La financiaci¨®n como arma partidista
Vistas las experiencias del pasado, quiz¨¢s ahora ser¨ªa mejor dejar de utilizar la financiaci¨®n como arma partidista y plantear una propuesta fuerte y compartida por el conjunto de las fuerzas pol¨ªticas
Seg¨²n las noticias -opacas, deshilachadas- de los ¨²ltimos d¨ªas, se va perfilando el per¨ªmetro de la negociaci¨®n que podr¨ªa llevar, o no, a Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat, gracias a los votos de ERC, siempre y cuando su direcci¨®n sea capaz de encauzar el duro debate interno. En el centro de este per¨ªmetro est¨¢ el sistema de financiaci¨®n, que unos llaman propio, otros, singular. Sin embargo, y m¨¢s all¨¢ del modelo resultante, hay que reflexionar sobre la idea de fondo: que el sistema de financiaci¨®n sea objeto de una negociaci¨®n pol¨ªtica contingente, una circunstancia que en el sistema pol¨ªtico catal¨¢n no se ha producido desde siempre.
En las primeras legislaturas auton¨®micas, la negociaci¨®n de los sistemas de financiaci¨®n interesaba al conjunto de las fuerzas pol¨ªticas catalanas. Evidentemente, cada partido ten¨ªa sus propuestas, pero el debate -pi¨¦nsese en 1986, con la adopci¨®n del llamado ¡°sistema definitivo¡±, o en el bienio 1992-93, cuando se produjeron las primeras cesiones de tramos de IRPF-, se hab¨ªa celebrado fuera de los contextos electorales, o de estricta competencia partidista y se hab¨ªa desarrollado fundamentalmente en espacios unitarios e institucionales.
La primera vez que la financiaci¨®n se present¨® como un logro capitalizable pol¨ªtica y electoralmente por uno de los actores fue en el pacto del Majestic en 1996, cuando se incrementaron los porcentajes de los tramos cedidos de algunos impuestos. Sin embargo, el salto definitivo se dio en febrero de 1999, cuando Artur Mas, entonces conseller de Finances, en una conferencia en el C¨ªrculo de Econom¨ªa de Barcelona, present¨® su propuesta de pacto fiscal como globo sonda para saber si pod¨ªa ser uno de los leitmotiv de la campa?a de CiU para las elecciones del siguiente mes de noviembre. No funcion¨®: las otras fuerzas pol¨ªticas catalanas criticaron la iniciativa por partidista y, con la mayor¨ªa absoluta del PP en 2000 -y la dependencia del ¨²ltimo gabinete presidido por Jordi Pujol en Barcelona-, durante unos a?os la propuesta desapareci¨®.
La financiaci¨®n volvi¨® a debatirse en el marco del Estatut, y se aprob¨® un nuevo sistema, mayoritariamente consensuado, que ha tenido muchos problemas en su implementaci¨®n. En 2012 la financiaci¨®n volvi¨® a utilizarse instrumentalmente, cuando Mas volvi¨® a sacar el pacto fiscal ante el Gobierno de Mariano Rajoy para intentar capitalizar la agitaci¨®n independentista. De todo aquello no sali¨® nada rese?able en t¨¦rminos de mejora de la financiaci¨®n. Vistas las experiencias del pasado, quiz¨¢s ahora ser¨ªa mejor dejar de utilizar la financiaci¨®n como arma partidista y plantear una propuesta fuerte y compartida por el conjunto de las fuerzas pol¨ªticas catalanas, que tenga en cuenta las necesidades reales (que pivotan, sobre todo, en la poblaci¨®n), y que pueda contar con una mirada sobre el conjunto del sistema fiscal espa?ol.
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