S¨¢nchez, un ¡®aspirante¡¯ que no pudo romper el debate

Pedro S¨¢nchez se jugaba mucho m¨¢s que Alberto N¨²?ez Feij¨®o. El presidente del Gobierno, que en teor¨ªa tiene la enorme ventaja de estar en La Moncloa y controlar la agenda pol¨ªtica, esta vez actuaba, en cierta forma, como aspirante. La derrota en las elecciones municipales convirti¨® a Feij¨®o en favorito y S¨¢nchez necesitaba consolidar en el debate la sensaci¨®n de remontada que se estaba instalando en los ¨²ltimos d¨ªas dentro del PSOE. Para eso, el equipo del presidente hab¨ªa dise?ado un debate muy centrado en la idea de que el PP va a gobernar con Vox, con la intenci¨®n de activar a la izquierda. Y confiaba mucho en que S¨¢nchez lograr¨ªa desactivar al menos en parte el antisanchismo que domin¨® la campa?a de las municipales.

Los socialistas buscaban el S¨¢nchez de las ¨²ltimas entrevistas, el que sali¨® m¨¢s fuerte de lo que entr¨® y reactiv¨® la campa?a de su partido. Sin embargo, el debate se embarr¨® casi desde el primer minuto, tanto que en muchas ocasiones era dif¨ªcil entender a los contendientes. Y ese ambiente era el peor posible para intentar trasladar la idea de remontada, que era el principal objetivo de La Moncloa en este debate, adem¨¢s de colocar al PP junto a Vox para intentar frenar el flujo de votantes del PSOE que pueden irse al PP, alrededor de un 8% en este momento seg¨²n la encuesta de EL PA?S y la Cadena SER.

S¨¢nchez en ning¨²n momento parec¨ªa el presidente, sino el aspirante, y trataba desesperadamente de colocar algunos mensajes frente a un Feij¨®o muy crecido por las encuestas que le dan favorito. El presidente se afanaba por intentar controlar el debate, llegaba a pedir insistentemente a los moderadores que le dejaran hablar ante un Feij¨®o que dominaba la escena. S¨¢nchez repet¨ªa una y otra vez ¡°eso no es verdad, eso no es cierto¡± ante cada una de las invectivas del l¨ªder del PP, pero solo consigui¨® realmente llevar la iniciativa en muy pocos momentos del debate, en especial cuando sac¨® las posiciones m¨¢s duras de los dirigentes de Vox a los que el PP ha llevado a cargos institucionales. La estrategia que hab¨ªa preparado La Moncloa, en l¨ªnea con las entrevistas que hab¨ªa realizado el presidente, se vio desbordada en muchos momentos por un Feij¨®o completamente diferente al que se hab¨ªa visto durante meses en el Senado, donde apenas consigui¨® en varios cruces coger la medida al presidente.

En La Moncloa esperaban que el debate pudiera embarrarse, pero en ning¨²n escenario se contemplaba que S¨¢nchez no pudiera apenas explicarse ni llevar el asunto al terreno que buscaba. S¨¢nchez, a diferencia de Feij¨®o, tiene una segunda oportunidad en un debate en el que contar¨¢ con menos audiencia, el d¨ªa 19 en RTVE con Yolanda D¨ªaz y Santiago Abascal, porque el l¨ªder del PP ha decidido no acudir al encuentro a cuatro, pero el PSOE necesitaba un golpe fuerte en un debate decisivo con el que comienza la campa?a y, si no logran tomar la iniciativa en alg¨²n asunto muy relevante, tambi¨¦n puede acabar.

Los socialistas hab¨ªan colocado buena parte de su estrategia sobre este encuentro, convencidos de que Feij¨®o era m¨¢s d¨¦bil que un S¨¢nchez que lleva cinco a?os en el Gobierno y tiene un dominio de los temas muy superior al del l¨ªder de la oposici¨®n. Pero el tono era clave. En el PP ya dec¨ªan en los ¨²ltimos d¨ªas que Feij¨®o intentar¨ªa sacar a S¨¢nchez del eje de remontada en el que se hab¨ªa colocado en las ¨²ltimas semanas. Un debate muy bronco, en el que apenas se escuchaban los mensajes de ambos, en el que destacaba m¨¢s que nada la pelea, y no los mensajes, era un mal escenario para el aspirante, que en este caso era S¨¢nchez. Y es lo que sucedi¨®. Ahora quedan casi dos semanas de campa?a, pero probablemente nada lograr¨¢ el mismo impacto que un encuentro como este.

Recibe cada tarde el bolet¨ªn Diario de elecciones, con el an¨¢lisis de Ricardo de Querol, subdirector, y Luis Barbero, redactor jefe de edici¨®n.