¡®Los caprichos¡¯ de Goya que un qu¨ªmico salv¨® de dos guerras y un ling¨¹ista don¨® a Valencia
El catedr¨¢tico ?ngel L¨®pez cede al Museo de Bellas Artes la serie completa de 80 estampas de su abuelo con las que el pintor aragon¨¦s retrat¨® el retraso de la Espa?a finisecular del XVIII
Hay pocos profesores que crean escuela. Angel L¨®pez Garc¨ªa-Molins es uno de ellos. Un grupo de los disc¨ªpulos de este catedr¨¢tico em¨¦rito de Ling¨¹¨ªstica contin¨²a investigando sus teor¨ªas, a partir de la gram¨¢tica liminar que formul¨® a principios de los ochenta y se ocupa de las relaciones que el lenguaje contrae con la conciencia metaling¨¹¨ªstica de los usuarios. Una teor¨ªa reconocida internacionalmente surgida en la facultad de Filolog¨ªa de Valencia. Pero el reputado ling¨¹ista zaragozano de 73 a?os no es noticia por nada de todo esto. Ni por la publicaci¨®n de un nuevo libro.
L¨®pez es autor de una ingente obra escrita, que incluye El rumor de los desarraigados (premio Anagrama de Ensayo de 1985), sobre el origen del espa?ol, Gram¨¢tica femenina (con Ricard Morant) o el relato de creaci¨®n El inspector fil¨®logo. Adem¨¢s, ha publicado m¨²ltiples art¨ªculos (muchos de ellos en EL PA?S) aportando su punto de vista sobre la realidad. Lo que no se conoc¨ªa p¨²blicamente era su faceta de coleccionista de arte, al menos, de las 80 estampas que forman la serie completa de Los caprichos que Goya, publicada por primera vez en 1799. Ni tampoco las vicisitudes de los grabados hasta su exhibici¨®n en el Museo de Bellas Artes de Valencia el pasado viernes.
Todo esto lo cont¨® entonces el ling¨¹ista cuando present¨® su donaci¨®n a la pinacoteca de las obras que compr¨® su abuelo, Antonio Garc¨ªa-Molins. Este qu¨ªmico de profesi¨®n y doctor en filosof¨ªa se abri¨® camino en Alemania, donde conoci¨® a la mujer con la que se cas¨®. All¨ª vivi¨® la pareja en las d¨¦cadas de los a?os veinte y treinta, cuando adquiri¨® de un anticuario una serie de aguafuertes, impresa por Calcograf¨ªa Nacional en 1868. Luego regres¨® a Zaragoza, estall¨® en 1936 el golpe de Estado comandado por Francisco Franco y se desat¨® la Guerra Civil, tres a?os antes de la Segunda Guerra Mundial. El qu¨ªmico, que era de Acci¨®n Republicana, el partido de Manuel Aza?a, huy¨® a Alemania con su mujer. Pero el r¨¦gimen nazi estaba en pleno apogeo. La pareja decidi¨® jug¨¢rsela y retornar a Espa?a en ¡°un azaroso viaje¡± con las estampas a cuestas, en un momento en que los nazis se dedicaban a expoliar y embargar los bienes, explic¨® L¨®pez.
El r¨¦gimen franquista encarcel¨® un a?o al qu¨ªmico, que guard¨® las estampas entre las hojas de los libros de su biblioteca. Falleci¨® en 1955. All¨ª estuvieron durante d¨¦cadas. Pasaron a manos de la hija ¨²nica de la pareja, la madre del ling¨¹ista, que tuvo otros cinco hijos. Hubo un momento en que los hermanos se plantearon vender los grabados por separado, dividiendo la serie entre ellos. L¨®pez defendi¨® la importancia de mantener la unidad de la serie y su madre se la cedi¨®, compensando a los hermanos. ?l y su mujer, la escritora Teresa Garb¨ª, siempre apreciaron el valor de las estampas. De tal forma que cuando falleci¨® la progenitora hace tres a?os, se plantearon donar a una instituci¨®n para exhibirlas y que todo el mundo pudiera conocerlas de primera mano.
¡°Fundamentalmente esta donaci¨®n es en memoria de mi abuelo¡±, se?al¨® L¨®pez, que habl¨® de la colecci¨®n es un ¡°mito familiar, por motivos sentimentales e ideol¨®gicos¡± que quer¨ªan donar en Valencia, la tercera ciudad de Espa?a y con ¡°la segunda pinacoteca¡± el pa¨ªs. Tambi¨¦n agradeci¨® la generosidad y comprensi¨®n de su ¨²nico hijo, Guillermo L¨®pez, catedr¨¢tico de Periodismo en la Universitat de Val¨¨ncia, por la decisi¨®n de sus padres.
Cr¨ªtica mordaz de Goya
El director del Museo de Bellas Artes, Pablo Gonz¨¢lez, se mostr¨® encantado con esa decisi¨®n. Destac¨® que no es frecuente que los museos tengan la serie completa de las 80 estampas, como el Museo del Prado y el Museo Goya de Zaragoza, y ponder¨® el inter¨¦s de una obra que se avanz¨® a su tiempo, como muchas de las cosas que hizo Goya. La ideolog¨ªa, los sentimientos y la cr¨ªtica mordaz impregnan cada una de las piezas. Francisco de Goya (1746-1928) abandon¨® su estilo inicial, aquel que lo llev¨® a retratar a la familia real, cuando sufri¨® una crisis personal derivada de su enfermedad entre 1792 y 1794 que le dejar¨ªa sordo. En ese momento empez¨® a desarrollar una faceta distinta en sus artes pict¨®ricas, abandonando la amabilidad de la imagen, de la pi tura de caballete, y adoptando un ¡°lenguaje absolutamente innovador, de experiencias on¨ªricas, casi dalinianas¡±, indic¨®.
Goya emprendi¨® un viaje junto a los duques de Alba a su palacio de Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz) entre 1796 y 1797 y mientras recorr¨ªa Andaluc¨ªa ¡°va tomando apuntes que inspiraron sus caprichos¡±, desde una ¡°visi¨®n cr¨ªtica muy mordaz a la realidad¡±. Por Los caprichos desfilan temas como la brujer¨ªa, la cr¨ªtica al matrimonio concertado, la prostituci¨®n, la ignorancia, la vanidad, la ociosidad de la nobleza y las criaturas grotescas, envueltos en ¡°una est¨¦tica de lo feo que es potent¨ªsima por lo innovadora¡±, apostill¨® Gonz¨¢lez. Y todo ello en un formato, el grabado en papel, que supuso la ¡°democratizaci¨®n de la informaci¨®n¡± porque llegaba a todo el mundo.
Precisamente, se ha optado por mostrar la serie por partes y por un tiempo limitado, debido a la fragilidad del papel, que debe permanecer en un entorno oscuro y solo puede estar en exposici¨®n, frente a la luz, un m¨¢ximo de tres meses. Ahora se exhiben 17 de los 80 grabados, una selecci¨®n en la que han intentado ¡°condensar la esencia¡± del conjunto, expuestos en un rinc¨®n algo m¨¢s sombr¨ªo del museo hasta julio. La intenci¨®n es que en marzo de 2023 se muestre la serie completa que en el mercado del arte podr¨ªa alcanzar un precio en torno a los 300.000 euros, seg¨²n fuentes del museo.
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