El complejo sudoku del Gobierno valenciano para llegar a las elecciones
Los tres partidos del Bot¨¢nico liman sus estrategias para mantener el Ejecutivo cohesionado y mostrar a la vez los logros de cada uno
Los gobiernos de coalici¨®n son complicados durante los mandatos, pero mucho m¨¢s cuando se acercan las elecciones. En el caso del Gobierno valenciano del Bot¨¢nico (PSPV, Comprom¨ªs y Podem), las dificultades se multiplican porque los socios son conscientes de que van a seguir necesit¨¢ndose m¨¢s all¨¢ de los comicios si quieren repetir la configuraci¨®n de un ejecutivo progresista en un territorio con el voto fragmentado. Los socialistas valencianos, el partido que a¨²n lidera M¨®nica Oltra y la versi¨®n auton¨®mica de Podemos se encuentran ahora en esa encrucijada del sudoku: hay que mantener el Gobierno cohesionado pero sin perder de vista la b¨²squeda y exhibici¨®n de los logros de cada uno.
La oposici¨®n ha querido vender la destituci¨®n de la consejera de Agricultura, Mireia Moll¨¤ (Comprom¨ªs), la semana pasada, como una crisis de gobierno. La versi¨®n oficial sobre el cese es, precisamente, la contraria y se fija en la anulaci¨®n de cualquier verso suelto que distorsione la estabilidad del Ejecutivo. Moll¨¤, adem¨¢s de las diferencias con la direcci¨®n de su partido (Iniciativa, una de las tres patas de la coalici¨®n Comprom¨ªs), critic¨® la gesti¨®n de dos consejer¨ªas ¨Cuna en manos de los socialistas y otra dirigida por un miembro de su propio partido¨C sobre los proyectos de plantas fotovoltaicas y les acus¨® de los retrasos que sufren las autorizaciones. Es, probablemente, la punta del iceberg, pero sirvi¨® para que Aitana M¨¢s, que sustituy¨® hace cuatro meses a M¨®nica Oltra como vicepresidenta y portavoz del Consell, diera un pu?etazo sobre la mesa: hasta ah¨ª. La contundencia de la decisi¨®n, comunicada a la afectada por tel¨¦fono, ha sido una sorpresa tanto fuera como dentro del partido. Y un aviso para navegantes. No puede haber grietas en los pr¨®ximos seis meses cuando, previsiblemente, se convoquen las elecciones.
Fuentes socialistas y de Comprom¨ªs apuntan, y conf¨ªan, que hasta mayo exista un ¡°blindaje¡±. El objetivo es ¡°intentar ocultar las diferencias¡±, aunque existan, y esperar que uno de los socios no pretenda sacar pecho a costa del resto.
Un modelo que esquiva desavenencias
Con el mal ejemplo del tripartito catal¨¢n y el balear a la vista, el Bot¨¢nico ide¨®, ya en 2015, un gobierno de mestizaje con el que evitar la creaci¨®n de reinos de taifas, de carteras monocolores que, en un gobierno en el que no hay departamentos estancos que se puedan gestionar al margen del resto, llevaran a la toma de decisiones que luego chocasen con el resto del Ejecutivo. As¨ª se dibuj¨® algo parecido a una cremallera: si el consejero es de un partido, el secretario auton¨®mico, n¨²mero dos en responsabilidad, lo es de otro. De esta manera, los desencuentros se negocian en el seno de las mismas consejer¨ªas y los posibles enfrentamientos se superan antes de llegar al pleno de Consell. Este sistema de integraci¨®n ha funcionado en muchas ocasiones, pero no en todas.
En cualquier caso, el Bot¨¢nico llegar¨¢ a las pr¨®ximas elecciones con ocho presupuestos aprobados, algo de lo que no pueden presumir en todas las comunidades. Pero cada partido tiene una mochila que gestionar y unas previsiones, seg¨²n las encuestas, muy al l¨ªmite.
El frente de Puig con S¨¢nchez
La Comunidad Valencia es para el PSOE la autonom¨ªa m¨¢s poblada en la que gobierna. Pese a que la Generalitat valenciana ha recibido m¨¢s fondos del Estado de los que hab¨ªa obtenido nunca, la sensaci¨®n es de ¡°falta de cari?o¡± del presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, hacia el presidente regional, Ximo Puig. Por una parte, S¨¢nchez no ha logrado la reforma del sistema de financiaci¨®n, por la que los valencianos llevan clamando a?os, y, por otra, ha protagonizado cr¨ªticas, como la ¨²ltima explicitada por el Gobierno, sobre la reforma fiscal planteada por Puig. Quiz¨¢ por ello, el l¨ªder del Ejecutivo valenciano piensa en una campa?a m¨¢s personalista que partidista. M¨¢s Puig y menos PSOE, con la intenci¨®n de revertir, adem¨¢s, la tendencia de castigo a S¨¢nchez.
Comprom¨ªs anda revuelto desde la dimisi¨®n de M¨®nica Oltra y ante la posibilidad de que esta pueda reengancharse a las listas si la justicia, que le investiga por la gesti¨®n del caso de abusos de su exmarido a una menor titulada, le libera de la imputaci¨®n. La direcci¨®n de una coalici¨®n formada por tres partidos y el equilibrio de fuerzas, tanto org¨¢nica como institucionalmente, no es sencilla. Pero la contundencia y firmeza de Aitana Mas, no solo con la destituci¨®n de su compa?era de formaci¨®n, han puesto sobre aviso a sus socios de coalici¨®n. Hasta donde pueda, no va a permitir que se exhiba una coalici¨®n d¨¦bil.
En Podem, la situaci¨®n no es menos complicada. En la Comunidad Valenciana acudieron a las urnas de la mano de Esquerra Unida y las encuestas que otorgan unos resultados que, incluso, podr¨ªan dejarles a las puertas de las Cortes Valencianas. Entre ellos tampoco reina la paz, pero ambos son conscientes de que, por separado, no lograr¨¢n representaci¨®n alguna. Sus relaciones con Comprom¨ªs han mejorado a lo largo de la legislatura, pero no tanto como para acudir, todos juntos, en una lista conjunta.
Mientras, en la oposici¨®n, el presidente del PP valenciano, Carlos Maz¨®n, sigue buscando su sitio despu¨¦s de apoyar, sin fisuras, al expresidente popular Pablo Casado, quedando as¨ª fuera del n¨²cleo cercano a Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Ciudadanos refleja la misma descomposici¨®n que en el resto de Espa?a y Vox conf¨ªa en arrastrar a los desencantados de PP y Ciudadanos y mantiene su cr¨ªtica exc¨¦ntrica en el parlamento valenciano.
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