Un centro de salud blindado por la polic¨ªa y con control de metales para evitar agresiones
Los vecinos celebran la reapertura del ambulatorio del estigmatizado barrio de La Coma de Paterna que cerr¨® por las amenazas y agresiones a los sanitarios
Los pacientes se detienen antes de entrar a la consulta del m¨¦dico. Un guardia de seguridad les pasa un detector de metales y les franquea el paso al centro de salud. Dentro, hay otro guarda. Fuera, un coche de la polic¨ªa est¨¢ aparcado. Los dos agentes se apean, estiran las piernas, entran y salen del ambulatorio de la Generalitat, vuelven al veh¨ªculo. Muchos vecinos agradecen la reapertura y tambi¨¦n las ins¨®litas medidas de seguridad del ambulatorio de la Consejer¨ªa de Sanidad del barrio de La Coma, en el municipio Paterna, a 10 kil¨®metros de Valencia. Otros muestran su incomodidad y enojo.
¡°A ver si a¨²n est¨¢ la polic¨ªa despu¨¦s de las elecciones¡±, desconfiaba una vecina, tres d¨ªas antes de los comicios del 28 de mayo, cansada de los conflictos del barrio. El pasado martes, ah¨ª segu¨ªan los agentes en el centro que estaba la espera de un arco detector de metales. ¡°Pero c¨®mo no iban a marcharse los m¨¦dicos si los amenazaban¡±, comenta otra mujer de ¡°40 a?os, seis hijos y tres nietos¡±, a las puertas del amplio centro social de un barrio creado en los a?os 80 para acoger en viviendas de protecci¨®n oficial a familias vulnerables y desfavorecidas, algunas expulsadas, por ejemplo, de Barcelona para erradicar el chabolismo en los a?os previos a los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992. Hoy acoge a unas 5.000 personas en unos 1.200 pisos. ¡°?Y ad¨®nde vas a ir si llevas toda la vida aqu¨ª?¡±, le pregunta su amiga. Ambas declinan dar sus nombres y piden al periodista que esconda el bloc para que nadie sepa que est¨¢n hablando con la prensa.
Cunde la alarma entre muchos vecinos. Uno protesta por que ¡°la televisi¨®n exagera y solo saca lo que quiere¡± y otro asegura que ¡°solo es un grupo de gente la que mete miedo¡±. La Coma ha salido en los medios de comunicaci¨®n en el ¨²ltimo mes y los ¨¢nimos est¨¢n alterados. Ha sido noticia por el cierre de su centro de salud el pasado 10 de mayo por las amenazas y un intento de agresi¨®n a los sanitarios por parte de unos vecinos. La mayor parte del personal m¨¦dico y administrativo cogi¨® la baja. 12 d¨ªas despu¨¦s, el ambulatorio volvi¨® a abrir, sin prestar servicio de pediatr¨ªa, con las medidas de seguridad implementadas tambi¨¦n con el bot¨®n del p¨¢nico.
El origen de uno de los ¨²ltimos incidentes en el centro ha sido la actuaci¨®n integral desde varios ¨¢mbitos para retirar a una familia del barrio la custodia de unos menores por presentar graves problemas. Hace dos a?os, ya se cerr¨® el ambulatorio por amenazas, que incluyeron la exhibici¨®n de una bala. Adem¨¢s, ¨²ltimamente el ambiente se ha caldeado por la reyerta entre dos familias que provoc¨® cuatro heridos por arma blanca. La polic¨ªa nacional ha realizado dos redadas en mayo que se han saldado con centenares de personas identificadas, decenas de denuncias por posesi¨®n de drogas y tenencia de armas blancas, sin ning¨²n detenido.
El ayuntamiento de Paterna destaca los numerosos recursos socioecon¨®micos que presta al barrio, declarado barrio de acci¨®n preferente, con una elevada tasa de paro y separado por varios kil¨®metros y una madejas de carreteras y autov¨ªas del n¨²cleo de la ciudad de 70.000 habitantes. La polic¨ªa local acompa?a a los m¨¦dicos en las visitas domiciliarias y el Consistorio habilit¨® una ambulancia adaptada para cubrir los desplazamientos durante el cierre del centro. ¡°Hay oportunidades para formarse, programas con ayudas para inserci¨®n laboral para personas vulnerables. Incluso hay gente que nos critica por volcarnos hacia el barrio pagando con sus impuestos¡±, se?ala Julio Fern¨¢ndez, teniente alcalde de Protecci¨®n y Derechos de la Ciudadan¨ªa del Ayuntamiento, al frente del cual acaba de renovar por mayor¨ªa absoluta el socialista Juan Antonio Sagredo. Fern¨¢ndez lamenta que ¡°paguen justos por pecadores¡±.
Nuevas familias
Paseando por el barrio, contrasta la basura y los electrodom¨¦sticos y somieres despanzurrados de algunas calles con la limpieza de otras. La Entitat Valenciana de l¡¯Habitatge (Evha), propietaria de la mayor¨ªa de las viviendas, ha tenido problemas para reparar instalaciones, sobre todo si la contrata de alba?iler¨ªa era externa, o para dar entrada a nuevas familias externas. Los ¨²nicos comercios abiertos son una farmacia y un bar. En frente de La Coma, se ubica una urbanizaci¨®n de alto poder adquisitivo de Godella.
Lourdes Mir¨®n conoce muy bien el barrio. Lleva trabajando en ¨¦l desde 1999. Es la presidente de la ONG Joves¨®lides que persigue por la inclusi¨®n social sobre todo a trav¨¦s de las nuevas tecnolog¨ªas. Reconoce que se destinan m¨¢s recursos en los ¨²ltimos a?os, si bien puntualiza que importantes servicios, como el centro de salud, el instituto o el tranv¨ªa se han conseguido por el movimiento asociativo. El problema es casi estructural. ¡°Esto es un contenedor de pobreza. Al haber mucha vivienda p¨²blica, las administraciones trasladan aqu¨ª a personas con mucha problem¨¢tica, muy vulnerables, con lo cual no hay renovaci¨®n de la poblaci¨®n¡±, sostiene. ¡°Si hay una renovaci¨®n, pero con gente del mismo perfil¡±, interviene Boutaina El Hadri, gerente de la entidad. ¡°El barrio tiene muy mala fama y muchas veces cuando se ve que vives en La Coma no te dan empleo¡±, a?ade.
Ambas ya trabajaron con el sacerdote Joaqu¨ªn Garc¨ªa Roca en lo que fue el colegio mayor de La Coma, otra iniciativa social dirigida a la integraci¨®n. Inciden en que hay que ser m¨¢s ambiciosos para mezclar a la gente y romper con el aislamiento y la estigmatizaci¨®n del barrio y destacar las iniciativas que integran a sus vecinos gitanos, payos y africanos, a las que apenas se les presta atenci¨®n. ¡°El chabolismo vertical no es ninguna soluci¨®n¡±, concluye Mir¨®n.
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