As¨ª ha sido la Tomatina de Bu?ol 2022: ¡°Un aut¨¦ntico desahogo¡±, ¡°una locura muy divertida¡±
La popular fiesta de la poblaci¨®n valenciana regresa tras dos a?os suspendida por la pandemia de coronavirus
¡°?Esto es un aut¨¦ntico desahogo!¡±, grita Puli entre tomatazos y m¨²sica a toda paleta. Ha salido de currar a las seis de la ma?ana y no ha querido perderse la Tomatina de su pueblo, Bu?ol, tras dos a?os suspendida por la pandemia de coronavirus. ¡°Es una tradici¨®n y no puedo faltar¡±, comenta el joven mientras lanza otro tomate que acaba de caer del sexto y ¨²ltimo de los camiones que han transportado 130 toneladas del fruto rojo para que se lo lancen entre s¨ª alrededor de 14.000 personas. ¡°Es una locura muy divertida¡±, apunta la sexagenaria Lesley, que ha venido desde Reino Unido para conocer la fiesta, de la que hab¨ªa le¨ªdo una noticia.
Ella y su pareja est¨¢n te?idos de rojo y no temen la proximidad del paso de los camiones, la zona cero de la batalla, desde donde se arrojan y descargan los tomates en la calle a modo de munici¨®n. ¡°Apunta, apunta que hay tomates que no est¨¢n muy maduros¡±, pide Susana, una vecina de un pueblo cercano a la poblaci¨®n valenciana, que ha celebrado la 75? edici¨®n de sus fiestas populares, de gran proyecci¨®n internacional. El impacto de un oportuno tomate sobre la cabeza de este informador confirma la veracidad del comentario. No obstante, la inmensa mayor¨ªa de los tomatazos no causa ning¨²n da?o, como demuestra la masiva participaci¨®n de la gente que pide m¨¢s, que jalea y provoca a los voluntarios asegurados con arneses en los enormes remolques de los camiones que parecen contenedores de sopa de tomate a ¨²ltima hora del recorrido.
Lleno de restos de piel y pepitas incluso en las pesta?as, el joven californiano Tommy se enter¨® en su universidad de la singularidad de la Tomatina y ha viajado para disfrutar de la fiesta que ha arrancado al mediod¨ªa y ha durado poco m¨¢s de una hora. Al menos en lo que se refiere a la guerra de tomatazos. El antes y el despu¨¦s tambi¨¦n cuentan, con m¨²ltiples verbenas, barras y puntos de encuentro, para disfrute sobre todo de los m¨¢s j¨®venes, muchos de los cuales no han dejado de bailar al ritmo de las canciones de moda de este verano o de otros ya pasados. Se ha llevado la palma el Qu¨¦date, del canario Quevedo, el fen¨®meno musical del momento en Espa?a y en el mundo. La gente lo ha coreado mientras se mov¨ªa al un¨ªsono y alzaba el brazo pidiendo m¨¢s tomates.
Entre el jolgorio y el t¨®rrido calor, que se ha soportado gracias a los continuos chorros de agua que se tiraban desde balcones y azoteas, se han alzado los pitidos de una cuadrilla de polic¨ªas y de miembros de protecci¨®n civil que se han abierto paso entre el gent¨ªo agolpado bajo el Ayuntamiento para trasladar a un herido que parec¨ªa tener una brecha en la frente. Una pol¨ªtica del pueblo destacaba que hab¨ªa habido menos presencia de extranjeros por las restricciones y dificultades para viajar en algunos pa¨ªses asi¨¢ticos a causa de la pandemia. Tampoco se han visto rusos, tambi¨¦n aficionados a la fiesta, debido a la guerra de Ucrania.
Los problemas, en cualquier caso, no han evitado la presencia de una pareja de Taiw¨¢n. Ella, de 24 a?os, quer¨ªa vivir la fiesta desde que ley¨® un art¨ªculo sobre la misma. La ¨²ltima carcasa ha dado la se?al del fin de la Tomatina y el inicio de la gran limpieza.
As¨ª ha quedado el paisaje despu¨¦s de la batalla: camisetas blancas tan enrojecidas como la piel al descubierto y un olor entre sopa pasada de tomate. De inmediato, se han ido formando largas colas de participantes frente a las mangueras que ofrecen los vecinos de la bonita y monta?osa poblaci¨®n de Bu?ol, a 40 kil¨®metros de Valencia. ¡°Al menos que se alivien un poco el picor de la cara y de los ojos, que mira c¨®mo van¡±, comenta sonriendo Rogelio, se?alando a una fila de j¨®venes que agradecen el agua con gestos con la cabeza, sonrisas y gracias en todas las pronunciaciones posibles.
Un fuerte dispositivo especial ha velado por la seguridad de los participantes y ha facilitado el acceso a Bu?ol, localidad que ha comenzado el d¨ªa con un susto, cuando un deslizamiento de tierra ha causado un socav¨®n y ha obligado a desalojar a 12 personas tras las fuertes tormentas de la noche del martes. Una mujer result¨® herida.
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