Joan Gar¨ª: ¡°Si no sabes ver lo que tienes a tu alrededor, es in¨²til que te vayas a la Ant¨¢rtida¡±
El escritor y periodista de Burriana re¨²ne en el libro ¡®Cosmopolites amb arrels¡¯ sus reportajes de viajes por Mosc¨², Chern¨®bil, Jerusal¨¦n o La Habana con las fotograf¨ªas de Ram¨®n Us¨®
¡°Se puede y se debe ser cosmopolita sin olvidar tus ra¨ªces. No puedes ser ciudadano del mundo sin ser, al mismo tiempo, de alg¨²n lugar concreto y tangible¡±. Sobre esta convicci¨®n pivota Cosmopolites amb arrels (editorial Onada), el ¨²ltimo libro del escritor y viajero Joan Gar¨ª (Burriana, 1965) que re¨²ne reportajes de viajes publicados en EL PA?S y otros medios escritos. Un t¨ªtulo que, lejos de la contradicci¨®n que aparenta, exhibe un binomio indisociable. Un t¨¢ndem como el que Gar¨ª ha formado durante a?os con el fot¨®grafo Ramon Us¨®, fallecido el pasado mes de junio. Junto a ¨¦l ha recorrido cuatro continentes en busca de las ra¨ªces locales del cosmopolitismo. Lugares como Mosc¨², Chern¨®bil, Jerusal¨¦n o La Habana, en los que ha proyectado esa mirada desde la perspectiva valenciana que es, a su juicio, ¡°la m¨¢s honesta¡± y la ¡°¨²nica posible¡±. Destinos conectados por esos dos extremos: lo cercano y lo lejano. ¡°El mundo entero est¨¢ comprendido en una sola calle de mi pueblo, que podr¨ªa ser el Carrer la Sang¡±, advierte. Desde Burriana, el mundo aguarda a este viajero nato y periodista. Asegura que necesita salir del ¡°dique seco¡± tras la muerte de Us¨®, pero una vez lo haga, seguir¨¢ exportando miradas sobre los cinco pilares (estar, ver, escuchar, compartir y pensar) que comparten sus dos egos: el de escritor y periodista.
Pregunta. Lleva, como usted mismo indica, 13 a?os dando tumbos por el mundo ¡°para contar lo que veo en los peri¨®dicos¡±. ?En qu¨¦ difiere la realidad que toca y respira cuando llega a destino de la que plasman sobre ¨¦l los medios de comunicaci¨®n?
Respuesta. Antes de ir a un pa¨ªs o una ciudad me documento, por supuesto, pero tambi¨¦n me gusta que el destino me sorprenda. Por m¨¢s que ese destino est¨¦ amoldado ¨Co incluso viciado- por el turismo, siempre hay alg¨²n componente aut¨¦ntico por el que vale la pena el desplazamiento. Ese componente suele residir en el elemento humano. Viajar, al final, es conocer gente en sus lugares de origen, con sus mil historias y an¨¦cdotas. Y eso todav¨ªa vale la pena.
P. Llama la atenci¨®n que un viajero de soca diga que se ha de salir de casa bajo la premisa de que ya no quedan territorios que descubrir¡ ?No ha tenido la sensaci¨®n de errar en alguno de sus viajes?
R. El mundo globalizado de hoy, que se puede recorrer de punta a punta en un d¨ªa de avi¨®n, parece que no ofrezca alicientes para ning¨²n descubrimiento. Pero ese ¡°descubrimiento¡± ocurre cada d¨ªa, est¨¢ en los ojos del viajero. Hay que saber mirar con diferentes perspectivas, de lo m¨¢s cercano a lo m¨¢s lejano. Ahora, si no sabes ver lo que tienes a tu alrededor, es in¨²til que te vayas a la Ant¨¢rtida. All¨ª no encontrar¨¢s nada que no tengas en tu propia casa.
P. ¡°S¨®lo la mirada del lugar que visitas puede aportar algo de originalidad¡± cuando ya no queda nada nuevo por explorar. ?Qu¨¦ prisma recomienda usar cuando se viaja?
R. No hace falta ninguna pr¨®tesis especial. Has de partir de una concepci¨®n del mundo, de una mochila bien provista, con muchas capas. Una vez has aprendido a mirar, puedes ir donde sea. S¨®lo tienes que aplicar lo que Ryszard Kapuscinski llam¨® ¡°los cinco sentidos del periodista¡±, que son los mismos que los del escritor: estar, ver, escuchar, compartir y pensar.
P. Apuesta por ¡°mirar al mundo con una perspectiva valenciana¡± como la ¨²nica opci¨®n ¡°radicalmente honesta y tambi¨¦n la ¨²nica posible¡±. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Hombre, yo soy valenciano. El ¨²nico punto de vista honesto, entonces, en mi caso, es un punto de vista valenciano. Nuestro hedonismo, nuestra sociabilidad, nuestro bagaje culturalmente secular se activa cuando viajas, sobre todo por el Mediterr¨¢neo: no hay que olvidar que la Corona de Arag¨®n, y dentro de ella el Reino de Val¨¨ncia, tuvo posesiones y consulados hasta en Grecia. En ese ¨¢mbito jugamos siempre en casa.
P. ?C¨®mo se mira desde el exterior a lo valenciano?
R. Hay mucha gente, ah¨ª afuera, que conoce Val¨¨ncia. Los m¨¢s cultos nos relacionan con Catalu?a por el idioma. Adem¨¢s, no hay que olvidar que el Pa¨ªs Valenciano es receptor cada a?o de millones de turistas. Ellos son nuestros mejores embajadores en el exterior.
P. ?Se puede entonces ser cosmopolita sin renunciar a las ra¨ªces?
R. Bueno, esa es la idea. A alguien le puede parecer que se trata de un ox¨ªmoron (una contradicci¨®n del tipo ¡°lluvia seca¡±). Yo creo que es un falso ox¨ªmoron, porque se puede y se debe ser cosmopolita sin olvidar tus ra¨ªces. No puedes ser ciudadano del mundo sin ser, al mismo tiempo, de alg¨²n lugar concreto y tangible. Lo otro, los ¡°cosmopolitas desarraigados¡±, es la f¨®rmula con la que Stalin se refer¨ªa a los jud¨ªos. Y era muy cruel, porque los jud¨ªos, antes de la creaci¨®n de Israel, a?oraban continuamente la tierra prometida¡
P. Asegura que en cada sitio hay una o mil historias susceptibles de ser contadas. ?Podr¨ªa elegir tres y sus conexiones emocionales?
R. Me quedo con tres momentos: la mirada de Ivan y Mar¨ªa, ¡°los ¨²ltimos de Chern¨®bil¡±, que llevan toda su vida viviendo en los alrededores de la central nuclear, antes y despu¨¦s del accidente. La visi¨®n del Mar Muerto desde la orilla israel¨ª, en el punto m¨¢s bajo de la superficie del planeta. Y el testimonio de Salom¨®n Gonte Leiderman, el jud¨ªo m¨¢s viejo de Cuba. La conexi¨®n emocional puede ser el componente hebreo, con el que me identifico. No me refiero a temas geopol¨ªticos relacionados con la pol¨ªtica del Estado de Israel, sino al componente culturalmente europe¨ªsta y universalista que han tenido los jud¨ªos a lo largo de los siglos.
P. En plena producci¨®n de Cosmopolites amb arrels falleci¨® el fot¨®grafo Ramon Us¨®, con el que ha formado t¨¢ndem profesional y amistoso durante a?os. ?C¨®mo afronta su hoja de ruta sin ¨¦l?
R. La muerte de Ramon fue un mazazo. Son muchos a?os juntos, dando tumbos. Ser¨¢ un vac¨ªo dif¨ªcil de llenar. M¨¢s que un compa?ero, era un c¨®mplice y nos lo pas¨¢bamos muy bien viajando juntos. Por otro lado, cualquiera que abra el libro (magn¨ªficamente editado por la editorial Onada, por cierto) se dar¨¢ cuenta de que era un magn¨ªfico fot¨®grafo. En fin¡
P. Mosc¨², Chern¨®bil, Jerusal¨¦n, Normand¨ªa, La Habana¡ ?Lleva la cuenta de destinos visitados?
R. Todos los que dices, y algunos m¨¢s. Y los que nos quedaron en el tintero cuando sobrevino la pandemia: Vietnam, Australia¡
P. De todos ellos, ?alguno que le haya sorprendido por su semejanza a su localidad natal, Borriana, y por extensi¨®n a la Comunidad Valenciana?
R. No me interesaba tanto la semejanza como la complementariedad, y por supuesto el contraste. El mundo entero est¨¢ comprendido en una sola calle de mi pueblo, que podr¨ªa ser el Carrer la Sang. Siempre que se excava en alg¨²n rinc¨®n de la calle se hayan restos arqueol¨®gicos de inter¨¦s (cristianos, jud¨ªos o musulmanes). Como le dec¨ªa a una amiga norteamericana, hay m¨¢s historia en ese vial que en todo Nueva York.
P. En el libro establece un paralelismo entre la capital cubana y el barrio valenciano de El Cabanyal. La ruina que los une, la incompetencia pol¨ªtica, la bohemia, revolucionaria o no¡
R. La conexi¨®n surge a partir de una an¨¦cdota que le¨ª del actor Andy Garc¨ªa. En una visita a Val¨¨ncia, lo llevaron al Cabanyal. Y entonces exclam¨®: ¡°?Es como La Habana!¡±. Y a partir de ah¨ª, me mont¨¦ un relato de las m¨²ltiples relaciones entre estos dos enclaves marineros separados por todo un oc¨¦ano.
P. La declaraci¨®n como BIC de la paella ha inspirado uno de sus art¨ªculos para EL PA?S. ?Existen paellas de nivel fuera del territorio valenciano?
R. Prob¨¦ una de calidad reglamentaria en la Casa Valencia de la Habana, tal como cont¨¦ en mi libro La mem¨°ria del sabor. Y tengo previsto visitar el restaurante Arr¨°s de Quique Dacosta en Londres. Pero todav¨ªa nos falta mucho para alcanzar el nivel que han conseguido los italianos con la pizza en todo el mundo.
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