a cambiar a menudo de piso¡ª. El empadronamiento sin domicilio fijo, ya sea mediante entidades sociales o mediante el Ayuntamiento, se ha disparado en Barcelona en los ¨²ltimos a?os, coincidiendo con la llegada de Ada Colau a la alcald¨ªa y en contraste con otros municipios de Catalu?a, donde se niega esta opci¨®n pese a estar recogida por la ley. En 2016, en la capital catalana hab¨ªa 4.815 personas empadronadas sin domicilio fijo, una cifra que ha ido creciendo exponencialmente hasta las 45.016 personas este mes de mayo.
En un intento de poner orden, el Ayuntamiento de Jaume Collboni ha optado por centralizar todos los tr¨¢mites, impidiendo a las entidades sociales ejercer esta funci¨®n. El objetivo es asegurar que todas las personas empadronadas en Barcelona efectivamente viven en Barcelona, y por otro lado hacer pasar por el circuito municipal a todas las personas que necesiten este empadronamiento ficticio. ¡°El Ayuntamiento no ha cambiado su modelo de padr¨®n¡±, se?alan fuentes municipales, que a?aden: ¡°No se ha restringido el acceso a la modalidad del padr¨®n en domicilio ficticio, la ciudad contin¨²a empadronando y comprometida con garantizar el derecho de las personas¡±. La comisionada de Acci¨®n Social del Consistorio, Sonia Fuertes, destaca que el Ayuntamiento ¡°defiende el derecho al padr¨®n para las personas que viven en el municipio¡±, pero apunta que ¡°tambi¨¦n tiene que saber cuanta gente vive¡±. ¡°El debate que hemos hecho en Barcelona es necesario que se haga en todas las poblaciones. Barcelona no expulsa a las personas de sus pol¨ªticas sociales, solo que para desplegar todo el potencial debemos conocer realmente cuanta gente vive¡±, a?ade.
A partir de ahora, para tener el padr¨®n sin domicilio fijo uno habr¨¢ que acreditar en las oficinas de atenci¨®n a la ciudadan¨ªa o en la oficina de prestaciones sociales b¨¢sicas que vive en una direcci¨®n concreta de Barcelona, o, en el caso de las personas sin hogar, confirmar esta situaci¨®n mediante los equipos de servicios sociales especializados. El Ayuntamiento explica que tambi¨¦n ha mejorado los sistemas para hacer llegar notificaciones a los usuarios, y ha aumentado el n¨²mero de trabajadores que acreditan situaciones como estas. Y que, en casos espec¨ªficos que presenten m¨¢s dificultades, se ha creado una comisi¨®n con el departamento de Salud y las entidades sociales para tratarlos individualmente.
Casu¨ªstica
No obstante, poner orden en este asunto es complicado por la disparidad de situaciones que existen. Jenny explica que de los 900 casos de la ONG donde ella est¨¢ empadronada, no hay uno igual: ¡°Cada una tiene su circunstancia. Y yo podr¨ªa empadronarme en mi piso, pero no hablo solo por m¨ª, hablo por todas. No todas tenemos las mismas oportunidades, pero tenemos asquerosamente las mismas necesidades¡±, sentencia. Jenny recuerda que hay personas que no pueden recibir correspondencia donde viven habitualmente, porque est¨¢n en pisos donde sus caseros no saben que se dedican al trabajo sexual o son personas trans o personas portadoras del virus VIH que no quieren ser visibilizadas. ¡°Lamentablemente, no todas queremos ser visibilizadas o no podemos. Por ejemplo, si eres trabajadora sexual y trabajas en el piso donde vives, al casero le puede caer una multa, as¨ª que si se entera te puede echar, y es muy complicado encontrar habitaci¨®n en Barcelona¡±, detalla. Otro ejemplo es el de las trabajadoras sexuales que viven en los clubs de prostituci¨®n o las que en invierno van a diferentes ciudades europeas, donde hay m¨¢s negocio, y por lo tanto pasan mucho tiempo fuera de su lugar de residencia. ¡°La perspectiva del Ayuntamiento es que todas las personas tienen una vida ordenada, y no tiene por qu¨¦ ser as¨ª¡±, dice Rub¨¦n Mora, portavoz del comit¨¦ 1r de desembre.
Luis Villegas, portavoz de Stop Sida, que est¨¢ integrada en el comit¨¦, explica que atienden a personas portadoras del virus VIH o enfermos de sida, y tambi¨¦n a personas del colectivo LGTBIQ+ que se dedican al trabajo sexual. ¡°Muchas veces llega gente de fuera que necesita un tratamiento muy r¨¢pido, y nosotros les hac¨ªamos el tr¨¢mite. Lo que ha pasado es feo porque le dan la vuelta a la tortilla y parece que seamos las entidades las que hemos hecho algo mal. Nos se?alan y es injusto¡±, explica. Se dieron cuenta de que les hab¨ªan dado de baja como entidad facilitadora cuando a uno de sus usuarios, Nicol¨¢s, de 25 a?os, le denegaron empadronarse en esta entidad. ¡°Llevo dos a?os y medio en Barcelona y me han denegado el padr¨®n dos veces y ahora llevo tres meses esperando¡±, explica este camarero que vive cerca del barrio de Congr¨¦s en un piso donde el propietario se niega a empadronarlo. Una alternativa se puede encontrar en el mercado negro: a Nicol¨¢s le ofrecieron empadronarlo en un piso por 150 euros, una cifra que se puede llegar a quintuplicar a espaldas de la administraci¨®n. Luana, otra mujer trans de origen peruano que lleva medio a?o en Barcelona, relata el ¡°estr¨¦s¡± de no poder acceder a este tr¨¢mite tan b¨¢sico. Es peluquera, pero no tiene permiso de trabajo, y no tener padr¨®n es una barrera m¨¢s que la puede llevar a plantearse el trabajo sexual como alternativa: ¡°Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil, y se suman los problemas personales¡±, relata.
En el caso de las personas sin hogar, la falta de facilidades para el empadronamiento tiene consecuencias evidentes. El director de Arrels, Ferran Busquets, que acoge y ofrece servicios b¨¢sicos a estas personas, destaca que muchos de los usuarios que est¨¢n empadronados mediante esta entidad probablemente no entrar¨¢n en el circuito municipal para hacerlo como pretende el Ayuntamiento. ¡°Ser¨¢ mucho m¨¢s complicado, aqu¨ª vienen cada d¨ªa, reciben su correspondencia y notificaciones, est¨¢n muy acompa?ados¡±, apunta Busquets, que lamenta que el Ayuntamiento, pese a haber hecho reuniones sobre el asunto, haya decidido hacerlo sin consenso previo. El problema ha llegado a o¨ªdos de la Sindicatura de Greuges de Barcelona ¡ªy no es la primera vez¡ª, y pide una moratoria en esta medida.
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