La trastienda del cara a cara: tantos detalles fuera del plat¨®, tanta bronca dentro

Fuera de las instalaciones de la sede de Atresmedia, adem¨¢s de fot¨®grafos, personal de seguridad y curiosos, rondaba durante la noche del lunes un autob¨²s con un cartel algo inquietante. ¡°Toda la verdad¡± acerca de Feij¨®o y S¨¢nchez y un c¨®digo QR, pero no me ha dado tiempo a descargarlo y entonces no puedo contarles en qu¨¦ consiste. Mal empezamos, espero que me disculpen.

Dentro, el estudio 14, donde se ha celebrado el cara a cara entre Pedro S¨¢nchez y Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Es el plat¨® donde se graba el programa La Voz, situado en medio de dos zonas perfectamente diferenciadas. A un lado, los camerinos de Eva Gonz¨¢lez y los coaches, con personas que me despiertan much¨ªsimo inter¨¦s como son, entre otros, Aitana y Sebasti¨¢n Yatra. Al otro lado, la sala de espera de los asesores de los candidatos. Sus jefes de gabinete lucen pulseritas de tela, una roja y otra azul. Eso de llevar en la mu?eca el nombre de tu jefe y la empresa para la que trabajas a m¨ª me da cierto pudorcillo, pero vamos, ellos sabr¨¢n.

Unas doscientas personas han trabajado para hacer todo esto en cinco d¨ªas, por cierto. Puro rock and roll.

Las salas de espera son exactamente iguales. Tienen sus sof¨¢s, sus cubos con tres bolsas de basura diferenciadas. Todo es minimal y sin estampados. Buenas calidades y sof¨¢s blancos que no aguantar¨ªan en una casa con ni?os de clase media para abajo. Su p¨ªcnic, compuesto por jam¨®n, lomo, una tabla de quesos ¡°no olorosos¡± (impecable detalle), frutos secos, uvas y galletitas. Tortilla de patatas, merluza frita con mahonesa y pastelitos variados.

Nota: en la sala de prensa no hab¨ªa pasteles ni jam¨®n, pero ten¨ªamos sushi. Mucho mejor, que el embutido da mucha sed.

Volvamos a las salitas para los asesores. Tienen su espejo espejito con un tocador compuesto por un pack b¨¢sico que cualquier espa?ol, vaya a presentarse o no a presidente del Gobierno, deber¨ªa llevar consigo al salir de casa. Fijador, laca, crema hidratante, tissues y algodones que ya se sabe que los brillos son traicioneros, su desmaquillante. De marcas asequibles para cualquier mortal. S¨¢nchez vino producido de casa, maquillaje leve, el flequillo a raya; a Feij¨®o hubo que entonarle dentro.

Cerca de esas salas, dos cuartos de ba?o. Uno para el PSOE y otro para el PP. Separados por la ideolog¨ªa, que no por g¨¦nero. Con unas plantas muy agradecidas iguales que unas que tengo yo en casa, con un carrito con amenities (loci¨®n para cuerpo y crema facial) de hotel de cinco estrellas gran lujo. Toallas blancas enrolladas para secar rostro y manos. Ah¨ª me habr¨ªa quedado yo un buen rato o habr¨ªa birlado algunas muestras en vez de estar pendiente de este tono tan bronco que ha presidido desde el principio.

S¨¢nchez mostr¨® cierta frialdad y distancia con aquellos que se acercaron a microfonarle; Feij¨®o, en cambio, dio golpecitos en la espalda, es de esos que dicen: ¡°?Qu¨¦ pasa, majo, qu¨¦ tal?¡±. En la sala roja y en la sala azul, dos ambientes totalmente distintos. La boy band de Feij¨®o tomaba nota sin parar, en actitud de biblioteca. La de S¨¢nchez, mucho m¨¢s animada, con una Mar¨ªa Jes¨²s Montero dando voces a la pantalla como se las damos muchos al Atleti cuando pierde.

Cerca, la sala de realizaci¨®n. Con un director de orquesta, de nombre Guillermo V¨¢zquez, gritando n¨²meros en voz alta y dando las ¨®rdenes oportunas para que nada salga mal en esa coreograf¨ªa. Decenas de personas y decenas de pantallas. Puede ser un debate electoral o Cabo Ca?averal.

Y ah¨ª, a escasos metros de donde transcurr¨ªa la pelea, donde nada se ve y nada se escucha porque est¨¢ cubierto de material para insonorizar, los que mejor se lo est¨¢n pasando. Los invitados de Atresmedia para ver el debate. Hay anunciantes, empresarios, muchas personas de inter¨¦s muy arregladas. Pendientes de un pantall¨®n gigante y deseando que todo acabe.

Ellos, para subirse a las sillas de los coaches de La Voz que tienen en ese plat¨® y hacerse la foto que ense?ar¨¢n a sus amigos. Nosotros, para largarnos a casa.

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