M¨²sica de alivio y agradecimiento
El Cuarteto Quiroga eleva la temperatura emocional del Festival Bal y Gay en un soberbio concierto con obras de Boccherini y Beethoven
El Cuarteto Quiroga ha celebrado su concierto en la Bas¨ªlica de San Marti?o de Foz, uno de los m¨¢s esperados del Festival Bal y Gay. Es de destacar que, ante la gran demanda de entradas,estaba previsto que sus componentes ¨CAitor Hevia y Cibr¨¢n Sierra, violines; Josep Pichades, viola, y Helena Poggio, violonchelo- hicieran doblete con dos pases del programa. Este estaba compuesto por el Cuarteto para cuerdas en mi bemol mayor, op. 24 n? 3 - G 191 de Luigi Boccherini y el Cuarteto n? 15 en la menor, op. 132 de Ludwig van Beethoven.
El concierto fue presentado por Cibr¨¢n Sierra, violinista del cuarteto y autor del libro El cuarteto de cuerda. Laboratorio para una sociedad ilustrada, un texto de referencia tanto para profesionales como para aficionados. Sierra destac¨® c¨®mo el concierto supon¨ªa un doble homenaje: a Manuel Quiroga Losada, violinista que da nombre a su grupo, y a Jes¨²s Bal y Gay ambos ¡°insuficientemente recordados¡± pese a la importante labor que desarrollaron en vida.
Destac¨® asimismo la emoci¨®n que supone, ¡°despu¨¦s de cinco meses sin pisar los escenarios¡± tocar en Foz el Cuarteto n? 15 de Beethoven, una obra escrita por el de Bonn como ¡°agradecimiento a la deidad¡± al recuperarse de una grave enfermedad. Acab¨® dedicando el concierto ¡°a quienes ya no est¨¢n aqu¨ª y a quienes desde la Sanidad p¨²blica luchan porque sigamos todos aqu¨ª¡±.
El cuarteto de Boccherini aporta en su estilo galante y castizo una dosis de esa ligereza y optimismo que tanto necesitamos en estos tiempos turbios. Su interpretaci¨®n por los Quiroga, tal como se pudo ver y escuchar en el canal de YouTube del festival, se adecu¨® perfectamente al estilo boccheriniano destacando la ligereza del Allegro moderato inicial, la gracia et¨¦rea con que son¨® el Adagio non tanto, la galanura con que interpretaron el Minueto, con ciertos ecos r¨ªtmicos de un fandango, y el sosiego del Trio, finalizado con esa sensaci¨®n de perfecci¨®n que dan las cosas sencillas bien hechas.
La obra de Beethoven tiene en sus cinco movimientos una simetr¨ªa como de arco rom¨¢nico que, como apuntaba Sierra en su presentaci¨®n, cuadra a la perfecci¨®n con la bas¨ªlica de San Marti?o, de Foz, antigua sede de la di¨®cesis de Mondo?edo. El Assai sostenuto, introducci¨®n del primer movimiento, comienza con una sucesi¨®n de notas que dan el resultado de una armon¨ªa que en su momento tuvo que resultar absolutamente rompedora y que fue hermos¨ªsimamente destacada por el conjunto.
Se cre¨® as¨ª, junto al canto de cada instrumento, el ambiente id¨®neo para un Allegro en el que la alternancia de tempi fue destacando el car¨¢cter del movimiento y en el que las consabidas oleadas de fuerza beethovenianas adquirieron proporciones tel¨²ricas. El Allegro ma non tanto, en la mayor, fue un ejemplo de di¨¢logo y colaboraci¨®n entre los componentes del conjunto. El Trio tuvo el ambiente un tanto buc¨®lico que le corresponde, destacando unos preciosos arpegios de la viola y la fuerza del pedal del chelo.
En el movimiento central, Canzona di rigraziamento, son¨® como la enso?aci¨®n de un coral solemne y sereno que proporciona una grande y extra?a paz a quien lo escucha. El di¨¢logo de ambos violines y la fuerza del grupo dieron paso a la vuelta del coral so?ado y un cierto apasionamiento antes del calmo final en un movimiento que fue como la clave de arco de la obra.
El cuarto movimiento, Alla marcia, fue tocado con esa alegr¨ªa tan caracter¨ªstica de Beethoven tras sus momentos m¨¢s amargos. En el quinto destac¨® la pasi¨®n liberada desde el canto del viol¨ªn sobre los tr¨¦molos del grupo, la fuerza interior de la incre¨ªble escala ascendente-descendente del viol¨ªn y la fuerza final del conjunto. Una soberbia interpretaci¨®n que desencaden¨® una gran ovaci¨®n del p¨²blico de San Marti?o
Y es que el Cuarteto Quiroga, en la pr¨¢ctica de lo que se considera la forma de di¨¢logo m¨¢s avanzada en la cultura occidental, puede pasar a sonar casi como un ¨²nico instrumento polif¨®nico por su soberbio empaste de sonido o recordar a una gran orquesta por su riqueza de matices y texturas sonoras. Y siempre, con una musicalidad que admira -pero ya no sorprende- dentro y fuera de nuestras fronteras; como en este concierto, otro realmente memorable, del VII Festival Bal y Gay.
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