El pacto del torero y del condenado por maltrato
El PP valenciano exhibe como un compromiso contra la violencia machista el acuerdo para gobernar la Generalitat que ya hab¨ªa alcanzado con Vox, cuyos negociadores se salen de la norma
Una l¨ªnea roja tapa una l¨ªnea azul. Este es el trampantojo del PP valenciano para exhibir como un compromiso contra la violencia machista el pacto que ya hab¨ªa sellado previamente con Vox para poder gobernar la Comunidad Valenciana. Una l¨ªnea roja anunciada como tal que evita pisar nombrando vicepresidente de la Generalitat a Carlos Flores Juber¨ªas, candidato de la extrema derecha condenado hace dos d¨¦cadas por un delito ahora considerado violencia machista contra su expareja y madre de sus dos hijos. Y una l¨ªnea azul solapada con el cerrojazo al maltratador mientras su ideario entra en tromba en el Palau de la Generalitat como mal menor.
Ahora, con el camino despejado para Carlos Maz¨®n para ser investido presidente de la Generalitat Valenciana por el PP sin poner en un aprieto a Alberto N¨²?ez Feij¨®o, solo falta por cuantificar el precio de que Flores Juber¨ªas se haya apartado de la ecuaci¨®n con el pretexto de encabezar la lista de Vox al Congreso de los Diputados el 23 de julio. Vox quer¨ªa repetir el modelo de Castilla y Le¨®n en la Comunidad Valenciana, y que el candidato condenado por violencia machista se haya apartado no implica que su partido renuncie a una vicepresidencia de la Generalitat. Tampoco ha trascendido de momento cu¨¢ntas consejer¨ªas dar¨¢ el PP valenciano a la ultraderecha a cambio en la transacci¨®n, si bien podr¨ªan ser no menos de dos, ni cu¨¢les. Por lo pronto, Vox tendr¨¢ la presidencia de las Cortes Valencianas. Los populares obtuvieron 40 esca?os el pasado 28 de mayo y Vox 13. En esa proporci¨®n estar¨¢ el resultado del reparto.
S¨ª que se conocen ya algunos de los ejes principales por los que habr¨¢ de transitar ese acuerdo calificado como de ¡°cordialidad y di¨¢logo¡±. Uno de ellos es la¡°libertad para que todos podamos elegir¡±, con claras resonancias a la restricci¨®n de la cooficialidad del valenciano recogida en el Estatuto de Autonom¨ªa, tanto en la Administraci¨®n como en la ense?anza, una obsesi¨®n compartida tanto por la derecha como la ultraderecha. Con este eje concierta el de las ¡°se?as de identidad¡±, cuyo objetivo es ¡°recuperar nuestras se?as de identidad¡±, retomando una batalla identitaria que al PP le ha producido no pocos beneficios en momentos de falta de proyectos concretos. Es decir, reabrir la cansina cruzada de que, en contra de la ciencia filol¨®gica y de la autoridad universitaria, el valenciano no es catal¨¢n, un conflicto que se cerr¨® en 1998 con la creaci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua con el consenso de populares y socialistas y que el mismo PP reabre con oportunidad.
Otros ejes m¨¢s gen¨¦ricos est¨¢n encaminados a ¡°reducir el gasto innecesario¡± y ¡°reforzar la sanidad p¨²blica y los servicios sociales¡±, aunque los detalles sobre c¨®mo se llevar¨¢ a cabo todav¨ªa son una inc¨®gnita, si bien durante la campa?a se han apuntado algunas v¨ªas. El PP llega a la Generalitat con la bandera de bajar impuestos con un impacto de 2.000 millones, lo que en una comunidad infrafinanciada resultar¨¢ complicado lograr sin hacer recortes tanto en la sanidad p¨²blica como en los servicios sociales. Maz¨®n necesita a Vox como en 1995 Eduardo Zaplana necesit¨® a Vicente Gonz¨¢lez Lizondo, l¨ªder de la extinta Uni¨®n Valenciana. Entonces el acuerdo fue bautizado como ¡°el pacto del pollo¡± por haberse celebrado en el despacho de un ostensible empresario av¨ªcola y la pol¨ªtica valenciana se convirti¨® en un circo de tres pistas. Ahora la negociaci¨®n con el PP la han protagonizado por parte de Vox un condenado por maltratar a su mujer, un torero retirado (Vicente Barrera) y un pol¨ªtico que se cambi¨® de chaqueta (Ignacio Gil L¨¢zaro, antiguo dirigente del PP valenciano). El espect¨¢culo tambi¨¦n est¨¢ asegurado.
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