El sainete de Ourense: tres ediles y 19 asesores gobiernan la tercera ciudad gallega
La ruptura de un partido local y el empe?o del PP por evitar que acceda a la alcald¨ªa el PSOE, la lista m¨¢s votada, mantienen paralizado el Ayuntamiento
En Ourense gobiernan desde hace nueve meses tres concejales de los 27 que tiene la corporaci¨®n. Son los restos de un naufragio pol¨ªtico iniciado cuando en las ¨²ltimas elecciones municipales el presidente provincial del PP, Jos¨¦ Manuel Baltar, perdi¨® la mayor¨ªa absoluta en la Diputaci¨®n que durante m¨¢s de tres d¨¦cadas hab¨ªa atesorado su familia. Constatando que su patrimonio se iba a pique y que el PSOE, la lista m¨¢s votada en la ciudad, no ten¨ªa mayor¨ªa, Baltar no hizo ascos a un pacto con su mayor enemigo pol¨ªtico, el estrafalario l¨ªder del peque?o partido Democracia Ourensana (DO), Gonzalo P¨¦rez J¨¢come, que llevaba a?os ridiculiz¨¢ndolo y so?ando con ser alcalde. Baltar le entreg¨® la ciudad y amarr¨® la Diputaci¨®n. Alcanzado el objetivo, comenz¨® a forzar su dimisi¨®n. No lo consigui¨®, pero DO se fractur¨®. J¨¢come hace ahora equilibrios con dos ediles que le han quedado de los siete iniciales mientras el PP rechaza el acuerdo con el resto de grupos para firmar una moci¨®n de censura que lleve estabilidad al Ayuntamiento. Ello pondr¨ªa al PSOE al frente de la ciudad.
Los resultados de las elecciones municipales de 2019 en el Ayuntamiento de la capital ourensana ¡ªla tercera ciudad m¨¢s poblada de Galicia, con 105.000 habitantes¡ª sentenciaron que la gobernabilidad solo ser¨ªa posible si el PSOE, con nueve ediles, o el PP, con siete, pactaban entre s¨ª o cualquiera de ellos con DO que, aunque con menos respaldo, hab¨ªa empatado en n¨²mero de concejales con el PP. Los dos esca?os alcanzados respectivamente por BNG y Ciudadanos no eran decisivos.
J¨¢come se hab¨ªa convertido en llave y, pese a sus sonadas mofas de Baltar (lo interpelaba p¨²blicamente denomin¨¢ndolo ¡°psic¨®pata de corbata¡±) y a que hab¨ªa centrado su campa?a en pedir el voto para acabar con ¨¦l, llegado el momento no dud¨® en pactar. Baltar le entreg¨® la ciudad a su l¨¢tigo pol¨ªtico y J¨¢come consolid¨® a Baltar en la Diputaci¨®n haciendo exactamente lo contrario de lo que hab¨ªa prometido a sus votantes. As¨ª fue como el l¨ªder de DO vendi¨® su alma al diablo ¡ªseg¨²n su propia definici¨®n¡ª, sin percatarse de que este sab¨ªa m¨¢s por su vieja trayectoria familiar, de la que hered¨® sus cargos, que por diablo.
En apenas un a?o de mandato, el alcalde se vio sorprendido por una revuelta interna, si no espoleada desde el PP s¨ª respaldada. Cuatro de sus concejales lo traicionaron y emprendieron un camino de denuncias judiciales contra ¨¦l que, aunque finalmente no han prosperado, lo pusieron contra las cuerdas. Con ese pretexto, el PP forz¨® la m¨¢quina en busca de su dimisi¨®n. Los populares secundaron a los cr¨ªticos de J¨¢come, abandonaron el gobierno local y se sentaron en la oposici¨®n a la espera de ver caer al regidor. No ha ocurrido.
Contra pron¨®stico, lejos de arredrarse, J¨¢come se creci¨®. Con sus dos ¨²nicos ediles fieles, se atrincher¨® en la alcald¨ªa. Y a medida que el gobierno local menguaba, ¨¦l aumentaba sus asesores: tir¨® de chequera p¨²blica y contrat¨® al mayor n¨²mero posible: 19, a los que sum¨® otros tres cargos directivos (Coordinador General, Recursos Humanos e Inteligencia Artificial). Los cuatro grupos de la oposici¨®n se reparten ocho trabajadores eventuales.
El desprop¨®sito municipal, con la ciudad encallada y gobernada por tres ediles y el batall¨®n de asesores, parec¨ªa requerir de urgentes acuerdos de la oposici¨®n. PSOE, BNG y Ciudadanos exploraron posibles soluciones y lleg¨® a estar sobre la mesa una moci¨®n de censura contra J¨¢come, pero para sacarla adelante era necesario el respaldo del PP.
Tanto el presidente gallego, Alberto Nu?ez Feij¨®o, como Baltar advirtieron de que la apoyar¨ªan solo si el cabeza de lista del PSOE y ganador de las elecciones, Rafael Rodr¨ªguez Villarino, se apartaba. No obstante, en cuanto este acept¨® el ¨®rdago y anunci¨® que dar¨ªa un paso a un lado por el bien de la ciudad, Baltar subi¨® la apuesta: le exigi¨® que entregara las actas (al perder la de concejal perder¨ªa la de diputado provincial) y que se fuera a su casa, lejos de la pol¨ªtica institucional en donde a ¨¦l le molesta su presencia, seg¨²n ha reconocido.
Feij¨®o arrop¨® de nuevo a Baltar en esta petici¨®n y Ourense volvi¨® a quedarse como estaba: con J¨¢come en el alambre, apenas sostenido por los dos ediles leales de los siete obtenidos en las urnas. Y por los asesores. Con el presupuesto prorrogado, el minigobierno local se ve obligado a negociar con los grupos operaciones de cr¨¦dito para cuestiones b¨¢sicas. Mientras tanto, Baltar ya se ha garantizado su permanencia en la Diputaci¨®n gracias a una tr¨¢nsfuga de Ciudadanos.
Antes de permitir que gobierne la ciudad la lista m¨¢s votada, Baltar prefiere acercarse de nuevo a J¨¢come. Ya que no ha podido doblarlo en la agotadora partida de la primera mitad del mandato, no descarta volver en el segundo tiempo a los restos de la coalici¨®n de gobierno que rompi¨® e intentar rentabilizarlo con vistas a las pr¨®ximas municipales. J¨¢come ya reconoce ¡°conversaciones al m¨¢s alto nivel¡± para volver a abrazarse al PP.
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