De adicto a terapeuta
Juan Colomina dirige una ONG que hace prevenci¨®n y terapia contra las adicciones a las que ¨¦l mismo se enfrent¨®
¡±Hola, soy Juan Colomina. Soy abogado y psic¨®logo. He trabajado en la bolsa y soy drogadicto¡±. As¨ª empieza el director de la ONG Reconecta Conductas sus charlas. En ocasiones, a su presentaci¨®n, a?ade: ¡°Y deber¨ªa estar muerto¡±.
Un martes, en un instituto de Valencia ante chavales de primero de la ESO (12 a?os) capta, con su primera frase, la atenci¨®n de todos. Unos responden con sorpresa y las onomatopeyas que demuestran su asombro. Otros, con risas. Los corta de ra¨ªz: ¡°No tiene ninguna gracia porque he estado 20 a?os tirado. Lo perd¨ª todo, lo romp¨ª todo y mi padre se muri¨® llorando¡±.
Juan Colomina estuvo 20 a?os en lo m¨¢s hondo del hoyo, enganchado a la coca¨ªna, el alcohol y el juego, aunque asegura que la adicci¨®n es una: ¡°Cuando caes en una, es m¨¢s f¨¢cil caer en otras¡±. Sali¨® porque su familia pudo pagar los 6.000 euros al mes en uno de los mejores centros de rehabilitaci¨®n del pa¨ªs. Ahora se dedica a la prevenci¨®n, la terapia y la orientaci¨®n familiar.
Ante los ni?os habla de sobrestimulaci¨®n, de videojuegos, de tel¨¦fonos m¨®viles, del juego on line y del riesgo. Sobre todo, del riesgo que, por las preguntas que hacen los peque?os, ni intuyen que existe tan cerca. ¡°Los m¨²sculos cerebrales a los que afecta la coca¨ªna son los mismos que act¨²an con el juego on line que ten¨¦is tan a mano en vuestros tel¨¦fonos y que anuncian algunos de vuestros ¨ªdolos¡±, explica con una de las afirmaciones que provoca murmullos.
Algunos de ellos no saben qu¨¦ es la irritabilidad pero preguntan por la diferencia entre el porno duro ¡°y el normal¡±. Porque en estas charlas se habla de muchos de los riesgos a los que se han de enfrentar. Se dirige a ellos como si fueran adultos, aunque tenga que explicar cada una de las palabras que utiliza. ¡°Los riesgos no van a ser distintos porque se¨¢is mayores o menores de edad¡±, les dice y admite que ¡°aunque las adicciones no afectan a todo el mundo por igual, no sab¨¦is si os va a tocar¡±. ¡°?Cu¨¢nto est¨¢is dispuestos a arriesgar?¡±, les pregunta antes de explicar, con crudeza, que hace 18 a?os que no prueba ni una copa de vino pero que su cerebro ¡°nunca volver¨¢ a ir bien¡±.
La encuesta ESTUDES del Ministerio de Sanidad, que se realiza a estudiantes de entre 14 y 18 a?os de toda Espa?a, sit¨²a la media de inicio del consumo de cannabis antes de cumplir los 15 a?os. Y Colomina les explica: ¡°Si esa es la media, quiere decir que muchos empiezan despu¨¦s pero otros muchos empiezan antes. Y hay que hablar de ello¡±. ¡°Un a?o despu¨¦s, ya es tarde, porque el riesgo aumenta y con 15 y 16 discuten sobre los efectos de la droga¡±, asegura en privado.
Pocos consejos concretos
¡°?C¨®mo te sent¨ªas cuando te drogabas?¡± pregunta uno de los alumnos. ¡°?C¨®mo te sientes t¨² cuando juegas?¡±, le responde sin ambages y les habla del placer que luego se convirti¨® en una costumbre que casi le hace ¡°acabar en el cementerio¡±, relata sin tapujos. Colomina dicta pocos consejos concretos. No ofrece la f¨®rmula m¨¢gica que dicta cu¨¢nto tiempo puedes estar con el m¨®vil o con un videojuego ni brinda una respuesta concisa a quien pregunta si, en el caso de que hubieran empezado a engancharse, estar¨ªan a tiempo de remediarlo. ¡°Ojal¨¢ nos saliera un cuerno verde como se?al de alarma¡±, ironiza. ¡°Os toca empezar a ser mayores¡±, les dice, y cuenta, como un factor de riesgo, c¨®mo ¨¦l normaliz¨® la presencia de la coca¨ªna a su alrededor. Y los chavales lo entienden. ¡°Haced con vuestra vida lo que quer¨¢is. Yo ya me cargu¨¦ la m¨ªa¡±, acaba.
¡±Nos ha ense?ado algo¡±
Los ni?os salen de la biblioteca donde han escuchado a Colomina preocupados por si sus profesores les van a hacer alg¨²n tipo de examen sobre lo que han o¨ªdo y de lo que, algunos, han tomado notas. Ya en su aula, en su entorno, comentan, al principio con cierto pudor, luego con soltura. ¡°Nos han dado muchas charlas sobre el bullying pero nunca una como esta. Nos han ense?ado algo¡±, afirma Sof¨ªa. ¡°A m¨ª me ha impactado que se dedique a ayudar despu¨¦s de haber destrozado su vida¡±, apostilla no solo Julia sino tambi¨¦n Aroa y Adri¨¢n. Varios de ellos apelan a que sus padres han de ser conscientes del peligro porque no saben que, semanas antes, los progenitores han tenido otro encuentro con el mismo terapeuta y que, realmente, los deberes se limitan a hablar con ellos sobre el tema.
Juan Colomina (Valencia, 53 a?os) empez¨® a trabajar como terapeuta en el mismo centro que le devolvi¨® a la vida, en Barcelona. Despu¨¦s regres¨® a Valencia y, fuera del entorno socioecon¨®mico privilegiado en el que hab¨ªa crecido, se fue a los barrios. Y, de ah¨ª, a las c¨¢rceles, a colaborar con otras asociaciones y a crear Reconecta, en la que ha implicado a amigos del aquel entorno privilegiado que ahora le ayudan a sostenerla. No reh¨²sa la comparaci¨®n con Hermano Mayor, el programa de televisi¨®n en el que un exadicto pretend¨ªa ayudar a adolescentes y familias en conflicto, en muchos casos, por problemas con las drogas. ¡°Bueno, yo adem¨¢s de terapeuta soy psic¨®logo (carrera que se sac¨® cuando supo que la ONG ten¨ªa que contar con un licenciado). Y tenemos psiquiatras que supervisan todos nuestros casos¡±, explica. Aun as¨ª, expone que el modelo que se implementa es pr¨¢cticamente el mismo, el modelo Minnesota, en el que las personas rehabilitadas tienen un papel principal como terapeutas. ¡°He estado en el cielo y en el infierno y, al final, he encontrado mi sitio. Tengo que sacar de las catacumbas esta problem¨¢tica, que es real y sobre la que hay mucho tab¨²es¡±, zanja.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.