Genocidio
Netanyahu sabe que miente al ofender. Aqu¨ª no hay inquisici¨®n, ni quemamos a nadie. ?l, s¨ª
Los que conocimos a Margarita Robles en su larga etapa como magistrada en Barcelona sabemos que siempre habla con inteligencia, prudencia y objetividad, y con s¨®lidos fundamentos jur¨ªdicos. Por eso es de una trascendencia irreversible que, siendo ministra de Defensa, afirmara la semana pasada que lo que est¨¢ pasando en Gaza es un aut¨¦ntico genocidio. No improvisaba. Previamente, el Tribunal Internacional de Justicia hab¨ªa asumido como probables algunas de las acusaciones de genocidio formuladas por Sud¨¢frica, y el fiscal del Tribunal Penal Internacional hab¨ªa emitido una orden internacional de detenci¨®n por genocidio contra Netanyahu y la c¨²pula de Hamas.
Por si la m¨²ltiple censura de la justicia internacional no constituyera un soporte suficiente para sostener la acusaci¨®n de genocidio, Netanyahu orden¨® proseguir su avance militar de exterminio, indiferente a todos los reproches, cr¨ªticas y resoluciones, bombardeando campamentos de refugiados, de chabolas y tiendas de campa?a, previamente se?alados por el ej¨¦rcito israel¨ª como zonas seguras. En Rafah dej¨® 45 muertos, la mayor¨ªa ni?os, muchos de ellos abrasados por el incendio provocado. Era un ataque ¡°de precisi¨®n¡±, porque entre los pobladores acampados podr¨ªa haber dos responsables locales de Ham¨¢s. Y con el aplauso de Abascal, sigue haci¨¦ndolo. Este comportamiento monstruoso no se corresponde con las pautas exigibles a un pueblo, como el israel¨ª, civilizado y democr¨¢tico, sino, m¨¢s bien, a una cultura ancestral de venganza, odio y desproporci¨®n, como si fuera una ley vigente el mandato de Mois¨¦s en el Deuteronomio: ¡°Dios se vengar¨¢ de sus enemigos y har¨¢ expiaci¨®n por su tierra y por su pueblo¡±.
Este mismo impulso ancestral, iracundo, desproporcionado e inmoderado impuls¨® al gobierno de Netanyahu a prorrumpir en improperios cuando el pasado martes 28 los gobiernos de Espa?a, Irlanda y Noruega reconocieron formalmente al Estado de Palestina. Afirm¨® que los tres pa¨ªses son c¨®mplices de incitaci¨®n al genocidio del pueblo jud¨ªo, y de cr¨ªmenes de guerra. Y proclam¨® una verdadera amenaza: ¡°Da?aremos a quien nos da?e¡±. Este exabrupto matonesco nos obliga a recordar que Netanyahu es l¨ªder del Likud, y que este partido procede del grupo terrorista Irgun, independentista anti¨¢rabe y antibrit¨¢nico, que en 1946 vol¨® el hotel Rey David de Jerusal¨¦n, sede del mando brit¨¢nico de Palestina, causando 90 muertos.
En su irritada respuesta a la iniciativa de Espa?a, el Gobierno de Netanyahu desenvain¨® un arma espec¨ªficamente antiespa?ola: ¡°Los d¨ªas de la Inquisici¨®n han terminado¡±. ?l debe saber muy bien que esa referencia es injusta, porque su padre, el historiador Benzion Netanyahu, estudi¨® los or¨ªgenes de la Inquisici¨®n, sus confesiones obtenidas mediante torturas, y sus castigos ¡°por v¨ªa de fuego¡±. ?l sabe que Espa?a guarda una afectuosa deuda con los jud¨ªos sefard¨ªs, expulsados por los Reyes Cat¨®licos, huyendo de la conversi¨®n forzosa o del tormento, y que ellos han conservado el ladino, castellano del siglo XV, as¨ª como costumbres, rezos y recetas de entonces, como dice el pr¨®logo de la Ley 12/2015 de concesi¨®n de la doble nacionalidad para ellos. Netanyahu sabe que miente al ofender. Aqu¨ª no hay inquisici¨®n, ni quemamos a nadie. ?l, s¨ª.
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