La educaci¨®n sexual en Espa?a: asignatura pendiente
Los expertos piden en este campo una formaci¨®n integral con perspectiva de g¨¦nero para frenar las pr¨¢cticas de riesgo y la violencia. Pero los tab¨²es siguen obstaculizando su implantaci¨®n en Espa?a.
¡°Los celos significan que alguien te importa¡±, afirma una alumna de 2? de la ESO del IES Valle de Aller, en Asturias. A lo largo del curso escolar que acaba de terminar, muchos mi¨¦rcoles la clase se convert¨ªa en un ¨¢gora, como el d¨ªa de esta visita. ¡°Pero para tener una relaci¨®n hay que confiar en esa persona¡±, a?ade otra adolescente. A 25 kil¨®metros de distancia, en el IES Santa B¨¢rbara, una clase de 4? de la ESO discute sobre los l¨ªmites del placer despu¨¦s de ver un v¨ªdeo en el que un chico y una chica juegan a un pasapalabra. Con la A: abrazos. Con la B: besos. Con la C: chupetones. ¡°Eso como que no, que a m¨ª no me gustan¡±, dice ella. ¡°Oye, ?a qu¨¦ esperabas para dec¨ªrmelo?¡±, le responde ¨¦l.
Que toque clase de educaci¨®n sexual despu¨¦s de Matem¨¢ticas, Lengua o cualquier otra asignatura no es, sin embargo, algo com¨²n en Espa?a. Lo normal es lo de Ana y Daniel (ambos de 17 a?os), que acuden a un instituto p¨²blico en Madrid. Ella no ha recibido ni una charla sobre sexualidad en toda su etapa formativa. ?l tuvo algo m¨¢s de suerte: su profesora reserv¨® el a?o pasado una clase de Biolog¨ªa para hablar sobre anticonceptivos y enfermedades de transmisi¨®n sexual (ETS). ¡°Cuarenta minutos en los que ni siquiera nos hablaron del cond¨®n femenino¡±, comenta Daniel en una conversaci¨®n en el parque del Retiro, que gira alrededor de este vac¨ªo en el curr¨ªculo educativo.
¡°Mira a tu alrededor¡±, le dice el primer d¨ªa de instituto Eric a Otis en Sex Education ¡ªserie brit¨¢nica que aboga por incorporar esta materia en la escuela¡ª, ¡°todo el mundo est¨¢ pensando en follar, a punto de follar o follando¡±. En la era de las redes sociales, el sexo es cada vez m¨¢s un capital social, s¨ªmbolo de estatus, especialmente entre los j¨®venes, cuya primera vez ocurre de media a los 16,2 a?os, seg¨²n el Informe Juventud en Espa?a de 2020. Hace cuatro a?os, ese primer contacto se daba a los 17. ¡°Y para muchos, a los 16 ya vas tarde¡±, afirma Ana en el Retiro. ¡°Si no has hecho ciertas cosas, te sientes infravalorado, necesitas encajar¡±, a?ade Daniel.
Vivimos en una sociedad hipersexualizada, seg¨²n la sex¨®loga Mar¨ªa Lameiras: ¡°Desde la publicidad hasta los medios y las nuevas tecnolog¨ªas est¨¢n impregnados por el valor del sexo como algo ¨²til que incrementa el poder¨ªo de las personas y de los j¨®venes en particular¡±. La sexualidad ¡ªque engloba el yo, el autoconocimiento y la autoestima adem¨¢s de las relaciones y la diversidad sexual¡ª queda reducida casi exclusivamente al sexo. El resto de los elementos que la componen quedan en un segundo plano y los comportamientos de riesgo, como el uso del cond¨®n o las pr¨¢cticas sin consentimiento, van en aumento. La soluci¨®n, explican autoridades internacionales como la Unesco, pasa por un programa de educaci¨®n sexual integral con perspectiva de g¨¦nero. Pero en Espa?a, las escuelas y los hogares se resisten a romper con el tab¨² del sexo.
En el aula se siente el miedo a la reacci¨®n de las familias. Y en casa hay quien no est¨¢ de acuerdo, pero tambi¨¦n quien no sabe c¨®mo abordarlo. Mar¨ªa Rodr¨ªguez es sex¨®loga e imparte talleres a las familias: ¡°Los adultos no saben cu¨¢nta informaci¨®n dar porque tampoco la han recibido¡±. Hay un segundo handicap: a menudo, los adolescentes no quieren hablar sobre estos temas en la sobremesa. ¡°Lo importante es que sepan que est¨¢s ah¨ª. Si todo va bien, igual ni te llaman. Pero si algo va mal, eres un referente¡±, recomienda Rodr¨ªguez.
Los movimientos feministas y LGTBI han despertado la conciencia de muchos j¨®venes. Pero la realidad es cruda: la violencia de g¨¦nero se ha incrementado entre las menores de 18 a?os, el grupo de edad donde m¨¢s ha aumentado el maltrato, seg¨²n datos del INE de 2021. Y la edad media de los varones implicados en violaciones en grupo es de 25 a?os. Ha descendido el uso del cond¨®n entre los j¨®venes y han aumentado las ETS, detalla el ¨²ltimo Informe de vigilancia epidemiol¨®gica de las infecciones de transmisi¨®n sexual. Y la autoestima es un valor a la baja: durante la pandemia, los trastornos alimentarios se dispararon un 20% entre los j¨®venes. Un c¨®ctel peligroso que dinamita la salud f¨ªsica y mental.
Los huecos que dejan las familias y las instituciones en la educaci¨®n sexual amplifican como un eco otras voces, transmitidas a trav¨¦s de ¡°las redes sociales, las plataformas audiovisuales y, sobre todo, la pornograf¨ªa¡±, enumera Rodr¨ªguez. Siete de cada 10 adolescentes consumen porno, que comienzan a ver cuando tienen 12 a?os, seg¨²n el estudio de 2020 (Des)informaci¨®n sexual: pornograf¨ªa y adolescencia, de Save The Children. Y para el 30%, la pornograf¨ªa es la ¨²nica fuente de informaci¨®n. Junto a internet, los amigos son la principal escuela, pero a menudo estos son un enlace a un meme, un v¨ªdeo o el link de una p¨¢gina porno.
Basta un paseo por la plataforma Pornhub ¡ªuna de las m¨¢s visitadas en el mundo, que a finales de 2020 tuvo que retirar m¨¢s de la mitad de su contenido tras ser acusada de incluir v¨ªdeos de violaciones a ni?os, entre otros abusos¡ª para distinguir el tipo de contenido que se hace viral. En esta ficci¨®n predomina el sexo coital, violento y mis¨®gino. Y es en la adolescencia donde se generan los h¨¢bitos, advierte el sex¨®logo especializado en la adicci¨®n a la pornograf¨ªa Alejandro Villena: ¡°El adolescente interioriza e imita modelos que son normalmente denigrantes con las mujeres¡±. La sex¨®loga Mar¨ªa Lameiras a?ade su visi¨®n: ¡°Esa falta de educaci¨®n en las escuelas, en las familias o en las comunidades no tiene como consecuencia que los j¨®venes sean ignorantes, sino que se est¨¢n informando con una visi¨®n totalmente distorsionada de la sexualidad¡±.
Aunque es obvio que en internet se encuentra de todo, tambi¨¦n enfoques amables. Mar¨ªa Esclapez, autora de Me quiero, te quiero (Bruguera, 2022), divulga por internet contenido sobre autoestima y afecto. Comenz¨® hace 10 a?os, cuando se dio cuenta de que la mayor¨ªa de la gente reproduc¨ªa ideas preconcebidas. Hoy observa que ¡°hay j¨®venes muy familiarizados con temas como el amor rom¨¢ntico o el ghosting. Pero tambi¨¦n cada vez m¨¢s j¨®venes mantienen relaciones de maltrato con sus parejas¡±. Las redes ¡ªaunque ni ¨¢ngel ni diablo¡ª facilitan el control del otro: ¡°Estar pendiente de su ¨²ltima conexi¨®n de WhatsApp o de sus stories de Instagram, ver su ubicaci¨®n y de ah¨ª irte al perfil de su amiga a ver si ha subido algo m¨¢s¡ Es un uso muy insano¡±.
Isa Duque ¡ªalias Psico Woman¡ª es psic¨®loga y sex¨®loga y ejerce como ciberactivista desde 2015. En parte, por la falta de referentes que hab¨ªa en internet cuando empez¨®; en buena medida, por ¡°el gran decrecimiento de talleres de educaci¨®n sexual integral y de calidad en Espa?a¡±. Se sorprende de que los adolescentes le sigan preguntando si hay riesgo de embarazo aun cuando no ha habido contacto entre el pene y la vagina. Pero adem¨¢s han surgido nuevas preocupaciones ligadas a los estereotipos que difunden la industria est¨¦tica y de la pornograf¨ªa: ¡°Ellos sienten que su pene no es lo suficientemente grande para satisfacer a su pareja, y las personas con vulva me preguntan sobre labioplastias, acomplejadas por sus vulvas¡±.
La adolescencia, como la sociedad, est¨¢ plagada de presiones y dobles moralidades en torno a la sexualidad. Pero los j¨®venes, m¨¢s impulsivos y emocionales, son especialmente vulnerables a los comportamientos de riesgo. ?C¨®mo combatir con la cascada de v¨ªdeos que enaltecen cuerpos operados, muy retocados o nada saludables? ?O el control sobre la pareja tan accesible a golpe de clic? ?O el mito de que el orgasmo es la culminaci¨®n de todo encuentro sexual? Seg¨²n Rodr¨ªguez, esta informaci¨®n les va a llegar: ¡°El punto est¨¢ en tener herramientas para que, cuando se empapen, tengan un paraguas¡±.
La soluci¨®n no pasa por inventar una f¨®rmula m¨¢gica. Tiene nombre y apellidos desde hace a?os: educaci¨®n sexual integral de calidad y con perspectiva de g¨¦nero. No hay riesgo de promiscuidad como vocifera el prejuicio. Un estudio mundial realizado en 2015 por la Unesco en el que se analizan 22 programas de educaci¨®n sexual concluye que los que abordan las relaciones de g¨¦nero y de poder son cinco veces m¨¢s eficaces en la disminuci¨®n de embarazos y enfermedades. Adem¨¢s de retrasar la edad de la primera vez, estos programas disminuyen el riesgo de ser maltratador ¡°en el caso de los chicos¡± y de ¡°sufrir [violencia de g¨¦nero] las chicas¡±, seg¨²n el estudio La situaci¨®n de la violencia contras mujeres en la adolescencia en Espa?a, realizado en 2020 por el Ministerio de Igualdad.
El pasado mayo, el Consejo de Ministros aprob¨® incorporar una materia obligatoria de educaci¨®n sexual en primaria y secundaria bajo la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo. El contenido, que variar¨¢ dependiendo del curso, recoge temas como el consentimiento o la educaci¨®n menstrual. En el proceso participativo desarrollado a lo largo de un a?o, una de las demandas m¨¢s claras, se?ala Antonia Morillas, directora del Instituto de la Mujer, es ¡°la necesidad de una educaci¨®n sexual que permita prevenir las violencias y decidir la sexualidad de forma libre y sana¡±. En ¨²ltima instancia, ser¨¢ el Congreso quien decida si aprueba este anteproyecto. De lo contrario, el ant¨ªdoto contra la violencia de g¨¦nero que los expertos llevan a?os recomendando continuar¨¢ aparcado en un div¨¢n.
De momento, la educaci¨®n sexual en Espa?a es un totum revolutum. Son las consejer¨ªas de Educaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas y los propios centros educativos quienes deciden si este contenido cruza el umbral de la clase. Cuando existen, las charlas se reducen a un par de horas sobre uno o dos aspectos dentro del amplio abanico de la sexualidad, impartidas por un enfermero que no volver¨¢ a aparecer o un profesor poco ilustrado en la materia. Con suerte, caer¨¢ algo sobre diversidad. Por lo general, se nombran enfermedades y anticonceptivos. Es un enfoque basado en el miedo contra el que advierte la ONU, que huye de los ¨¢ngulos ¡°prevencionistas y anat¨®micos¡±. En la adolescencia hay una necesidad de explorar lo desconocido y lo prohibido, seg¨²n Lameiras: ¡°Es contraproducente hablar de los peligros sin abordar la sexualidad al completo, con sus placeres, porque cuando t¨² le dices: ¡®Cuidado¡¯, el adolescente piensa: ¡®Quiero descubrirlo¡±.
En cambio, normalizar la sexualidad con sus luces y sus sombras cambia actitudes. En Asturias, el 60% de todos los centros p¨²blicos de educaci¨®n secundaria implementan el programa Ni Ogros Ni Princesas (NONP), reconocido en 2021 por la Comisi¨®n Europea como mejor pr¨¢ctica en educaci¨®n sexual para adolescentes. Los colegios se comprometen a impartir un m¨ªnimo de 30 horas de educaci¨®n sexual entre tutor¨ªas y talleres externos. Comenz¨® en 2009 y su impacto ya ha sido evaluado: m¨¢s conocimientos y habilidades, retraso en la edad de la primera vez, y mayor uso del cond¨®n la primera y la ¨²ltima vez.
En el IES Santa B¨¢rbara, en el valle asturiano de Langreo, hoy toca hablar sobre el placer. Seg¨²n la profesora B¨¢rbara Garc¨ªa, el enfoque as¨¦ptico no ayuda a que, llegado el momento, un joven se ponga el preservativo: ¡°La teor¨ªa la sabemos. Pero ?qu¨¦ hago si mi chico o mi chica no quiere usar protecci¨®n?¡±. Ella orienta las preguntas en clase tanto con relaci¨®n a la pareja como a la amistad y la familia: ?qu¨¦ hac¨¦is cuando un amigo propone algo, pero vosotros no quer¨¦is? ¡°Puede que alguno no est¨¦ pensando en novios todav¨ªa, y as¨ª empatizas¡±, explica.
A una de sus alumnas, Irene (16 a?os), le marc¨® especialmente la descripci¨®n sobre los escalones de la violencia de g¨¦nero: ¡°Las relaciones t¨®xicas est¨¢n muy extendidas y al principio no te das cuenta. Yo ten¨ªa una relaci¨®n as¨ª. Cuando vi ciertos comportamientos, cort¨¦¡±. Comparte con su familia muchos de los v¨ªdeos que le ense?an en el aula. Ese salto del aula a casa se repite en su compa?ero Christian (16 a?os), que habla con menos recelo sobre diversidad sexual con su familia: ¡°Mi madre no ha ido a ninguna marcha feminista conmigo, pero vino a una charla. Al final, te vas abriendo un poco¡±.
En una de las primeras clases que tuvieron el a?o pasado los alumnos que acaban de cursar 2? de la ESO en el IES Valle de Aller se propuso una lluvia de ideas: ?qu¨¦ es la sexualidad? Al principio no hab¨ªa dibujadas m¨¢s que cuatro palabras. Pero poco a poco empezaron a brotar las ideas, cuentan Ana e Iy¨¢n (14 a?os): ¡°Hasta que se llen¨® la pizarra entera¡±. Ahora en las charlas no se cortan. Hablan de lo que quieren, no hay tanto reparo. Se nombra la sexualidad y se quiebra el tab¨².
La profesora reparte a Ana, Iy¨¢n y sus compa?eros unas tarjetas rojas y verdes que tienen que alzar seg¨²n consideren que los enunciados son verdad o mito. ¡°El amor salva cualquier obst¨¢culo¡±. Roja. ¡°Amar a alguien significa comprometerse a cuidarle¡±. Verde. ¡°La intensidad del principio debe durar toda la vida¡±. Rojas y verdes. Hay quien considera que deber¨ªa ser as¨ª siempre y quien es tajante: ¡°Si el sentimiento se acaba, hay que cortar¡±. La profesora matiza: ¡°Quiz¨¢s el sentimiento permanece, pero puede ir cambiando. Lo importante es hablarlo¡±. Algunos alumnos siguen sin estar de acuerdo, pero se ir¨¢n a casa habiendo escuchado otras opiniones.
Los j¨®venes entrevistados en Asturias son, en cierta medida, unos privilegiados y aun as¨ª consideran que no se le dedica el tiempo suficiente a este contenido y que hay temas que se tratan superficialmente, en concreto el sexo. Jos¨¦ Garc¨ªa-V¨¢zquez, cocreador y coordinador de Ni Ogros Ni Princesas, coincide: ¡°Hay aspectos que se abordan m¨¢s tarde de lo que ellos demandan y necesitan. Por ejemplo, c¨®mo poner un cond¨®n, que se hace en 3? de la ESO, o el tema de la diversidad. Es complicado porque tienes que transmitir mucha seguridad al profesorado para que trabajen sin miedo a la reacci¨®n de las familias¡±. De nuevo ese prejuicio que paraliza. Y que desemboca en una falta de recursos: al no ser una asignatura obligatoria, aunque los profesores se comprometen a las 30 horas, ¡°en las tutor¨ªas compiten otros temas y no siempre llegan a ese m¨ªnimo¡±.
Cuando Manuel (16 a?os) y Pedro (15), del CPB Caba?aquinta, sueltan que, en lugar de asturiano, cursan una asignatura voluntaria sobre sexualidad, su entorno no da cr¨¦dito: ¡°Nos han llegado a preguntar si ve¨ªamos porno en clase¡±. Pedro r¨ªe: ¡°Es que vi¨¦ndolo desde dentro te das cuenta de que no tiene nada que ver¡±. Su colegio ha ido un paso m¨¢s all¨¢ en el programa Ni Ogros Ni Princesas: dos horas a la semana en 3? y 4? de la ESO. Desde 2019, el 10% de las escuelas secundarias asturianas ofertan esta opci¨®n.
Mientras el mantra ¡°la base de todo es la educaci¨®n¡± reverbera por todos los rincones, el silencio impera en la mayor parte de Espa?a sobre una materia que atraviesa a todos los j¨®venes. Los comportamientos de riesgo aumentan, los estudios demuestran una y otra vez que la soluci¨®n es una educaci¨®n sexual integral, y los expertos desesperan. ¡°Las personas enferman, sabemos cu¨¢l es el producto y seguimos sin utilizarlo. ?Qu¨¦ sociedad puede ser tan necia? Una que sigue considerando que la sexualidad es tab¨²¡±, exclama la sex¨®loga Lameiras, y su grito canaliza el malestar de muchos adolescentes, sex¨®logos y educadores. Quiz¨¢s el primer paso sea normalizar que tener clases de educaci¨®n sexual puede ser normal.
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