El ¡®holocausto animal¡¯ de los montes gallegos
Los fuegos forestales se cobran cientos de miles de vidas al a?o entre animales dom¨¦sticos y de granja, colmenas, reba?os, nidos y todo tipo de fauna silvestre. Seg¨²n los expertos animalistas 400.000 seres vivos han muerto por los incendios en Galicia en lo que va de a?o
El mundo de Thor es un terreno peque?o sin nada dentro m¨¢s que la hierba seca, el alimento, el agua y la caseta de bloques de cemento que le da cobijo por las noches o cuando hace fr¨ªo. Esos mismos bloques levantan los altos muros de la parcela. As¨ª que aunque Thor es un perro todav¨ªa joven y grande, de unos 50 kilos, para ¨¦l es imposible saltar, o asomarse por encima del cierre. Su ventana es esa rendija, ese resquicio por el que todo el que pasa puede ver sus preciosos ojos. Por eso cuando una tarde de la semana pasada 10 focos casi simult¨¢neos sembraron el caos en los montes que rodean Ver¨ªn (Ourense), los vecinos de Caldeli?as se acordaron de que el perro enorme de pelo espeso est¨¢ siempre all¨ª. Y este pastor del C¨¢ucaso se salv¨® de morir abrasado.
Entre animales dom¨¦sticos y de granja, colmenas, reba?os, caballos salvajes pero con titular (y en algunos casos con cepo) que viven en los montes, nidos y todo tipo de fauna silvestre, los fuegos forestales se cobran cientos de miles de vidas al a?o. No existen, sin embargo, en Espa?a ni en Galicia (la comunidad que aglutina de media cada temporada un 35% de los incendios del pa¨ªs) estudios que cuantifiquen y certifiquen la realidad de esta sangr¨ªa. La Fundaci¨®n Franz Weber (FFW) toma como base el modelo predictivo desarrollado por Christopher Dickman, catedr¨¢tico de la Universidad de Sidney (Australia), para la devastadora ola de incendios de aquel pa¨ªs en 2020. El colectivo animalista calcula que en lo que va de verano el holocausto de los montes gallegos pudo suponer la muerte de m¨¢s de 310.000 seres, 400.000 si se toma al pie de la letra el c¨¢lculo m¨¢s bajo de Dickman, que habla de entre 10 y 15 animales conviviendo por hect¨¢rea.
Empujadas por el viento, las llamas hab¨ªan avanzado a toda velocidad hacia la aldea. La gente de las casas m¨¢s pr¨®ximas aup¨® a los ni?os a las furgonetas y llev¨® los veh¨ªculos a la carretera, en la otra punta de Caldeli?as, por si hab¨ªa que escapar. Pero enseguida los adultos volvieron a defender sus casas y en ese suspiro unas llamas m¨¢s altas que los muros ya hab¨ªan cercado el corral de Thor, convertido en una trampa mortal, un verdadero horno, a menos de 50 metros de la ¨²ltima vivienda del pueblo. Coincidieron all¨ª, asistiendo en directo a la lucha de las brigadas contra incendios, el se?or Quino Veiga, uno de los pocos vecinos de siempre que quedan en el lugar, y el joven Ismael, del bar O Castelo. Tambi¨¦n la extensa familia Su¨¢rez, que es la que vive m¨¢s cerca de Thor y pide que quede clara una cosa en la prensa: ¡°Hay que poner que somos de etnia gitana y que ayudamos a rescatar al perro¡±.
Los brigadistas lograron romper la cadena y entre todos sacaron al can aterrorizado, clavado como un ancla al suelo por el p¨¢nico. Ismael llam¨® a la protectora de Ver¨ªn con la intenci¨®n de llevarlo. ¡°Pero me dijeron que all¨ª cerca tambi¨¦n hab¨ªa llegado el fuego, y estaban en riesgo de tener que evacuar a todos los animales del refugio¡±, recuerda el vecino. ¡°Al final, conseguimos que entrase en un patio de mi familia [al otro extremo de Caldeli?as]. Estaba muerto de miedo, y pas¨® all¨ª la noche¡±, cuenta Quino. ?l era el ¨²nico que sab¨ªa el tel¨¦fono de Marcos, el amo, que vive en un piso en Ver¨ªn y estaba trabajando cuando las llamas envolvieron su finca. A la ma?ana siguiente, el due?o fue hasta esta aldea casi despoblada (en la que en tiempos funcionaba un afamado balneario contra el reuma) y devolvi¨® a Thor al cercado. Asegura que es un enamorado de esta poderosa y ancestral raza rusa, que va a darle de comer y cuida su alimentaci¨®n, pero que por circunstancias de su vida presente no puede tener a Thor en casa.
Sin embargo, dos d¨ªas despu¨¦s los seis perros de Juan, vecino de Oleiros (Ribeira, A Coru?a), no tuvieron suerte. Mientras Ver¨ªn segu¨ªa rodeado de columnas de humo, recalentado por el fuego en plena ola de calor, una chispa que escupi¨® una chimenea particular provocaba en Boiro, Ribeira y A Pobra do Carami?al el incendio m¨¢s voraz de la semana: un infierno de 2.200 hect¨¢reas reflejado como un espanto sobre el agua de la r¨ªa de Arousa. El fuego, que oblig¨® a evacuar aldeas y un camping con 700 turistas, entr¨® en la finca en pocos minutos. El due?o abri¨® la puerta y los caballos, que estaban sueltos, pudieron huir de las llamas, pero m¨¢s al fondo segu¨ªan los canes dentro de una perrera y Juan, desorientado por el humo, ya no pudo llegar para salvarlos. Al d¨ªa siguiente los animales aparecieron carbonizados. No hab¨ªan tenido oportunidad alguna de escapar.
Desde mediados de julio, los incendios ya han devorado m¨¢s de 40.000 hect¨¢reas en la comunidad aut¨®noma y solo se puede echar cuentas extrapolando datos de las pocas investigaciones que se han llevado a cabo en cat¨¢strofes en el extranjero, como Brasil y Australia. El colectivo animalista advierte de que su cuenta de 400.000 seres vivos muertos es ¡°extremadamente conservadora¡±, ya que en ella no se recogen los ¡°invertebrados y peque?as especies¡±, anfibios, roedores, culebras, lagartos, que son muchos m¨¢s por hect¨¢rea y cuyos cad¨¢veres desaparecen fulminados por las llamas o completamente devorados por los necr¨®fragos.
Cuando se produjo el primer incendio que destruy¨® la Sierra de La Culebra, en Zamora, uno de los principales reductos del lobo ib¨¦rico en Espa?a, las entidades que estudian la especie advirtieron de que el fuego se hab¨ªa producido en el peor momento para las camadas y sus madres, con las cr¨ªas ya nacidas, pero incapaces de escapar de la muerte por s¨ª mismas. Ecologistas en Acci¨®n denunci¨® que el 23 de julio pasado, en esta reserva de caza, un corzo macho muri¨® por disparos de cazadores a un kil¨®metro de la zona afectada por el fuego. ¡°El impacto sobre la naturaleza de estos desastres es innegable y las medidas de restauraci¨®n de los ecosistemas afectados deber¨ªan tener en cuenta el peligro que supone la caza para los animales supervivientes, por lo que deber¨ªa prohibirse la caza en terrenos adyacentes a las llamas¡± hasta la completa recuperaci¨®n de las colonias, pide FFW. El colectivo tambi¨¦n reclama que las comunidades desarrollen los planes de ¡°evacuaci¨®n y atenci¨®n sanitaria¡± contemplados en la nueva ley de bienestar animal. Porque hasta ahora, salvar vidas en los incendios solo ha dependido de la voluntad humana, de los trabajadores de las brigadas forestales o de los propios vecinos de un lugar.
En el reciente incendio de Boiro y Ribeira, Juan no logr¨® llegar hasta sus perros. En cambio, Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez no abandon¨® su casa hasta que localiz¨® y puso a salvo a sus dos perras y su gato cuando en octubre de 2017 unas grandes ¡°bolas de fuego¡± se precipitaron como meteoritos sobre su pueblo de Abelenda das Penas (Carballeda de Avia, Ourense). Aquella fue la peor jornada de incendios que recuerda Galicia, con cuatro personas carbonizadas en el sur de la comunidad. Una de estas v¨ªctimas fue el propio vecino de Jos¨¦ Mar¨ªa. Marcelino Mart¨ªnez, enfermo y con problemas de movilidad, quiso salvar a sus animales y se adentr¨® entre las llamas para abrir el pajar. En sus manos solo pod¨ªa llevar el bast¨®n o la manguera, y eligi¨® lo segundo. Consigui¨® salvar al carnero, pero se cay¨®, y all¨ª acab¨® su vida, con las de su perra, su oca y sus ovejas.
Polinizadores y descomponedores, peque?os seres fundamentales para recuperar el bosque
Seg¨²n la FAO (Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura), los incendios forestales "pueden tener efectos devastadores sobre las especies forestales de vertebrados e invertebrados, no solo porque les causan la muerte directa, sino tambi¨¦n porque provocan efectos indirectos m¨¢s duraderos como estr¨¦s y desaparici¨®n de h¨¢bitats, territorios, cobijo y alimento". Adem¨¢s, esta organizaci¨®n internacional advierte de que la desaparici¨®n de organismos "de gran importancia para los ecosistemas forestales, tales como invertebrados, polinizadores y descomponedores", ralentiza "de forma muy significativa el ¨ªndice de recuperaci¨®n del bosque".
El edaf¨®logo del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas) Seraf¨ªn Gonz¨¢lez, tambi¨¦n presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, subraya la importancia de llegar al escenario del desastre en las primeras horas. Dos d¨ªas despu¨¦s, explica, ya es tarde para encontrar rastro de los animales m¨¢s peque?os, de menos de dos kilos, porque mucho antes que los investigadores irrumpen para hacer limpieza las aves necr¨®fagas. Adem¨¢s, infinidad de peque?os seres desaparecen por completo bajo las llamas y otros muchos que se esconden porque no pueden correr mueren abrasados dentro de sus madrigueras.
La FAO pone como ejemplo una investigaci¨®n llevada a cabo en 1998 en Rusia. Entonces los cient¨ªficos visitaron el territorio "inmediatamente" y cifraron la mortalidad de las ardillas y las comadrejas en un "70% u 80%"; la de los jabal¨ªes, en un "15% o 25%" y la de los roedores en un 90%. Adem¨¢s, los da?os tambi¨¦n se sintieron bajo las masas de agua: el aumento de la temperatura y los "niveles elevados de di¨®xido de carbono" en lagos y r¨ªos repercutieron "negativamente" en el desove de los peces.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.