El m¨²sico que dise?a c¨®mo suenan las marcas

La de Iv¨¢n Llopis (41 a?os) no es otra historia de ¨¦xito a partir de la relaci¨®n de los valencianos con las bandas de m¨²sica y los conservatorios. De hecho, ¨¦l rehus¨® del academicismo a los 12, despu¨¦s de tres cursos de solfeo y piano por la v¨ªa regular. Lo hizo, en gran medida, porque sus padres eran, precisamente, m¨²sicos profesionales. ¡°En mi casa el cuarto de los juegos era el cuarto de la m¨²sica. No supe encajar c¨®mo en las aulas hac¨ªan de algo que para m¨ª era diversi¨®n algo aburrido y hasta hostil¡±, recuerda. Este compositor, productor y empresario que hoy comanda BanjoSoundscapes, una de las agencias de audiobranding m¨¢s internacionales, dise?¨® su propio claustro docente: ¡°conoc¨ªa a buenos instrumentistas y me form¨¦ con el talento que me rodeaba¡±. Para pagarles empez¨® a ayudar en la orquesta de sus padres. ¡°Me daban 10.000 pesetas a la semana, que en el a?o 92 o 93 era una fortuna para alguien de mi edad¡±, rememora.

Sin embargo, el hecho que conecta a aquel adolescente con el m¨²sico tras los ¡°paisajes sonoros¡± de marcas como Coca-Cola, National Geographic, o Converse es otro. ¡°Llevaba tiempo grabando voces y armon¨ªas sobre las canciones de los Beatles con una cadena de doble pletina. Aquello desfasaba y sonaba horrible as¨ª que, como cualquier otra tarde mareando al se?or Julio, el vendedor de la tienda Valencia Musical, le pregunt¨¦ qu¨¦ pod¨ªa comprar para grabar por pistas¡±. El se?or Julio, que conoc¨ªa bien a la familia de Iv¨¢n, le ense?¨® lo ¨²ltimo de lo ¨²ltimo: ¡°?el ADAT, un grabador digital que convert¨ªa el ancho de las cintas VHS en ocho pistas! Con el ADAT empez¨® todo¡±. O, mejor dicho, con el se?or Julio, porque aquel aparato costaba medio mill¨®n de pesetas: ¡°sin firmar ning¨²n contrato, en una hoja de cuentas, empez¨® a descontar cada semana lo que le llevaba de la orquesta. Para cuando acab¨¦ de pagarlo ya hab¨ªa grabado infinidad de canciones¡±.

15 a?os despu¨¦s de aquel ADAT entrara en ¡°el cuarto de los juegos¡± de la familia Llopis, Iv¨¢n y su pareja, Anna Segura, decid¨ªan montar BanjoMusic. ¡°Viv¨ªamos en Barcelona. Ambos trabaj¨¢bamos para publicidad, ella en producci¨®n, que en este sector es abrasivo, yo creando m¨²sicas. Y decidimos dar el salto juntos, pero todav¨ªa pensando que lo que vend¨ªamos era m¨²sica¡­ tardamos algunos a?os m¨¢s en empezar a evangelizar a los clientes y decirles que lo que buscaban era un paisaje sonoro¡±. ?Pero qu¨¦ es un paisaje sonoro? Hoy en d¨ªa todos los fabricantes de coches est¨¢n creando experiencias sonoras en torno a sus el¨¦ctricos. ¡°Y no solo por c¨®mo suenan en el exterior, sino dentro del coche. Los sonidos sirven para integrar mejor la experiencia de un producto, hasta de una lavadora, de una forma que se reconozca la marca y cree una experiencia de uso mucho m¨¢s agradable e identificable con sus valores¡±, cuenta.

BanjoSoundscapes ha ganado varios premios internacionales. Desde este estudio valenciano, con cuatro trabajadores fijos y una red de colaboradores (m¨²sicos, dise?adores sonoros, instrumentistas¡­) que puede llegar a las 15 personas seg¨²n el proyecto, han creado el paisaje sonoro de marcas de lujo como Givenchy o de videoclips de estrellas del pop como Selena G¨®mez. Son solo unos pocos de los muchos ejemplos acumulados en estos ¨²ltimos 15 a?os, desde que Segura y Llopis se establecieran por su cuenta. Han participado en proyectos m¨¢s convencionales, como los recordados anuncios de Freixenet que pod¨ªan incluir a la Compa?¨ªa Nacional de Danza y para los que Llopis acababa escribiendo las partituras para una orquesta. Se ha enfrentado a spots de gran presupuesto, a proyectos tan complejos como series de animaci¨®n o crear todo el universo sonoro de Movistar+ para su lanzamiento. Hoy combinan clientes de China o Jap¨®n con la publicaci¨®n de un disco en el que el propio Iv¨¢n ha plasmado a?os de ideas ¡°y que de alguna manera sirve para que los clientes se inspiren y comprendan. Naci¨® como la idea de crear una pel¨ªcula sin im¨¢genes, que es sobre lo que solemos trabajar¡±.

A lo ¨²nico que parecen haber renunciado durante esta escalada de ¨¦xitos es a convertirse ¡°en un estudio de servicios global. Pese a trabajar con multinacionales, grandes marcas y proyectos en todos los continentes, lo que s¨ª hemos aprendido es que no queremos dejar de ser artesanos¡±. Como suced¨ªa con aquellas grabaciones del adolescente rebelde que descarril¨® del canon del conservatorio, Llopis sigue firmando todos los proyectos. ¡°Sin autor¨ªa, sin una implicaci¨®n personal del peque?o equipo que somos en todo el proceso, la calidad del producto se resiente. Frente al futuro en convivencia con la inteligencia artificial en torno a la m¨²sica, precisamente lo que podemos aportar es esa psicolog¨ªa y esa empat¨ªa con el producto y con el cliente. Y m¨¢s ahora que estamos en cuestiones de audio inmersivo, con el metaverso y creatividades para experiencias de marca en estas nuevas fronteras del sonido¡±.