La juventud, divino tesoro, vista por una m¨¦dica de salud sexual
¡°Pasar consulta en una Unidad de Salud Sexual y Reproductiva te da una idea bastante aproximada de c¨®mo est¨¢ el patio¡±, afirma la doctora M¨®nica Molner
La tormenta se acerca, los primeros destellos anuncian su inminencia y desde el interior de la piscina comunitaria un joven grita: ?Venga, que viene el rayo!
No hace falta ser electricista para saber que puedes morir electrocutado ?verdad?
As¨ª nos va, con inconscientes que demuestran su ignorancia o su sobredosis de adrenalina que, en extremo, pueden resultar un peligro para los dem¨¢s.
Soy de la generaci¨®n bisagra entre el despertar tras una dictadura y el ¡°todo vale¡± imperante de ahora con el agravante de que cualquiera puede tener en sus manos un arma de destrucci¨®n masiva neuronal que nuestros abuelos ni imaginaron, llamada m¨®vil.
Del morbo rayado del Canal Plus, al porno para menores sin filtros.
Lo que antes era ¡°V¨ªrgenes hasta el matrimonio¡± ahora es un ¡°A ver si puedes serle fiel¡± en programas de televisi¨®n que demuestran el nivelazo que tenemos.
Pasar consulta en una Unidad de Salud Sexual y Reproductiva te da una idea bastante aproximada de c¨®mo est¨¢ el patio. En la Comunidad Valenciana disponemos de unas 80, donde administrativas, enfermeras, sex¨®logas/os y m¨¦dicas/os formamos un equipo que ya quisiera la Marvel, para resolver los problemas que nos plantean y que, en ocasiones, parecen m¨¢s guiones de El club de la comedia que consultas reales.
En la Malvarrosa (Valencia) nuestro censo es tan grande como variado.
Si en menos de un a?o una chica solicita, por tercera vez, pruebas para detectar infecciones de transmisi¨®n sexual o, en la misma semana, dos chicos consultan para esas mismas pruebas por tener secreciones, que ya tuvieron anteriormente diagnosticadas como gonorrea, tenemos un problema de base.
Un embarazo puede verse desde diferentes perspectivas, la chica de 16 a?os que quiere seguir adelante en contra de la voluntad de su madre que le monta una bronca en la consulta dif¨ªcilmente reproducible, mientras otra te pide con 20 a?os pruebas de infertilidad, tambi¨¦n est¨¢ la que quiere escuchar el latido del embarazo que va a interrumpir o, la que te pide la foto para su pareja.
Si sobre mi cabeza aparecieran bocadillos cu¨¢l c¨®mic, con los emoticonos de lo que pienso, se dar¨ªan circunstancias un tanto inc¨®modas que la templanza y la paciencia evitan.
En esos momentos, recuerdo las collejas de la gran Amparo Bar¨® en la serie 7 vidas.
Con los correos que recibimos se hace patente que, tanto la lectura como la educaci¨®n sexual, son asignaturas pendientes, no s¨®lo por las faltas de ortograf¨ªa, sino porque a pesar de toda la informaci¨®n que damos y los folletos que se llevan o, que incluso firman (antes de ponerse dius o implantes), la conclusi¨®n es que NO LEEN, porque c¨®mo explicar, que una semana despu¨¦s de iniciar un m¨¦todo, est¨¦n llamando, o, intentando contactarme por redes sociales, porque les pasa algo que ya les avisaste que pod¨ªa ocurrir, y te das cuenta que el mundo se ha llenado de Dorys (amiga de Nemo) incapaces de retener informaci¨®n.
Lo que nuestras madres sudaron para conseguir una p¨ªldora y ahora, como qui¨¦n elige gominolas a la entrada del cine, la generaci¨®n ¡°En plan¡± te pide directamente lo mismo que usa su amiga sin pensar que hablamos de medicamentos con posibles contraindicaciones y secundarismos.
Est¨¢ la que quiere un implante sin saber lo que es, o aquella que le molestaba mucho el diu del brazo, aunque en su tarjeta indicaba hasta el lote del implante que llevaba.
Ahora con 3 semanas algunas ya consideran que tienen pareja estable.
A pesar de mi juventud madura, me siento a veces a a?os luz de una poblaci¨®n que considera como m¨²sica el reggaeton, que no escucharon a Aretha Franklin ni le ponen cara a David Bowie. Muchos de sus referentes basan sus contenidos en un sexo centrado en el coito con relaciones m¨¢s t¨®xicas que la infusi¨®n de baladre.
Si a eso a?adimos, empresas que mercadean sus productos gracias a sus clientas cargadas de filtros y postureos, o la exposici¨®n constante en redes de im¨¢genes subidas de tono, tenemos la tormenta perfecta.
Si pudiera como Indiana Jones viajar en el tiempo, intentar¨ªa arreglarlo, pero para eso, tendr¨ªa que saber, en qu¨¦ momento se nos fue todo esto de las manos.
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