El ser de la naci¨®n y sus guardianes
El Gobierno y Las Cortes pueden aprobar lo que consideren, pero el poder recae tambi¨¦n en otros actores
El Gobierno de Pedro S¨¢nchez tuvo en su momento poderosas razones para creer que la concesi¨®n de la amnist¨ªa a Carles Puigdemont y los dem¨¢s condenados y perseguidos por la revuelta catalana de 2017 le asegurar¨ªa la estabilidad parlamentaria. Pero no est¨¢ siendo as¨ª. Ha habido ley de amnist¨ªa y el Gobierno no para de perder votaciones en el Congreso. Nadie sabe si se podr¨¢n aprobar los presupuestos del Estado para 2025.
La amnist¨ªa est¨¢ en una especie de punto muerto a la espera de decisiones judiciales o constitucionales que no se sabe cu¨¢ndo llegar¨¢n. El Gobierno y sus aliados creen que esta situaci¨®n no durar¨¢ mucho. Conf¨ªan en controlar el proceso, en superar las resistencias.
Pero este largo momento de impasse ilumina un aspecto del sistema pol¨ªtico espa?ol del que se habla poco. Y es la existencia de poderes pol¨ªticos difusos, instalados en extra?os intersticios. La idea de los socialistas y sus aliados era esta: El Gobierno tomar¨¢ una decisi¨®n, las Cortes aprobar¨¢n la ley correspondiente, se aplicar¨¢ y se acab¨®. Asunto resuelto. Crisis encauzada.
Esta previsi¨®n no se ha materializado. Puede que acabe siendo as¨ª, pero de momento no lo es. Para comprender qu¨¦ est¨¢ sucediendo hay que responder a dos preguntas b¨¢sicas en toda cuesti¨®n pol¨ªtica, y la crisis catalana es una de las grandes, puesto que para algunos afecta nada menos que al ser de la naci¨®n y para otros al de dos naciones. Primero: ?Cu¨¢l es la relaci¨®n de fuerzas? Segundo: ?Qui¨¦n manda aqu¨ª?
Se est¨¢ viendo que la relaci¨®n de fuerzas en el conjunto del sistema pol¨ªtico es m¨¢s disputada de lo que indica la aritm¨¦tica parlamentaria. Y es as¨ª porque aqu¨ª mandan las Cortes y el Gobierno, cierto, pero hay tambi¨¦n otros poderes.
Uno de ellos es el judicial. Aunque no solo. Todo el mundo recuerda el momento, en 2016-2017, en el que el Gobierno de Mariano Rajoy crey¨® que la crisis pol¨ªtica catalana se le escapaba de las manos y decidi¨® ponerla en manos de la Fiscal¨ªa General. La crisis tuvo su desarrollo, su cl¨ªmax y su desenlace, con c¨¢rceles y exilios incluidos, hasta que, finalmente, un nuevo gobierno, el de Pedro S¨¢nchez, quiso cerrarla mediante la pol¨ªtica de desinflamaci¨®n, indultos y amnist¨ªa.
Llegados a este ¨²ltimo punto, se ha producido, sin embargo, un choque entre poderes. Los fiscales, jueces y magistrados que en 2017 recibieron el encargo de resolverla no quieren soltarla. El primer choque se produjo cuando el Gobierno dict¨® los indultos a los l¨ªderes de la revuelta. Jueces y magistrados se opusieron a ellos, pero no pudieron evitarlos y despu¨¦s, cuando ha llegado la amnist¨ªa, tambi¨¦n se han opuesto y han seguido actuando bajo la premisa y la convicci¨®n de que la causa les pertenece. Act¨²an con la idea de que eso lo resuelven ellos a su manera.
?Por qu¨¦ sucede esto? Pues porque una parte de las ¨¦lites conservadoras espa?olas cree que est¨¢ en juego el ser de la naci¨®n, que para ellas es anterior a todo, y el Gobierno y las Cortes pueden decir lo que quieran, pero del ser de la naci¨®n se ocupan ellos. Y para eso se toman el poder que haga falta. Y lo extraordinario del caso es que pueden. De momento.
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