Los clubes n¨¢uticos catalanes se resisten a echar el ancla por la Ley de Costas
La normativa, aprobada en 2014, fija un espacio en dominio p¨²blico de 300 metros cuadrados para estas instalaciones veleras. Al menos ocho superan este per¨ªmetro y cuatro corren el riesgo de ser derribadas
Cada palo que aguante su vela. Contra viento y marea, algunos clubes n¨¢uticos catalanes resisten desde al menos seis a?os las advertencias de derribo que llegan desde el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica por el incumplimiento de la Ley de Costas. La normativa vigente desde 1988, modificada en 2014, establece que las instalaciones costeras no pueden superar los 300 metros cuadrados en dominio p¨²blico con una licencia m¨¢xima de 30 a?os. Dos clubes fueron derribados hace tres a?os por superar este l¨ªmite: el CN de Cabrera de Mar y el CN Pineda de Mar. Ahora, cuatro de los ocho que rebasan ese ¨¢rea est¨¢n a punto de desaparecer.
Carlos S¨¢nchez es presidente del CN B¨¦tulo de Badalona, una de las 33 sociedades catalanes federadas que desarrollan sus actividades en la playa. Recibi¨® a finales de abril la notificaci¨®n de derribo. ¡°Es como si me dijeran que tengo que jugar al f¨²tbol en mi piso de 80 metros cuadrados. Es una barbaridad¡±, describe a EL PA?S por tel¨¦fono. El club badalon¨¦s cuenta con 750 socios y genera alrededor de 30 puestos de trabajo durante todo el a?o. Utiliza m¨¢s del espacio permitido por la ley para guardar materiales como tablas, barcos veleros e impartir talleres marinos. ¡°No somos una discoteca en medio de la playa. Cumplimos una labor a escala social, deportiva y educativa muy importante¡±, asegura S¨¢nchez, que acaba de recurrir la orden de derribo: ¡°Hemos puesto la demanda. Toca esperar. Lucharemos hasta el final¡±.
Entre la Costa Dorada, la Costa Brava y la de Barcelona hay 600 kil¨®metros de playa donde 68 clubes federados realizan regatas, clases de nataci¨®n o paddle surf. Tambi¨¦n se celebran eventos deportivos, como la Copa del Am¨¦rica de vela que comienza el 22 de agosto. ¡°Luego sacamos pecho de los regatistas de aqu¨ª¡±, comenta el presidente del CN B¨¦tulo, que est¨¢ considerado como Bien Cultural de Inter¨¦s Local (BCIL). Es una de las alternativas a las que se aferran los clubes para intentar sobrevivir.
La declaraci¨®n como BCIL no es suficiente para asegurar la vida de los clubes. La Ley de Costas solo deja de ser efectiva si el reconocimiento cultural se eleva a escala nacional (BCIN), como explica Gonzalo Fuster, vicepresidente del Club de Mar de Sitges, que cerrar¨¢ sus puertas a finales de septiembre si no se calman las aguas. ¡°No tiene ning¨²n sentido. Enriquecemos el tejido social de la comunidad local, formamos parte de su patrimonio y dinamizamos un deporte emblem¨¢tico de Catalu?a que se est¨¢n cargando¡±, argumenta Fuster, quien explica que el club, donde trabajan 35 personas a lo largo del a?o y acuden 550 socios, tiene ¡°varios frentes judiciales abiertos¡±.
Los otros dos clubes que pueden echar el ancla por la Ley de Costas son el CN de Torredembarra y el CN de Vilassar de Mar. Jes¨²s Majem, presidente de la entidad vilasarense, tambi¨¦n est¨¢ inmerso en la lucha para flexibilizar una normativa que no se ajusta a la realidad. ¡°Ten¨ªamos una concesi¨®n originaria de 1967 para 99 a?os, pero la modificaci¨®n de la ley lo redujo a 30 a?os. Demarcaci¨®n de Costas no quiere prorrogarnos la licencia porque hay una diferencia de la superficie concedida con respecto a la que utilizamos hoy en d¨ªa¡±, explica por tel¨¦fono Majem, quien asegura que tambi¨¦n iniciar¨¢ el camino judicial que recorren ahora el CN B¨¦tulo o el CM de Sitges. ¡°Tendremos que ir al Tribunal Superior de Catalu?a y despu¨¦s a otras sedes¡±, asegura.
La Generalitat es quien debe debe reconocer a los clubes como BCIN, como ocurre con las bibliotecas o museos que protegen el patrimonio hist¨®rico. Los clubes n¨¢uticos de Catalu?a, tanto los portuarios como los de playa, formar¨¢n una plataforma para proteger su labor y lograr una flexibilizaci¨®n de la normativa vigente. ¡°Somos entidades sin ¨¢nimo de lucro que promovemos valores que te forman como persona y deportistas que consiguen medallas mundiales¡±, defiende Fuster. El presidente del CN Vilassar, que genera alrededor de 100 puestos de trabajo durante todo el a?o, lo corrobora: ¡°Cuando [las autoridades] han comprobado el papel que desempe?amos y la gente que participa en todas nuestras actividades, se dan cuenta de que hay que encontrar una soluci¨®n¡±. Este centro deportivo colabora en programas de formaci¨®n escolar, tiene 2.000 socios y otros 2.000 particulares en verano.
La Ley de Costas depende del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, que preside Teresa Ribera. Pero es la Generalitat quien tiene desde 2008 la potestad para conceder las licencias. Desde el Ministerio explican a este peri¨®dico que existe ¡°una comunicaci¨®n fluida¡± con el Govern para dar una soluci¨®n a estos clubes que se encuentran en una situaci¨®n ¡°de alegalidad o ilegalidad¡± y que generan arraigo social en Catalu?a. Una portavoz del Departamento de Territorio, que a¨²n encabeza Ester Capella, insiste en que el Ejecutivo catal¨¢n no ha emitido ninguna orden de cierre. ¡°Se est¨¢n estudiando detenidamente con el Ministerio las posibilidades de legalizar las instalaciones existentes. En cualquier caso, solo comunicaremos una obra que haya dictado el Ministerio¡±, explica esta representante, quien remarca que los clubes deben adaptarse a la normativa y que algunos ¡°solo requieren peque?as modificaciones¡±.
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