?Puede haber un gobierno de progreso con una mayor¨ªa de investidura que no lo es?
Los catalanes, votantes o no de Junts, sab¨ªamos que la participaci¨®n del partido nacionalista catal¨¢n en esa mayor¨ªa impedir¨ªa cualquier ley de car¨¢cter social
No hace un a?o que Pedro S¨¢nchez fue investido Presidente del Gobierno con ayuda, entre otros, de JuntsXCat. El eslogan que sali¨® de ese gobierno fue m¨¢s o menos: ¡°El gobierno progresista se pone en marcha¡±. Los catalanes, votantes o no de Junts, sab¨ªamos que la participaci¨®n del partido nacionalista catal¨¢n en esa mayor¨ªa de investidura resultar¨ªa incompatible con un gobierno progresista. Tuvimos claro que pactar con la derecha catalana impedir¨ªa cualquier ley de car¨¢cter social, y que har¨ªan del gobierno algo ingobernable. Junts no es progresista.
Se creyeron en el gobierno, ya digo que o se lo creyeron o quisieron que lo crey¨¦ramos los votantes, que, hecho el pacto con Junts, este partido (de una tradici¨®n neoliberal incuestionable y, sobre todo, de una deslealtad manifiesta en todo lo que concierne a cuestiones sociales, por lo tanto progresistas, y preocupado tan solo por c¨®mo evolucionan las cuestiones personales de su l¨ªder) iba a apoyar las propuestas progresistas que se plantearan desde el Parlamento nacional.
Se equivocaron.
Todos sab¨ªamos que tarde o temprano la derecha -como la cabra- tira al monte. Y ya son 35 las derrotas que el partido liderado por Puigdemont infringe al gobierno para hacerle saber que est¨¢ ah¨ª. Lo dijo un diputado de Junts en el Congreso: ¡°Si ustedes no cumplen con Junts, no tienen lo que necesitan: nuestros siete votos. Es muy f¨¢cil: o cumplen los acuerdos, o derrotas parlamentarias. O nuestros acuerdos o sus derrotas¡±. Obs¨¦rvese que esa afirmaci¨®n evidencia que todas las votaciones nacionales, por mucho que se dise?en para mejorar la vida de la gente, para Junts, son moneda de cambio, materia de chantaje.
La llegada de Salvador Illa a la presidencia del Govern (digamos siendo suave que Puigdemont, a pesar de no haber ganado nunca unas elecciones en la Generalitat, no tiene, precisamente, buen perder democr¨¢tico) no ha hecho m¨¢s que empeorar las cosas. Empeorarlas en lo que a pactos para la gobernabilidad de Espa?a se refiere, claro.
La ¨²ltima hace unos d¨ªas fue impedir la regulaci¨®n del alquiler de temporada, vendr¨¢n otras, no tengo duda. Como tampoco la tengo de que ese pacto con PP y Vox para votar en contra de propuestas de gobierno, beneficien o no a la ciudadan¨ªa, va a repetirse de nuevo si eso sirve para chantajear al gobierno. Porque para Junts, los espa?oles no son ciudadanos a los que mejorar sus vidas mediante buenas leyes, son solo rehenes. Por eso no ha tardado Puigdemont en escribir un largo tuit recordando que sigue teniendo la sart¨¦n por el mango: ¡°Quan hagi pa?t que un govern en minoria no pot actuar com si tingu¨¦s majoria absoluta, hi sortirem guanyant tots.¡±
Aviso a navegantes.
Le dan ganas a una de recordarle a los miembros del gobierno una f¨¢bula, que seguro conocen, la del escorpi¨®n y la rana. En ella, el escorpi¨®n le pidi¨® a la rana que le dejara subirse encima para cruzar el r¨ªo. La rana le pregunt¨®: ?C¨®mo s¨¦ que no me picar¨¢s?, y el escorpi¨®n respondi¨®: porque har¨ªa que ambos nos ahog¨¢ramos. La rana, entonces, acept¨®. A mitad del r¨ªo, el escorpi¨®n pic¨® a la rana. Cuando esta le pregunt¨® por qu¨¦ lo hab¨ªa hecho si los dos iban a morir, el escorpi¨®n respondi¨®: es mi naturaleza.
Moraleja, si pactas con la derecha, votar contra propuestas sociales, est¨¢ en su naturaleza.
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