Junts ante su Congreso m¨¢s resultadista y dual
La reprimenda de la jefatura a Laura Borr¨¤s por su metedura de pata con el posible apoyo a una moci¨®n de censura del PP marca el guion del inminente congreso pol¨ªtico del partido
El expresident Carles Puigdemont y Jordi Turull hace meses que imponen el voto de silencio en Junts per Catalunya. Han establecido que el hermetismo sea una prioridad a la hora de tomar las decisiones que fijan el rumbo de la marca posconvergente. El cuchicheo es el hilo musical de los altavoces del partido y solo se altera si el expresidente de la Generalitat se pone a escribir una de sus reflexiones en las redes sociales o bien cuando Turull, secretario general, tiene a bien conceder alguna entrevista. No hay excepciones. Lo comprob¨® la propia presidenta de la formaci¨®n, Laura Borr¨¤s, al afirmar esta semana que Junts podr¨ªa apoyar una moci¨®n de censura del PP y Vox para desbancar a Pedro S¨¢nchez: ¡°Absolutamente, nada es descartable¡±, dijo. Al poco, Turull sali¨® al quite para corregirla: ¡°Pura fantas¨ªa¡±, sentenci¨®.
Junts afronta a partir del viernes su congreso pol¨ªtico con varios frentes abiertos en el Congreso de los Diputados, y existe el convencimiento de que solo hay posibilidades de ara?ar alguna ganancia si se mantiene abierta una l¨ªnea de negociaci¨®n con el PSOE. Una t¨¢ctica resultadista que se torna en un todos al ataque cuando Junts juega como local en su cancha de Catalu?a: en el Parlament no hay nada que hablar con los socialistas.
En la sede central de JuntsxCat en Barcelona, cerca de la Sagrada Familia, hay una sala de juntas con capacidad para dar asiento a una treintena de personas, y la casa donde vive Carles Puigdemont en Waterloo (B¨¦lgica) consta de 500 metros cuadrados. Pese a la amplitud, en la ejecutiva de Junts se sabe que el n¨²cleo de personas con capacidad para decidir cabe dentro de un taxi.
Puigdemont lleva meses manifestando en p¨²blico que tiene la intenci¨®n de ¡°abrir el espectro¡± para acoger a todas las sensibilidades del independentismo, pero aplica un cerrojazo en la sala de control del partido. Combina la idea de la transversalidad de su marca con una organizaci¨®n vertical del mando. ?l en la c¨²spide y asistido de un escueto grupo de colaboradores, donde destacan Jordi Turull, secretario general, y Josep Rius, portavoz y vicepresidente del partido. Puigdemont tambi¨¦n tiene conexi¨®n directa con M¨ªriam Nogueras, portavoz del partido en el Congreso de los Diputados. En este sentido, cobr¨® especial relevancia el r¨¢pido desmentido de Nogueras a las manifestaciones de Borr¨¤s, sobre el apoyo a una posible moci¨®n de censura impulsada por el PP: ¡°Nosotros no estamos aqu¨ª. La respuesta es no¡±.
Nogueras es la encargada de hacer de correa de transmisi¨®n de Puigdemont con el Gobierno de S¨¢nchez. En juego est¨¢ el efectivo despliegue de la ley de amnist¨ªa y otros asuntos que el partido independentista lleva meses dando por cerrados. Es el caso de la presunta transferencia a Catalu?a de las competencias en materia de inmigraci¨®n, el reconocimiento del catal¨¢n en la Uni¨®n Europea o la concreci¨®n de los temas que Junts y el PSOE supuestamente negocian peri¨®dicamente en Suiza, bajo la supervisi¨®n de un verificador internacional.
Junts reitera que piensa vender caro cada s¨ª que conceda al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Negociar ¡°pieza a pieza¡±, repite Nogueras. No hay nada gratis, pero se parte de la base de que un acercamiento con el PP es un precio impagable, si hay que meter a Vox en la misma cuenta.
En el Parlament de Catalu?a, el portavoz de Vox pidi¨® formalmente a Junts que ¡°se moje¡± y reconoci¨® que el partido de ultraderecha est¨¢ a favor de la moci¨®n de censura contra S¨¢nchez ¡°sea con quien sea¡±. Sin embargo, en la C¨¢mara catalana Junts trata de usar a Vox como munici¨®n para atacar al PSC y a Salvador Illa. Albert Batet, presidente del grupo parlamentario de Junts, ha acusado esta semana a los socialistas de ¡°haber votado 42 veces¡± junto al PP y Vox en el ¨²ltimo debate de pol¨ªtica general. El reproche forma parte de la estrategia ofensiva que aplica el partido para desgastar al Govern y revela el doble rasero que aplica la formaci¨®n de Puigdemont para competir en cada escenario: en Madrid, el PSOE es la menos mala de las opciones, mientras en Catalu?a el Gobierno del PSC es ¡°d¨¦bil¡± y ¡°sucursalista¡±, adem¨¢s de tener una inclinaci¨®n ¡°espa?olista¡± que lo empareja al PP y a Vox.
La lista de Puigdemont qued¨® en segundo lugar en las elecciones catalanas del 12 de mayo, con siete esca?os menos que el PSC. Pero Junts reniega de presentarse como ¡°oposici¨®n¡± y prefiere publicitarse como la ¡°alternativa¡±. Una pirueta sem¨¢ntica para marcar distancias con el Ejecutivo socialista y perseguir una polarizaci¨®n que le pueda resultar rentable cuando las urnas se vuelvan a sacar del armario. Una vez que la pretendida unidad del independentismo ha quedado en nada, y con Esquerra Republicana hecha trizas por las peleas internas, Puigdemont trata de reivindicar a su partido como la herramienta m¨¢s ¨²til para reavivar los rescoldos del proc¨¦s independentista. Una suerte de coche escoba donde se pueda montar todo aquel que quiera seguir enarbolando la estelada y arrojarla contra el PSC.
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