La verbena de la Paloma
La pol¨ªtica madrile?a y la campa?a electoral que est¨¢ teniendo lugar estos d¨ªas parecen m¨¢s una zarzuela que otra cosa
Dec¨ªa Andr¨¦s Trapiello en entrevista en este peri¨®dico que no existe la madrile?ofobia. Se ve que sale poco de Madrid o que, cuando sale, no escucha a la gente. Claro que tambi¨¦n dec¨ªa que el madrile?o no se da mucha importancia, lo que le¨ªdo fuera de la capital sonar¨¢ a broma, incluso a muchos dentro de ella. Desde hace tiempo en Espa?a no se habla de otra cosa que de Madrid y su propia presidenta la ha definido como una Espa?a dentro de otra. Si eso no es darse importancia¡
Llevo 40 a?os viviendo en Madrid y en ese tiempo he visto cambiar la ciudad desde aquel poblach¨®n manchego mezcla de Navalcarnero y Kansas City que dijo Cela a la macrociudad moderna y cosmopolita que es hoy y que aspira a ser, m¨¢s que el centro del pa¨ªs, todo ¨¦l en base a su privilegiada posici¨®n y situaci¨®n y al ensimismamiento pol¨ªtico que se ha derivado de ello y que ha dado lugar a un nacionalismo madrile?o que saca pecho ante los perif¨¦ricos como si los dem¨¢s espa?oles fueran adversarios o, en el mejor de los casos, hermanos pobres a los que compadecer. ?C¨®mo pueden seguir viviendo en provincias pudiendo hacerlo en la capital de todos?
Lo malo es que los hechos les dan la raz¨®n a los madrile?os, cuyos anhelos y tribulaciones se han convertido en los de todos los espa?oles para los medios de comunicaci¨®n, ya sean los da?os del temporal Filomena, ya sean sus elecciones auton¨®micas, que se trasmiten para toda Espa?a como si a todos los espa?oles les importara el resultado de ellas m¨¢s que el de las suyas propias. Claro que lo que sucede en la capital de un pa¨ªs afecta e interesa a todo ¨¦l, pero en ning¨²n lugar ha ocurrido lo que hoy sucede en Espa?a, que lo que pasa en Madrid parece lo ¨²nico, incluso solapando a lo que pasa en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco, durante a?os el principal tema de conversaci¨®n para los espa?oles. No es de extra?ar que la presidenta Ayuso, cuyo atrevimiento est¨¢ a la par de su candidez mental, pretenda competir con el presidente de la naci¨®n m¨¢s que con quienes realmente compite, que son sus contrincantes madrile?os del resto de los partidos en las elecciones auton¨®micas que ella misma convoc¨®.
As¨ª las cosas, la pol¨ªtica madrile?a y la campa?a que est¨¢ teniendo lugar estos d¨ªas parecen m¨¢s una zarzuela que otra cosa, con sus protagonistas encarnando a los distintos personajes de La verbena de la Paloma y con los espectadores jaleando seg¨²n sus preferencias sus desplantes y trifulcas, como si lo que se dilucidara fuera su suerte y no la de todos. En el reparto cada uno adopta un papel, pero los hay que sirven para m¨¢s de uno, pues en esta zarzuela hay personajes que se repiten por m¨¢s que los actores quieran adoptar una identidad distinta, incluso enfrent¨¢ndose entre ellos con la boca peque?a. Como en toda zarzuela, al final los protagonistas son dos y los dem¨¢s les acompa?an con mejor o con peor voz, con mayor o menor agrado o resignaci¨®n. Tan t¨®pica es esta zarzuela que se representa estos d¨ªas en Madrid que ni siquiera falta el mat¨®n, encarnado ¡ªpor aquello de la modernidad y los cambios de costumbres a los que su formaci¨®n se opone¡ª por una mujer, esa Roc¨ªo Monasterio cuya sola presencia en la verbena hace que esta deje de serlo.
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